Escasez de agua
CON SEQU?A o sin ella, Espa?a est¨¢ obligada, de acuerdo con su r¨¦gimen pluviom¨¦trico, a realizar en todo tiempo una pol¨ªtica rigurosa de racionalizaci¨®n de sus recursos h¨ªdricos. Actuar por decreto en este campo puede estar justificado para paliar efectos coyunturales, pero los problemas de fondo deben ser abordados desde los presupuestos de una pol¨ªtica cuidadosamente planificada, con participaci¨®n solidaria de todas las instancias responsables: Gobierno central, Gobiernos de las comunidades aut¨®nomas y confederaciones hidrogr¨¢ficas, principalmente.El temporal de nieve de primeros de abril congel¨® moment¨¢neamente las medidas previstas para hacer frente a las secuelas perceptibles -fundamentalmente da?os en la agricultura y en la ganader¨ªa y riesgo de desabastecimiento en poblaciones y zonas tur¨ªsticas- de una temporada invernal especialmente parca en lluvias como la de 1992. Pero, pasado ese respiro pluviom¨¦trico, la escasez de lluvias primaverales ha vuelto a agudizar una situaci¨®n que de meramente "preocupante", en terminolog¨ªa oficial, ha pasado a ser claramente "alarmante". Los dos decretos aprobados ayer por el Consejo de Ministros -uno de medidas urgentes para regular el abastecimiento de agua y otro espec¨ªfico de ayudas a agricultores y ganaderos- responden plenamente a las necesidades de esta situaci¨®n.
A estas alturas ya puede hacerse un balance de los quebrantos econ¨®micos -principalmente por p¨¦rdida de cultivos, por tierras obligatoriamente dejadas en barbecho y por escasez de pastos- que la sequ¨ªa ha ocasionado en los sectores agr¨ªcola y ganadero. El Centro Nacional de J¨®venes Agricultores (CNJA) los cuantifica en 235.000 millones de pesetas, y es probable que la cifra final sea mayor si la lluvia no cae, de aqu¨ª a mediados de junio, en cantidad m¨¢s abundante que hasta ahora. El Gobierno ha arbitrado una serie de medidas con el fin de que agricultores y ganaderos puedan resarcirse de esas p¨¦rdidas: garant¨ªas de cobro de los correspondientes seguros en unos casos, o de indemnizaci¨®n compensatoria en otros; cr¨¦ditos baratos para la compra de piensos y aplazamiento del. pago de las tarifas de riego, entre otras.
Pero es el decreto de medidas urgentes para paliar la escasez de agua el que intenta influir de alg¨²n modo en las causas y no en los efectos de la sequ¨ªa. La reordenaci¨®n de los recursos h¨ªdricos existentes en las cuencas m¨¢s afectadas -Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir, J¨²car y Segura-, el trasvase solidario de los mismos, el agravamiento de las sanciones contra su contaminaci¨®n y la limitaci¨®n del consumo de agua en las zonas urbanas, en gran medida derrochador, constituyen el n¨²cleo de las medidas adoptadas por el Gobierno. Medidas que no deber¨ªan ser en modo alguno coyunturales, sino constituir, junto a otras, las piezas esenciales de una pol¨ªtica hidr¨¢ulica de car¨¢cter permanente.
Una pol¨ªtica de aguas previsora debe tener cada vez m¨¢s como objetivos prioritarios la acumulaci¨®n de reservas y la racionalizaci¨®n de su consumo. El primer objetivo corresponde enteramente a la iniciativa de los poderes p¨²blicos, pero el segundo queda en manos, mayoritariamente, de los ciudadanos. Que Espa?a sea, despu¨¦s de Estados Unidos y Canad¨¢, el pa¨ªs de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) que m¨¢s agua consume por ciudadano -cerca de 1.200 metros c¨²bicos al a?o- se aviene mal con su condici¨®n de pa¨ªs seco. Como el r¨¦gimen pluviom¨¦trico es el que es, no queda otra salida que moderar el consumo disparado, industrial y humano, y potenciar las pol¨ªticas de almacenamiento.
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