La preposici¨®n 'de'

De peque?a me gustaba bajar a jugar a la calle con mis amigos, jugar con los bonis de colores en la arena, con las chapas o al escondite, sobre todo al escondite, porque si nos escond¨ªamos en la acera de enfrente, ya no era nuestra calle, era otra. Pero fui haci¨¦ndome mayor y lo que de peque?a era un juego despu¨¦s me hizo pensar: ?por qu¨¦ mi calle tiene dos nombres diferentes? Ahora ya lo veo un poco m¨¢s claro. Ocurre que donde yo vivo (La Elipa), un barrio como otro cualquiera, si un d¨ªa est¨¢s enfermo y precisas de asistencia m¨¦dica a domicilio, para que el m¨¦dico llegue a tu casa tienes que salir a la calle a esperarle, pues no la encuentra; si necesitas del servicio de bomberos, del servicio policial o de cualquier otro, siempre ocurre lo mismo... ?Por qu¨¦?Resulta que una misma calle est¨¢ repartida por todo el barrio sin orden alguno. Da la sensaci¨®n de que alguien, un d¨ªa, se puso a jugar una partida de dados con las casas y calles de mi barrio, les puso un n¨²mero y: tres casas para Santa Felicidad y dos para Pablo Lafargue; ocho casas para Santa Prisca y cinco para San Lamberto...

Ahora s¨ª, ahora han decidido que las dos aceras de mi calle tengan el mismo nombre (de la misma manera que la calle de Alcal¨¢ lo es tanto a la derecha como a la izquierda, ?no?), y han puesto las chapas de identificaci¨®n con el nombre de la calle, y... de nuevo hacen las cosas a medias, y para no dejar de confundir a vecinos y visitantes, puedes encontrarte con la calle de Jos¨¦ Luis de Arrese y en la acera de enfrente con la calle de Jos¨¦ Luis Arrese. ?Es tan dificil hacer las cosas bien?-