Desfile de inv¨¢lidos

R¨ªo Grande / Morenito, Mart¨ªn,C¨¢mara

Cuatro toros de R¨ªo Grande (dos fueron rechazados en el reconocimiento), bien presentados, mansotes, nobles e inv¨¢lidos. 3? y 4? sobreros, de Julio de la Puerta,

-en sustituci¨®n de otros dos de Mar¨ªa Lourdes Mart¨ªn devueltos por

inv¨¢lidos-, con trap¨ªo. 3?, manso y peligroso; 4?, manejable, noble y flojo.

Morenito de Maracay: pinchazo, estocada corta, pinchazo hondo perpendicular, rueda de peones y se echa el toro (silencio); pinchazo hondo desprendido, metisaca y bajonazo (silencio). Pepe Luis Mart¨ªn media tendida baja (silencio); estocada baja y dos descabellos (silencio). Fernando C¨¢mara: estocada atravesada desprendida y descabello (silencio); pinchazo a toro arrancado, estocada tendida baja, rueda de peones y se echa el toro (silencio).

Plaza de Las Ventas, 5 de julio. Media entrada.

El bochornoso desfile de inv¨¢lidos en que se convirti¨® el festejo no ven¨ªa en carteler¨ªa ni programas de mano, lo que los cabales aficionados reprocharon, pues de saberlo antes, tal vez muchos de ellos se hubiesen quedado tan ricamente en su casa. Con siete flojuchos bicornes que desfilaron por el ruedo, el coso qued¨® convertido en un feo remedo de la pasarela Cibeles, dedicada a la moda en el vestir.Esta especie de pasarela de Las Ventas exhibi¨® algo tan moderno como los habitual es flojitoros. Fall¨® as¨ª la enclenque materia prima del espect¨¢culo, que se convirti¨® en algo bien distinto a fa corrida de toros anunciada, y birl¨¢ndose de esta guisa a los coletudos el ansiado triunfo que buscaban.

Las protestas por las invalideces se iniciaron pronto: en el burel que abri¨® plaza. Frente a este enemigo, que sac¨® genio en el ¨²ltimo tercio, ningune¨® con la pa?osa Morenito de Maracay, tras un gran par de rehiletes que coloc¨® al quiebro y dos vulgarotes cuarteando. El segundo toro ya dobl¨® las manos antes de entrar en la jurisdicci¨®n percalera de Pepe Luis Mart¨ªn y sigui¨® acam¨¢ndose de cont¨ªnuo.

El presidente Lamarca cambi¨® r¨¢pidamente el tercio y los grader¨ªos se encresparon, prendiendo a tope las protestas, incluidas las de japoneses y turistada en general. Las sarc¨¢sticas palmas explotaron con estruendo al echarse el lastimoso toro durante los intentos de faena de Mart¨ªn, quien le atiz¨® un bajonazo vengativo en cuanto la tracci¨®n peonil de sus subalternos lo pusieron en pie. El esc¨¢ndalo que se barruntaba debi¨® servir de acicate a Lamarca, que se apunt¨® al pa?uelo verde con los dos siguientes, de invalidez supina y elevada a la en¨¦sima potencia. O sea, igual que el segundo.

Los otros que se lidiaron, a excepci¨®n del primer sobrero, aguantaron a duras penas el quebranto de la lidia y sus matadores les pasaportaron des pu¨¦s de un quiero y no puedo. Morenito se luci¨® de nuevo en banderillas y bull¨®, alborot¨®n y ambrollero, con el se?uelo escarlata. Mart¨ªn tambi¨¦n qued¨® in¨¦dito con el quinto, como C¨¢mara con el sexto, al que arranc¨® de salida suaves y aterciopledas ver¨®nicas ganando terreno. Antes se entreg¨® valeroso, bizarro y sin aturullarse con el rufi¨¢n tercero, ser¨ªsimo y cuajado como su hermano el cuarto, al que hasta lleg¨® a extraer algunos arabescos toreros.