Italia sigue inmersa en una grave crisis pol¨ªtica pese a la tregua que supuso la elecci¨®n de Scalfaro
Una mayor¨ªa, forzada por la magnitud del atentado mafioso contra el juez Giovanni Falcone, eligi¨® en la noche del pasado lunes nuevo presidente de la Rep¨²blica de Italia en la persona del democristiano Oscar Luigi Scalfaro. Sin embargo, los partidos salieron a¨²n m¨¢s divididos de la prueba, lo que dificultar¨¢ las pr¨®ximas negociaciones para la formaci¨®n de Gobierno. Scalfaro, representa, por otra parte, una garant¨ªa de legalidad, un ¨¢rbitro fiable, pero en modo alguno una voluntad de reforma de las instituciones. ?De d¨®nde saldr¨¢, en estas circunstancias, el impulso renovador que el sistema pol¨ªtico requiere?
Los italianos han tenido un respiro con la elecci¨®n de Oscar Luigi Scalfaro, porque el poco edificante espect¨¢culo mostrado durante las votaciones de los d¨ªas anteriores les estaba dando una imagen excesivamente cruda de su crisis. Los primeros an¨¢lisis de su elecci¨®n revelan, sin embargo, un panorama que deja poco margen de optimismo para el futuro inmediato. Una primera conclusi¨®n general es que Scalfaro fue elegido por estricta necesidad. Ninguno de los que le han votado le quer¨ªa realmente en ese puesto, salvo el ex radical Marco Pannella, que lo propuso antes que la Democracia Cristiana (DC) y que, con la llegada de un radical -aunque de derechas- a la presidencia de la Rep¨²blica, aparece como el ¨²nico vencedor de este combate.
No lo quer¨ªan los jefes de la Democracia Cristiana, su partido, que, sin embargo, no se atrevieron a proponer al republicano Glovanni Spadolini, porque no habr¨ªa sido aceptado por sus revueltas bases y, sobre todo, porque hacia Scalfaro tend¨ªa finalmente el voto decisivo de la mayor¨ªa del Partido Democr¨¢tico de la Izquierda (PDS).
Tampoco lo quer¨ªa el l¨ªder de ¨¦ste, Achille Oechetto, que hab¨ªa bloqueado con ¨¦xito cualquier soluci¨®n basada en un acuerdo entre la Democracia Cristiana y el Partido Socialista Italiano (PSI) sin conseguir, en cambio, la victoria de un candidato propio, por lo que acept¨® esta soluci¨®n de tablas dada la emergencia planteada en Sicilia.
Fuera de juego
Para el l¨ªder del PSI, Bettino Craxi, partidario de la evoluci¨®n de la Rep¨²blica italiana hacia el presidencialismo y con problemas m¨¢s graves que la media de los dem¨¢s grupos en el esc¨¢ndalo de la corrupci¨®n en Mil¨¢n, el candidato m¨¢s indeseable hab¨ªa de ser, en principio, un legalista y constitucionalista estricto como Sealfaro. Pero ante la perspectiva de una mayor¨ªa segura, Craxi no pod¨ªa quedarse fuera del juego. Tampoco la Rete, del ex alcalde de Palermo Leoluca Orlando, ni los verdes ten¨ªan preferencias iniciales por Scalfaro, tras el que se alinearon para integrar un bloque de izquierdas, con Parmella y el PDS.
Los socialdem¨®cratas se limitaron a seguir la corriente del viejo cuatripartito, al igual que los liberales, que han comentado con iron¨ªa la elecci¨®n de este llamado Pertini cat¨®lico con un ,,vuelve el Papa a su palacio", en expresi¨®n de Vittorio Sgarbi alusiva a los tiempos en que el palacio del Quirinal, sede de la presidencia de la Rep¨²blica, era la residencia del Pont¨ªfice, o con el 11 ahora nos tendremos que saludar con la se?al de la cruz" lanzado por el secretario socialdem¨®crata, Renato Altissimo.
A la cota de 672 votos lograda por Scalfaro le falt¨®, adem¨¢s, casi un centenar de votos del octopartito de apoyo. No le votaron la izquierda del PSI ni del PDS, ni, sobre todo, un buen n¨²mero de diputados de la DC, el partido m¨¢s desarticulado por la crisis.
Todos sus l¨ªderes han salido tan vencidos de la elecci¨®n presidencial, especialamente Giulio Andreotti, a quien su ex brazo derecho, Vittorio Sbardella, llama ya p¨²blicamente dinosaurio, que no se ve el modo de cubrir la secretar¨ªa que ha dejado vacante Arnaldo Forlani.
Recolocaci¨®n
El puzzle de recolocaci¨®n de personalidades en paro puede resolverse, aunque con un margen de tiempo. Bettino Craxi sigue esperando que Oscar Luigi Scalfaro le encargue formar Gobierno, en recuerdo de que ¨¦l le dio el Ministerio del Interior, el ¨²nico importante que el actual presidente ha tenido; Giulio Andreotti podr¨ªa pasar a presidente del Senado, si el del Gobierno fuera, en cambio, Glovanni Spadolini; el PDS trata de recuperar la presidencia de la C¨¢mara, que Scalfaro deja libre, aunque tambi¨¦n los socialistas aspiran a ese puesto. Pero lo que no se ha visto en la elecci¨®n presidencial es el impulso pol¨ªtico capaz de aglutinar esos acuerdos ni, sobre todo, de promover las reformas institucionales que el sistema italiano en su conjunto necesita a todas luces.
Sobre ese asunto, Oscar Luigi Scalfaro ya se ha definido suficientemente: "Las grandes reformas son s¨®lo un inmenso escaparate de una tienda peque?a y vac¨ªa. Pienso, en cambio, que lo m¨¢s revolucionario es la administraci¨®n normal, si se hace bien".
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