Los afganos hacen frente al dif¨ªcil reto de construir una sociedad pac¨ªfica
Un guerrillero isl¨¢mico entr¨® un d¨ªa en el Hotel Intercontinental de Kabul y cuando las puertas del ascensor se abrieron autom¨¢ticamente dio un paso atr¨¢s asustado. Como este muyahid, que agot¨® la mayor parte de su vida entre riscos y lanzagranadas, la mayor parte de los habitantes de Afganist¨¢n, analfabetos o escasamente ilustrados, apenas si est¨¢n preparados para el desaf¨ªo de una nueva vida civil y pac¨ªfica.
El Consejo Provisional de Gobierno, cuyos primeros objetivos son alimentar adecuadamente a 22 millones de personas y recobrar la energ¨ªa el¨¦ctrica en la capital, afronta un trabajo de reconstrucci¨®n nacional gigantesco, pero antes de nada deber¨¢ conseguir la pacificaci¨®n de las guerrillas de Gulbudin Hekmatiar que, derrotadas en Kabul, luchan en zonas rurales como en los tiempos de la resistencia contra la ocupaci¨®n sovi¨¦tica."Ese hombre que ve usted con el Kal¨¢shnikov todos los d¨ªas en cualquier parte del pa¨ªs no sabe hacer otra cosa que disparar. Cada persona puede tener hasta cinco armas. La Uni¨®n Sovi¨¦tica y Estados Unidos convirtieron este pa¨ªs en un arsenal", dice un joven estudiante de Medicina cuya ¨²nica aspiraci¨®n es instalarse definitivamente en Estados Unidos.
"La vida humana", a?ade, "no tiene ning¨²n valor". "Era m¨¢s sencillo matar a una persona que a un p¨¢jaro". Afganist¨¢n decretar¨¢ pronto la ley isl¨¢mica Sharia, que establece entre otros mandamientos la amputaci¨®n de un miembro en caso de robo, pero tardar¨¢ d¨¦cadas en recuperar parte de la destrucci¨®n causada por 13 a?os de guerra.
El profesor Moyadedi, nuevo presidente de Afganist¨¢n, prometi¨® ayer en la mezquita principal de Kabul ser generoso con la suerte del ex presidente Mohamed Najibul¨¢, bajo protecci¨®n en una sede de la ONU.
Pero m¨¢s que la suerte del proc¨®nsul de Mosc¨², a los ciudadanos de este pa¨ªs les preocupa c¨®mo salir de su miserable existencia. Los afganos poco saben del mundo exterior tras un aislamiento de d¨¦cadas.
La nueva Administraci¨®n efect¨²a declaraciones moderadas y no es probable un alineamiento a corto plazo con Ir¨¢n. "Este pa¨ªs necesita una masiva ayuda exterior, y a nadie en el consejo le interesa manifestarse fan¨¢ticamente. S¨®lo conseguir¨¢n retrasar la asistencia internacional", comentaba un periodista brit¨¢nico con a?os de experiencia en Afganist¨¢n.
Pocas cosas funcionan en Kabul. Los centros acad¨¦micos est¨¢n cerrados, al igual que en el aeropuerto se carece de electricidad; el agua es intermitente, y la comida se vende a precios astron¨®micos.
El comandante Ahmed Sha Masud, el l¨ªder guerrillero moderado y actual ministro de Defensa, consolida su poder al frente de unos guerrilleros que deber¨¢n ser reconvertidos en fuerzas armadas, y el consejo isl¨¢mico demanda ayuda a los pa¨ªses aliados.
El general Dostam, por su parte, intentaba ayer lavar su imagen de mercenario y ofreci¨® su colaboraci¨®n al nuevo Gobierno, como poco tiempo atr¨¢s la aplic¨® a sangre y fuego con el r¨¦gimen expulsado.
En las calles de Kabul, camiones paquistan¨ªes, con sacos de harina, reparten su cargamento, y la poblaci¨®n se api?a en los puestos de distribuci¨®n demostrando sus verdaderas prioridades.
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