Libertad despu¨¦s de 18 a?os de inocencia
Judith Ward abandona la prisi¨®n donde estuvo por cr¨ªmenes del IRA que jam¨¢s cometi¨®
Judith Ward acaba de quedar en libertad despu¨¦s de 18 a?os. Ingres¨® en prisi¨®n a los 25 a?os, condenada por cr¨ªmenes que jam¨¢s cometi¨®: no pertenec¨ªa al IRA, ni puso la bomba que revent¨® un autob¨²s y mat¨® a 12 personas en Leeds, en 1974. Dorm¨ªa en un portal de Liverpool, sin hogar ni dinero, cuando fue detenida. La polic¨ªa remiti¨® inmediatamente al juez una confesi¨®n completa, y ¨¦ste despach¨® el caso con 12 cadenas perpetuas. Lo que ahora se ha sabido es que la confesi¨®n era s¨®lo una de las muchas efectuadas por Ward. En otras dec¨ªa tener 14 a?os, ser viuda de Michael McVerry (un miembro del IRA muerto por la polic¨ªa), y amiga del Che Guevara. Scotland Yard sab¨ªa que Judith Ward padec¨ªa una grave esquizofrenia y que sus declaraciones no eran ciertas. La polic¨ªa sab¨ªa que Ward era inocente, porque comprob¨® que el d¨ªa del atentado estaba muy lejos de Leeds. Pero esa informaci¨®n fue ocultada a los jueces.?sta es la cuarta vez en que la justicia brit¨¢nica se ve obligada a revisar condenas por terrorismo. Los cuatro de Guilford, los seis de Birmingham y la familia Maguire fueron condenados, como Ward, sobre una base de confesiones absurdas, pruebas. fabricadas y ex¨¢menes periciales equivocados.
Anne Maguire, que pas¨® ocho a?os con Ward en la c¨¢rcel de Durham, estaba ayer entre el p¨²blico que celebr¨® la libertad de la infeliz mit¨®mana. Tambi¨¦n estaban Hugh Callaghan, Billy Power y Paddy Hill, tres de los seis de Birmingham. Los jueces de la High Court londinense no esperaron al fin de la vista para dejar libre a Judith Ward:"?Quiere irse ahora mismo, bajo fianza, o prefiere asistir al resto de los procedimientos?", le preguntaron. "Muchas gracias, esperar¨¦", respondi¨® sonriente. Ward ha sonre¨ªdo todos estos a?os, encerrada en solitario en una celda de m¨¢xima seguridad. Los m¨¦dicos son pesimistas sobre su equilibrio ps¨ªquico y sus posibilidades de adaptaci¨®n a la libertad.
La terrible injusticia cometida contra Judith Ward arroja una nueva mancha sobre la polic¨ªa y los jueces, brit¨¢nicos. Los casos de Ward, Guilford, Birmingham y Maguire no fueron simples errores judiciales, sino el resultado de actuaciones incompetentes o simplemente perversas de los encargados de la maquinaria legal. Las investigaciones internas abiertas por Scotland Yard no han dado lugar, sin embargo, m¨¢s que a jubilaciones anticipadas y suspensiones de empleo y sueldo de algunos agentes.
Estos esc¨¢ndalos no se circunscriben a los juicios por terrorismo. En febrero fue puesto en libertad Stefan Kiszko, de 40 a?os, tras cumplir 16 a?os de prisi¨®n por la violaci¨®n y asesinato de un ni?o. Kiszko no pudo cometer el delito, porque en el cuerpo del peque?o se encontr¨® semen y ¨¦l era incapaz de producirlo. Este detalle cl¨ªnico sobre Kiszko, bien conocido por la polic¨ªa, jam¨¢s fue comunicado a los jueces que le condenaron. Kiszko fue atacado varias veces por otros reclusos y se le incomunic¨® en un pabell¨®n psiqui¨¢trico, para garantizar su seguridad. Enloqueci¨® poco a poco. Ahora est¨¢ oficialmente libre, pero su estado mental le impide salir a la calle. Sigue encerrado, ahora como paciente, en un manicomio.
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