Los kurdos en Turqu¨ªa, una guerra secreta
Los autores denuncian la que consideran actitud represiva del Gobierno turco hacia las aspiraciones nacionalistas de la poblaci¨®n kurda, concentrada en el sureste del pa¨ªs, y condenan lo que, en su opini¨®n, es culpable silencio o interesada complicidad con Ankara de varios pa¨ªses occidentales
El pasado 21 de marzo se celebr¨® el D¨ªa Nacional del Kurdist¨¢n en las regiones del este de Turqu¨ªa, y se desencaden¨® una feroz represi¨®n por parte de las Fuerzas de Seguridad de Turqu¨ªa contra los manifestantes, con el resultado de m¨¢s de 80 muertos y cientos de heridos. Posteriormente, la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdist¨¢n (PKK) realiz¨® una contraofensiva desencadenando una guerra abierta que ya ha causado cientos de muertos, muchos de ellos civiles, a causa de los bombardeos indiscriminados de la aviaci¨®n turca sobre las ciudades.Los firmantes de este art¨ªculo visitamos la zona en conflicto unos d¨ªas antes de iniciarse los combates abiertos y tuvimos ocasi¨®n de conocer directamente la situaci¨®n, entrevist¨¢ndonos con diputados kurdos elegidos en. el Parlamento turco, periodistas turcos y kurdos y dirigentes pol¨ªticos kurdos de numerosas localidades que est¨¢n siendo bombardeadas en estos momentos.
Lo cierto es que el llamado Kurdist¨¢n turco o este de Turqu¨ªa es una zona ocupada militarmente, donde rige el estado de excepci¨®n desde hace m¨¢s de 13 a?os, manteniendo a la poblaci¨®n kurda sin garant¨ªas constitucionales y al arbitrio de los mismos militares y polic¨ªas que siguen sin permitir una plena transici¨®n democr¨¢tica en Turqu¨ªa.
En este caso no hablamos de una peque?a minor¨ªa. La poblaci¨®n kurda representa aproximadamente el 20% de los 25 millones de habitantes con que cuenta Turqu¨ªa, cuya constituci¨®n y leyes les niega cualquier derecho a la existencia como pueblo, al estudio de su lengua y cultura y al desarrollo de cualquier tipo de autonom¨ªa. Baste como ejemplo que el nuevo Gobierno turco, surgido de las elecciones de octubre de 1992, ha permitido el uso de la lengua kurda hablada como m¨¢xima concesi¨®n posible al pueblo kurdo.
Lucha por sobrevivir
Por lo dem¨¢s, la vida cotidiana en el Kurdist¨¢n turco es una continua lucha por la supervivencia en medio de una guerra no declarada por parte de un Estado contra sus propios ciudadanos, que se exponen a morir por los bombardeos indiscriminados de la aviaci¨®n turca, a ser ametrallados en alguno de los numerosos controles que instala el Ej¨¦rcito y la polic¨ªa en pueblos y carreteras o a ser sacados de su casa en plena noche para no volver a ser vistos.
El Estado turco niega que existan estas pr¨¢cticas (que est¨¢n plenamente comprobadas) y justifica la aplicaci¨®n ininterrumpida de este estado de excepci¨®n afirmando que es necesario para acabar con la guerrilla del PKK.
Sin embargo, es f¨¢cilmente comprobable que la mayor¨ªa de las acciones militares no producen m¨¢s que muertos civiles y casi nunca afectan a la guerrilla, que, por otra parte, goza de enorme apoyo entre la poblaci¨®n kurda. A su vez, la guerrilla, que llama a la negociaci¨®n con el Gobierno, admite que dicha negociaci¨®n puede llevar a cabo con los diputados kurdos elegidos en el Parlamento turco, a quienes el PKK admite como representantes del pueblo kurdo.
