Bach, siempre
Cada mes de marzo o de abril, la proximidad de los d¨ªas de la Semana Santa nos trae cada a?o a las programaciones de los conciertos de m¨²sica cl¨¢sica las Pasiones de Juan Sebasti¨¢n Bach.Con ellas, los aficionados a la m¨²sica nos santificamos. Volver a ver y a oir las Pasiones de Juan Sebasti¨¢n Bach, en medio del fragor habitual de rom¨¢nticos, posrom¨¢nticos y asimilados, es para muchos espectadores de conciertos (entre los que se cuenta este comentarista) algo semejante a lo que debe ser para los amantes del cine revisar, en medio de las programaciones cinematogr¨¢ficas comerciales de hoy, las viejas pel¨ªculas de, por ejemplo, Carl Theodor Dreyer o de Robert Bresson.
Es decir: asisrtir a la m¨²sica pura, desnuda, intimista, emocionante, en la que no se sabe qu¨¦ admirar m¨¢s, si las arias o los corales; si la delicadeza y la fuerza de los acompa?amientos instrumentales o la sabidur¨ªa constructiva.
La Pasi¨®n seg¨²n san Juan
De Juan Sebasti¨¢n Bach. Int¨¦rpretes: International Bach Akademie. Director: Helmut Rilling. Ciclo Academia Arm¨®nica, Madrid Cultural. Teatro Monumental, d¨ªa 8 de abril.
Odiosa comparaci¨®n
La Pasi¨®n seg¨²n san Juan se suele interpretar con bastante menos frecuencia que la Pasi¨®n seg¨²n San Mateo y goza, por comparaci¨®n, de una estimaci¨®n ambiental menor. Nos encontramos ante una odiosa comparaci¨®n, pues ambas pasiones son obras en realidad muy diferentes. La Pasi¨®n seg¨²n san Mateo llega a la intimidad desde los grandes medios, mientras que la Pasi¨®n seg¨²n san Juan, con efectivos m¨¢s limitados, alcanza un dramatismo, una intensidad y una pasi¨®n (nunca fue m¨¢s oportuna la palabra) incontenibles.Helmut Rilling respira esta m¨²sica como se respira el aire de todos los d¨ªas. Residente de la Academia Internacional Bach desde el a?o 1981, este kapelle meister de lujo vino a Espa?a en esta ocasi¨®n con la orquesta de c¨¢mara Franz Liszt de Budapest y con el coro Cantoria G?chinger de Sttutgart.
Ambos son conjuntos correctos pero no extraordinarios, que se ajustaron al pie de la letra a concepto formal de Rilling: un Bach s¨®lido, tradicional, experto en la globalidad y atento al detalle. Gay que destacar, de entre el aceptable cuadro de los solistas el Evangelista interpretado por Michael Schade, que es pieza fundamental para mantener la tensi¨®n de una obra que se ofreci¨® de manera integral y sin interrupci¨®n.
El p¨²blico, en gran medida conformado por gente joven -la gente guapa estaba a esas horas escuchando probablemente , Daniel Barenboim y la Sinf¨®nica de Chicago-, sigui¨® con absoluta entrega el desarrollo de un concierto que concluy¨® entro ovaciones y bravos interminables.
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