Un abrigo que sufre
La seriedad de un trabajo de investigaci¨®n teatral se respira desde el primer momento, y es el caso de Olga Mesa. Ella se interna en el mon¨®logo del vagabundo, el di¨¢logo con su sombra del que no tiene nada. Sus movimientos est¨¢n destinados a ocultar los ¨ªndices ordinarios de la armon¨ªa, y no por ello deja de haber bellos momentos dentro del ra¨ªdo gab¨¢n que recuerda un primer verso de Yeats donde un abrigo vac¨ªo y un bast¨®n resultan ser un viejo despreciable. La est¨¦tica del material degradado, la ternura sorda y cuestionable del arte povera conforman la escenografia: una gran instalaci¨®n escult¨®rica de origen tel¨²rico: arena, piedra volc¨¢nica, fuego, papel. Hay dureza escatol¨®gica y un poema corporal desesperado, amargo. La bailarina anuncia la soledad en su ritual de rabia y despojos.
Lugares intermedios
Coreograf¨ªa, interpretaci¨®n, espacio esc¨¦nico y vestuario: Olga Mesa; m¨²sica: Charo Calvo y Kaat de Windt. Madrid en Danza. Teatro Pradillo. 29 de mayo.
La pieza comienza cuando ella suelta lastre, y acaba con un breve baile lleno de mensajes sobre un horizonte sombr¨ªo. Mesa tiene amplia formaci¨®n y se la ve interesada en el gesto y en esa performance unipersonal donde no suele haber concesiones.
Babelia
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