Irlanda, la ant¨ªtesis de Dinamarca

Irlanda es un pa¨ªs acostumbrado a vivir en la periferia, lejos de la atenci¨®n internacional. Pero esta vez ha estado en el centro de todas las miradas europeas. No s¨®lo ten¨ªa que votar sobre la uni¨®n comunitaria: de sus votos depend¨ªa que ese proceso se mantuviera a¨²n en marcha o descarrilara definitivamente.

Todo esto ha servido a los irlandeses para hacer una reflexi¨®n profunda sobre su relaci¨®n con Europa. Se ha hecho balance de los ¨²ltimos 19 a?os, los transcurridos desde su ingreso en la CE en 1973, y la conclusi¨®n ha sido clara: Irlanda depende casi por completo de la Comunidad, de su pol¨ªtica agraria, de sus subvenciones financieras y de sus ofertas de trabajo. El estruendoso s¨ª a Maastricht revela las enormes diferencias que separan a Irlanda de Dinamarca, otro de los pa¨ªses peque?os de la CE, cuya reflexi¨®n concluy¨® en un no.Dinamarca est¨¢ cerca del coraz¨®n de Europa, justo encima de Alemania, mientras Irlanda es el pa¨ªs m¨¢s perif¨¦rico. Dinamarca es, como Irlanda, un pa¨ªs con un fuerte sector agrario. Pero los daneses han sido capaces. de crear una poderosa industria alimentaria y de sostener un elevado volumen de exportaciones, mientras en Irlanda esa industria es s¨®lo incipiente.

Dinamarca dispone de una cultura democr¨¢tica avanzada y eficiente, y de un alto nivel de prestaciones sociales; Irlanda cuenta tambi¨¦n con una antigua cultura democr¨¢tica, heredada de los brit¨¢nicos, pero el funcionamiento de sus instituciones es discutible y sus servicios sociales distan de ser ¨®ptimos. Nada sorprendente, por tanto, si donde para los daneses pod¨ªa ser razonable votar no, los, irlandeses decidieron que el s¨ª, en su caso, era la ¨²nica opci¨®n posible.