A su aire
Casi por sorpresa, con apenas el tiempo suficiente para convocar a los fieles, se celebraron estos dos recitales de Wim Mertens en una sala de Madrid. Que no es un pianista con una gran t¨¦cnica resulta evidente; tampoco su voz gutural es como para echarse a temblar de la emoci¨®n. Alguien puede argumentar que eso no es lo fundamental: que se trata en realidad de un compositor, que presenta en directo su m¨²sica, sin necesidad de mediadores.Como tal, y exceptuando alguna que otra pieza, no parece que haya superado las cotas de inspiraci¨®n que alcanz¨® en Struggle for pleasure (1982) o M¨¢ximiking the audience (1984). Varias de sus recientes composiciones resultan bastante planas, y la voz llega en ocasiones a fatigar.
Wim Mertens
Wini Mertens (piano y voz). Precio: 2.000 pesetas. Morocco. Madrid, 25 y 26 de junio.
Cuando hacia el final de su segunda actuaci¨®n son¨® una pausada versi¨®n de esa preciosidad que es Close cover se hizo patente la diferencia.
Aunque su trabajo contin¨²a a medias entre Glass, los rom¨¢nticos e impresionistas y la m¨²sica medieval, da la impresi¨®n que se aleja cada vez m¨¢s de la influencia del primero. Hasta la manera de enfrentarse a las teclas del piano ha cambiado; al anterior estilo mec¨¢nico sucede ahora una pulsaci¨®n con mayor sentimiento.
El t¨ªtulo de su ¨²ltimo disco, La strat¨¦gie de la rupture, define la actual andadura del m¨²sico belga. Mertens se dedica a probar nuevas soluciones musicales y, por lo pronto, produce discos tan aventurados como sus recientes tres compactos dobles, compone nuevo material sin cesar, y, toca en solitario en salas peque?as, y pr¨¢cticamente de inc¨®gnito. O es el m¨¢s taimado comerciante llegado desde Bruselas, capaz de dise?ar estrategias con las que mantener ese halo de pureza que le granjea devociones, o es demasiado aut¨¦ntico para ser real.
Lo incuestionable es que Mertens sigue su propia senda. Seg¨²n dijo hace tiempo, sin que sea necesario buscar nada, simplemente hacer y encontrar.
Por aqu¨ª, Wim Mertens ha logrado un status que le permite de momento ir a su aire, y lo aprovecha con raz¨®n. Su p¨²blico, como de costumbre, absolutamente encantado.
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