Una decisi¨®n detestable

La sorprendente decisi¨®n del Tribunal Supremo de Estados Unidos en torno a la extradici¨®n con M¨¦xico sustenta el poder nacional a costa del honor nacional. (...) Para entender cu¨¢nto ofende esta norma a M¨¦xico y otros 102 pa¨ªses que tienen en vigor tratados de extradici¨®n con EE UU, s¨®lo se necesita imaginar c¨®mo se sentir¨ªan los estadounidenses si M¨¦xico, Francia o la India rompen su promesa y secuestran a un ciudadano de EE UU en una calle de Nueva York para someterle a juicio en el extranjero.Los diplom¨¢ticos del pa¨ªs tratan de poner pa?os calientes a la

decisi¨®n (...), pero no hay forma de ocultar la embarazosa situaci¨®n creada (...). El Tribunal Supremo parte de la argumentaci¨®n, verdadera en su literalidad, de que el tratado de extradici¨®n con M¨¦xico no dice nada de secuestros. As¨ª pues, el magistrado Rehnquist aplica una doctrina que se?ala que los tribunales tratar¨¢n a los acusados sin importar la forma en que fueron llevados hasta all¨ª. Sin embargo, la doctrina se refiere a los casos de secuestros hechos por cazadores de recompensas. Nada dijo el juez de c¨®mo aplicarlo en caso de que -el secuestro estuviera patrocinado directamente por el Estado (...).

Un esfuerzo diplom¨¢tico urgente puede enmendar el fiasco. (...) Estados Unidos no va a recuperarse inmediatamente de la falta de confianza generada tras descubrir el Tribunal Supremo el derecho del Gobierno a secuestrar a ciudadanos de otros pa¨ªses.

19 de junio