Per¨² deslumbra con el tesoro de Sip¨¢n
Siete kilos de oro descubren el esplendor del ¨²ltimo gran descubrimiento arqueol¨®gico

Diecinueve valiosos objetos, la mayor¨ªa de oro, de los 600 que se hallaron en 1987 al norte de Per¨² en la tumba de un gobernante conocido desde entonces como El Se?or de Sip¨¢n, se muestran por primera vez al p¨²blico en Sevilla, en el pabell¨®n de ese pa¨ªs andino. Tras su restauraci¨®n en Alemania, los aderezos, que pesan siete kilos en oro, deslumbran no s¨®lo por su valor y su precioso labrado, sino porque descubren la complejidad de una cultura, la mochica, desarrollada entre los siglos I al VI despu¨¦s de Cristo, tan avanzada t¨¦cnicamente como sanguinaria en el ejercicio del poder.
Los organizadores de la muestra han preparado un montaje con unos mu?ecos que representan lo que debi¨® ser El Se?or de Sip¨¢n y dos de sus guardianes. Todos est¨¢n vestidos y tocados con ricos vestidos y joyas falsas, y El Se?or de Sip¨¢n est¨¢ de pie, lo que tambi¨¦n debi¨® ser falso, pues un hombre de su categor¨ªa siempre iba en litera, jam¨¢s caminaba para no contaminarse con la tierra.Es detr¨¢s de este montaje did¨¢ctico, en una discreta vitrina, donde se suceden las maravillas: los ricos objetos aut¨¦nticos encontrados en la tumba de El Se?or de Sip¨¢n, mostrados por primera vez al p¨²blico con motivo de la Expo. En la caja f¨²nebre se hallaron 11 capas sucesivas de ornamentos, con estandartes; adornos de plumas; 11 pectorales formados por miles de peque?as cuentas de concha; brazaletes de turquesas de dos mil¨ªmetros de di¨¢metro perforadas (obras exquisitas de artesan¨ªa); la corona de oro, emblema semilunar de casi un kilo de peso; la funda dental y de los ojos... Y la nariguera, un s¨ªmbolo de poder que se colocaba sobre la boca para ocultar el gesto: los hombres semidivinos son como estatuas vivientes, carecen de expresi¨®n.
Todos estos detalles los cont¨® ayer de forma apasionada el arque¨®logo descubridor de El Se?or de Sip¨¢n, Walter Alva, director tambi¨¦n del museo Brunning en Lambayeque, donde 'descansar¨¢ el esqueleto y su tesoro despu¨¦s de su restauraci¨®n completa.
La cultura mochica, desarrollada en la costa peruana entre los siglos 1 al VI despu¨¦s de Cristo, logr¨® grandes avances en terrenos como la metalurgia, los cultivos y la irrigaci¨®n hidr¨¢ulica, incluidos los sistemas de vasos comunicantes. El Se?or de Sip¨¢n era un gobernante que reun¨ªa los atributos del m¨¢s alto rango, militar, religioso y civil, en un peque?o valle donde ejerc¨ªa el poder absoluto sobre unas 200.000 personas. "Tal suntuosidad, cuando ¨¦ste es apenas el se?or de un peque?o valle, da una idea de esplendor que, trasladada al imperio de los incas, habr¨ªa que multiplicar por mil", dice Alva.
Muestra del r¨¦gimen sanguinario que ejerc¨ªa El Se?or de Sip¨¢n son los sonajeros encontrados en su tumba y que se muestran en Sevilla. En ellos est¨¢ tallada la representaci¨®n de la divinidad suprema: el degollador, el due?o de la vida (en una mano una cabeza decapitada y en la otra un cuchillo), un personaje mitol¨®gico con boca de jaguar, alas y cuerpo de hombre. El cetro y el cuchillo de sacrificio, medio kilo de oro y 400 gramos de plata, respectivamente, son sus s¨ªmbolos militares. En el cetro aparece tallado el sacrificio de un prisionero de guerra, prerrogativa que ejerc¨ªa El Se?or de Sip¨¢n.
Filos¨®ficamente, la cultura que encarna es dualista: m¨¢s y menos, d¨ªa y noche, oro y plata, bien y mal. Como en Oriente, no pueden existir lo uno sin lo otro. En las ceremonias, el cactus alucin¨®geno Sampedro, con la mescalina como principio activo, y la hoja de coca, eran utilizados con fines rituales, como predisposici¨®n de entrada a la otra realidad durante la ceremonia.
El Se?or de Sip¨¢n fue sepultado con ocho de sus principales acompa?antes, que supuestamente lo siguieron voluntariamente, entre ellos tres de sus mujeres, ninguna de m¨¢s de 20 a?os, un perro, dos llamas y un ni?o, personaje que abre el mundo de los muertos. La cultura de Sip¨¢n cree en la grosera temporalidad del mundo sublunar y por eso su tesoro entra con ¨¦l en el mundo de los muertos.
S¨®lo en el valle en el que se encontr¨® al Se?or de Sip¨¢n existen casi cien tumbas sin excavar. Actualmente se est¨¢ trabajando en dos de ellas y en pocos meses habr¨¢ descubrimientos que Alva sugiere que ser¨¢n sorprendentes.
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