Estos diputados kurdos elaboraron una declaraci¨®n solicitando el fin del estado de excepci¨®n en la zona y la b¨²squeda de una soluci¨®n negociada al conflicto, afirmando que existe una guerra real en la zona y que, por tanto, existen dos partes en conflicto que podr¨ªan negociar entre ellas si el Gobierno no tratara a la guerrilla como a simples terroristas. Dados estos hechos, no podemos dejar de preguntarnos c¨®mo es posible considerar a Turqu¨ªa un fiel aliado en el seno de la OTAN y un candidato a ingresar en la Comunidad Europea cuando no respeta una gran parte de los derechos humanos internacionalmente reconocidos.
Desde la guerra del Golfo, Turqu¨ªa se ha convertido en un socio privilegiado de la OTAN por la contenci¨®n de posibles nuevos conflictos en la zona, y, a cambio, se le permite actuar a placer en su pol¨ªtica de represi¨®n de la poblaci¨®n kurda.
El a?o pasado asistimos a un despliegue internacional de fuerzas militares para impedir la masacre de los kurdos de Irak a manos del ej¨¦rcito de Sadam Husein. Muchos de ellos se refugiaron en Turqu¨ªa y se hallan desde entonces en campos de concentraci¨®n custodiados por el Ej¨¦rcito turco, viviendo en tiendas de campa?a con temperaturas de 10 grados bajo cero y sin derecho a recibir visitas, lo que nos oblig¨® a observar uno de dichos campos, en el que viv¨ªan varios miles de refugiados, con teleobjetivo. Por cierto, que su paup¨¦rrimo aspecto revelaba que hab¨ªan recibido escasa o nula ayuda internacional, a pesar de la gran cantidad que se ha enviado a Turqu¨ªa, y no nos referimos ¨²nicamente a la famosa ropa recogida por la Cruz Roja Espa?ola.
Y mientras todo esto est¨¢ ocurriendo, la comunidad internacional y el Gobierno espa?ol callan interesadamente e intentan vender armas que luego son utilizadas en el conflicto del Kurdist¨¢n. Deber¨ªa bastar para detener este comercio el que estas armas se vendan a un pa¨ªs envuelto en un conflicto armado (aunque sea una guerra no declarada), pero mucho m¨¢s el que se utilicen contra la poblaci¨®n civil de manera indiscriminada.
Venta de armas
Sin embargo, se siguen vendiendo armas y se negocia la venta de un n¨²mero cada vez mayor de equipos militares. Baste decir que, una semana antes de que comenzasen los enfrentamientos armados en el este de Turqu¨ªa, el almirante Mart¨ªn Granizo, jefe de la JUJEM, se hallaba en Ankara entrevist¨¢ndose con su hom¨®logo turco. Asimismo se est¨¢ negociando la venta de aviones militares de transporte fabricados por CASA y la transferencia de los tanques M-48 que Espa?a est¨¢ obligada a destruir en virtud de los Acuerdos sobre Fuerzas Convencionales en Europa (CFE).
Este tipo de comercio debe terminar, estableciendo la CE y Espa?a una nueva relaci¨®n con Turqu¨ªa que fuerce a los militares a abandonar todo control sobre el desarrollo democr¨¢tico del pa¨ªs, y al Gobierno a negociar un status de autonom¨ªa para el pueblo kurdo que permita el desarrollo de su lengua y cultura, as¨ª como la elecci¨®n de un Parlamento aut¨®nomo y el autogobierno en una gran cantidad de materias que la experiencia espa?ola demuestra que es posible gestionar aut¨®nomamente en el marco de un Estado unitario.
Si el Gobierno turco aceptase estas propuestas se sentar¨ªan las bases de una soluci¨®n pac¨ªfica y negociada para los anhelos de libertad del pueblo kurdo. Si contin¨²a la actual escalada militar, el conflicto derivar¨¢ en una guerra civil abierta que no s¨®lo afectar¨¢ a Irak y a Turqu¨ªa, sino tambi¨¦n a Siria, Armenia e Ir¨¢n, pa¨ªses donde existen importantes comunidades kurdas, lo que podr¨ªa acarrear unas consecuencias incalculables para la estabilidad de Europa.
Lo que est¨¢ claro es que el pueblo kurdo no va a abandonar sus deseos de libertad. A nosotros nos corresponde ayudar a que lo consigan pac¨ªficamente o continuar callando como hasta ahora.
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