El Gobierno franc¨¦s reforma la Constituci¨®n para adaptarla al Tratado de Maastricht
El Gobierno socialista franc¨¦s aprob¨® ayer la reforma de la Constituci¨®n necesaria para que Par¨ªs pueda ratificar el Tratado de Maastricht. A la carta magna francesa se te a?adir¨¢ un nuevo art¨ªculo -De la Uni¨®n Europea- que autoriza el voto de los ciudadanos comunitarios en las elecciones municipales y permite al Estado renunciar a su soberan¨ªa en materia monetaria y de pol¨ªtica de visados. El pr¨®ximo mes, el Parlamento deber¨¢ pronunciarse sobre esta reforma.
Reci¨¦n salida de unas elecciones regionales que han transformado su paisaje pol¨ªtico y han forzado un cambio de Gobierno, Francia ha entrado de pleno en el debate sobre la nueva fase de la construcci¨®n europea decidida en la ¨²ltima cumbre comunitaria. El proceso ha sido acelerado por la sentencia del Tribunal Constitucional que considera que tres aspectos del Tratado de Maastricht -la moneda ¨²nica, la pol¨ªtica com¨²n de visados y el voto de los ciudadanos comunitarios- son contrarios a la actual ley de leyes francesa.
Como anunci¨¦ el presidente Fran?ois Mitterrand el pasado 13 de abril, el Gobierno ha trabajado con rapidez. El Consejo de Ministros aprob¨® ayer un a?adido a la Constituci¨®n titulado De la Uni¨®n Europea, que consiste en dos art¨ªculos. El primero autoriza al Estado franc¨¦s a transferir a la Comunidad Europea (CE), "bajo reserva de reciprocidad", las competencias necesarias para la creaci¨®n de una moneda ¨²nica y para el establecimiento de reglas comunes en lo relativo a la traves¨ªa de las fronteras.
Siempre "bajo reserva de reciprocidad", el segundo art¨ªculo concede a los ciudadanos de la CE residentes en Francia la posibilidad de votar y ser elegidos en las elecciones municipales. No obstante, el texto precisa que esos extranjeros no podr¨¢n ejercer las funciones de alcalde o adjunto al alcalde.
Impopularidad
El presidente franc¨¦s tiene prisa por llevar a buen t¨¦rmino el proceso de construcci¨®n europea. A sus 75 a?os de edad, Mitterrand aborda la etapa final de su presidencia en una situaci¨®n caracterizada por su impopularidad y por la posibilidad de tener que cohabitar con un Gobierno de derechas a partir de marzo de 1993. Mitterrand pretende culminar su "¨²ltima gran misi¨®n hist¨®rica" antes de que pueda verse obligado a jubilarse.
A partir del pr¨®ximo 5 de mayo, el texto aprobado ayer por el Gobierno ser¨¢ sometido a la Asamblea Nacional y al Senado. Si ambas c¨¢maras adoptan la reforma separadamente, deber¨¢n consagrarla en una reuni¨®n conjunta en el palacio de Versalles. Esa consagraci¨®n necesitar¨¢ el voto favorable de tres quintas partes de los representantes del pueblo. S¨®lo entonces Francia podr¨¢ ratificar el Tratado de Maastricht.
La clase pol¨ªtica francesa est¨¢ profundamente dividida sobre esta ratificaci¨®n y sus posiciones traspasan con frecuencia sus habituales corrientes partidarias. Dentro del mismo partido socialista, el ex ministro de Defensa Jean Pierre Chev¨¦nement no oculta su hostilidad hacia un tratado que considera debiera de "enmendarse y renegociarse". La oposici¨®n de derechas carece todav¨ªa de una estrategia com¨²n ante la ofensiva mitterrandiana. Mientras, una poderosa minor¨ªa neogaullista se ha alzado contra los abandonos de soberan¨ªa exigidos por Maastricht, el ex presidente Valery Giscard d'Estaing, apoya la ratificaci¨®n del tratado.
Los comunistas, el ultraderechista Frente Nacional y socialistas disidentes militan tambi¨¦n en un frente de rechazo que, como teme Mitterrand, puede fortalecerse si el proceso pol¨ªtico y legal se alarga.
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