Zeus y el fax
El encargo que cada a?o presentan en la sala Olimpia el Teatro L¨ªrico Nacional y los centros de Difusi¨®n de la M¨²sica Contempor¨¢nea y de Nuevas Tendencias Esc¨¦nicas ha correspondido esta vez al escritor Luis Carandell (Barcelona, 1929) y al compositor Jacobo Dur¨¢n L¨®riga (Madrid, 1958). Los dos eran noveles en el dif¨ªcil campo del teatro musical y ambos obtuvieron bastantes aplausos de un p¨²blico en el que predominaban los j¨®venes junto a numerosos profesionales de la m¨²sica, el teatro y la danza.Hubo alguna disconformidad con los responsables del montaje. Escogieron Dur¨¢n L¨®riga y Carandell como tema una de las obras de Shakespeare menos explotadas por los m¨²sicos: Tim¨®n de Atenas, cuyos remotos antecedentes est¨¢n en un di¨¢logo de Luciano de Samosata (125-185). Purcell compuso su Tim¨®n en 1694, 16 a?os despu¨¦s del de Lewis Grabu, y Leopoldo I volvi¨® a tratar el tema en 1696.
Tim¨®n de Atenas
De Luis Carandell y Jacobo Dur¨¢n P¨®riga. Int¨¦rpretes: J. Cabero, P. P¨¦rez ??igo, M. Berm¨²dez y F. Garrigosa. Direcci¨®n musical: J. L. Temes. Direcci¨®n esc¨¦nica: J. L. Saiz. Escenograf¨ªa y vestuario: Gabriel Carrascal. Iluminaci¨®n: Josep Solbes. Orquesta titular del Teatro L¨ªrico Nacional. Sala Olimpia. Madrid, 24 de abril.
Juego de contrastes
Curiosamente, casi han coincidido en la nueva operizaci¨®n de Tim¨®n de Atenas los espa?oles y el brit¨¢nico Stephen Oliver (Liverpool, 1950), que estren¨® su Tim¨®n el 17 de mayo del a?o pasado en la English National Opera.
Es muy vieja la pol¨¦mica oper¨ªstica sobre el predominio de la palabra sobre la m¨²sica o al rev¨¦s, pero lo fundamental -el gran triunfo del melodrama italiano- es la acci¨®n dram¨¢tica igualmente sustantiva en el escenario y en la misma partitura.
El libreto de Carandell, aun sin esa potencialidad -carencia de buena parte del operismo de nuestro siglo-, tiene ingenio en su juego de contrastes: el pasado y lo actual, Zeus y el fax, el lenguaje llano y el m¨¢s altisonante que est¨¢ bien escrito no es necesario decirlo.
. Dur¨¢n L¨®riga ha ajustado su invenci¨®n al buen libreto e incluso ha-multiplicado los contrastes: lo metaf¨®ricamente hel¨¦nico (aulos y arpa) se enfrenta a la explosi¨®n del jazz, el melodismo diat¨®nico y l¨ªrico (comienzo del segundo acto) con el recitante y esquinado cuyos antecedentes llenan casi lo que va de siglo y que en Dur¨¢n parecen conectarse con el de Luis de Pablo en sus dos ¨®peras, del mismo modo que puede relacionarse con las soluciones orquestales de Luis la renuncia a los tutti convencionales para manejar la orquesta por individualidades y grupos que diversifican la continuidad musical. Como obra primera, en la partitura de Dur¨¢n L¨®riga hay excesos. Para empezar, el de extensi¨®n -dos horas y media para un libreto m¨¢s bien sucinto-, y para continuar, ese af¨¢n, por decirlo todo, propio de las creaciones primerizas. Creo que valdr¨ªa la pena repetir el gesto que tanto gran maestro llev¨® a cabo y perfeccionar el estilo de las formas, para lo que no hay otro camino sino el de la condensaci¨®n y el de la renuncia.
Obra muy dificil para los int¨¦rpretes, es muy de elogiar el tour de force del bar¨ªtono Francisco Garrigosa en Tim¨®n; la labor, igualmente bella y segura, de Paloma P¨¦rez Migo en FlaviaAtenea; la del bajo Eduardo Berm¨²dez en Apemanto-Hecestos, y la de Joan Cabero en AlcibiadesZeus. Suelta y funcional la regie, y la direcci¨®n musical de Jos¨¦ Luis Temes acaso un poco excesiva de fuertes.
Esc¨¦nicamente, Tim¨®n de A tenas no se ajust¨® demasiado a la idea de los autores. Ni los escenarios, ni los trajes y no-trajes, ni los efectos pasar¨¢n a la historia de la direcci¨®n teatral, y en algunos momentos los recursos de luz acercaban el escenario a los espect¨¢culos de un night club de lujo. Se cumpli¨® lo que acaso es el principal objetivo de estos encargos: impulsar a nuestros escritores y compositores al cultivo de la ¨®pera.
Babelia
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