Quo vadis, America
JUAN IGNACIO CRESPOEl pr¨®ximo mes de noviembre tendr¨¢n lugar en los Estados Unidos las elecciones presidenciales. Considera el articulista que el resultado de las mismas, a juzgar por las encuestas realizadas a lo largo de los ¨²ltimos meses, podr¨ªa dar origen a la mayor crisis institucional vivida en este pa¨ªs.
Si en la mayor¨ªa de las elecciones presidenciales a lo largo de los ¨²ltimos 130 a?os se han enfrentado fundamentalmente un candidato republicano y otro dem¨®crata, aparece en esta ocasi¨®n un candidato independiente, Ross Perot, al que las encuestas - asignan una intenci¨®n de voto que lo sit¨²a por delante del presidente Bush y de su rival dem¨®crata, -Bill Clinton, en la carrera electoral.La sorpresa y el descontento que ha causado en los medios pol¨ªticos y empresariales norteamericanos la aparici¨®n de Ross Perot s¨®lo tiene parang¨®n con la crisis social que -hoy vive Estados Unidos. Los disturbios de la ciudad de Los ?ngeles a comienzos del mes de mayo han sido la se?al de alarma y el s¨ªntoma m¨¢s espectacular de un proceso social degenerativo iniciado mucho antes.
Los diversos programas para terminar con la pobreza y la segregaci¨®n racial iniciados por el presidente Kennedy y por Lindon B. Jolinson se revelan 'hoy para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n negra ,como una amarga decepci¨®n. Ya en 1965 Lindon B. Johnson afirmaba: "Los Estados Unidos est¨¢n transform¨¢ndose en una sociedad dividida y desigual, una negra, la otra blanca". Un libro reciente de Andrew Hacker lleva el expresivo t¨ªtulo Dos naciones: blancos y negros; separados, hostiles, desiguales. En ¨¦l, este investigador social de la Universidad de Queens plantea que la poblaci¨®n negra vive en una situaci¨®n insurreccional, e ilustra su tesis con un conjunto de datos que dan cuenta de la sima social y racial que se est¨¢ abriendo entre las comunidades negra y blanca. As¨ª, entre 1970 y 1990, y medida en d¨®lares constantes, la renta mediana de las familias blancas sub¨ªa un 8,7%, en tanto que para las familias negras lo hac¨ªa en un 1,3%. La tasa de pobreza, que hab¨ªa ca¨ªdo hasta el 11 % en los a?os 70, se situaba en 1991 en el 14,7%, lo que equivale a decir que bajo. el nivel oficial de pobreza viven 36 millones de personas, de las que la mitad son de raza negra.
Pero no s¨®lo sobre la poblaci¨®n negra se ha cebado el deterioro ¨²ltimo de la situaci¨®n econ¨®mica. Durante los tres a?os transcurridos del mandato del presidente Bush la econom¨ªa norteamericana ha crecido menos de un 0,9% anual por t¨¦rmino medio, con la consiguiente p¨¦rdida de empleos en los sectores, industrial y de servicios. Las medidas del Gobierno para iniciar un fuerte proceso expansivo de la econom¨ªa y generar empleo no han dado resultado por el momento, lo que ha provocado que, a pesar de la popularidad que le aureolaba al terminar la guerra del Golfo, la, intenci¨®n de voto a favor de Bush haya ca¨ªdo dr¨¢sticamente.
De forma simult¨¢nea, y seg¨²n estudios de la Reserva Federal y del Ministerio de Hacienda norteamericano, la desigualdad y la concentraci¨®n de riqueza durante los a?os 80 experimentaron un fuerte desarrollo. En 1989, un 0,5% de las familias americanas, con un patrimonio medio de 10 millones de d¨®lares, era propietario del 29,1%,de la riqueza total del sector familias, muy por encima del 24, 1 % de 1983, y con un patrimonio medio de seis millones de d¨®lares.
Esta polarizaci¨®n entre unas clases bajas progresivamente empobrecidas y el estrato superior de la sociedad que concentra cada vez mayor riqueza ha dejado en el centro un amplio espectro de clases medias afectadas fuertemente por los cambios econ¨®micos de los 80 y, sobre todo, por la recesi¨®n.
Clase media
En la situaci¨®n actual, la clase media norteamericana se siente empobrecida e insegura, traumatizada por la p¨¦rdida de valor de sus viviendas (efecto de la profunda crisis inmobiliaria, que ha hecho caer los precios en m¨¢s de un 30%) y de los despidos. en el sector servicios. Esa sensaci¨®n de crisis entre las capas medias se ve agudizada, sobre todo en sus estratos m¨¢s bajos, por la necesidad de huir del centro de las ciudades, convertidas progresivamente en bolsas de marginaci¨®n y de pobreza, y sometidas a un deterioro acentuado, entre otras razones por la falta de inversi¨®n de infraestructuras.
En suma, en esta situaci¨®n de crisis econ¨®mica, donde la poblaci¨®n negra es la m¨¢s golpeada, los cambios estructurales que est¨¢ experimentando la sociedad norteamericana afectan tambi¨¦n a los blancos: estancamiento de los salarios, desaparici¨®n de puestos de trabajo, que se acentuar¨¢ por la reducci¨®n prevista de los gastos de defensa, educaci¨®n inadecuada, recorte de programas sociales, etc¨¦tera...
Por otra parte, la desaparici¨®n de la URSS, ha dejado a los EE. UU. sin un enemigo exterior en quien focalizar todas las fobias. Si surgir¨¢ en el futuro un nuevo enemigo, exterior o interior, es algo a¨²n por determinar, aunque el uso de una terminolog¨ªa que alude a los negros (y que ellos mismos se aplican) como otra naci¨®n no podr¨ªa ser m¨¢s peligroso, mientras la intensa competencia japonesa y de otros pa¨ªses- de la cuenca del Pac¨ªfico no dejar¨¢ de alimentar la xenofobia.
La aparici¨®n del multimillonario Perot en el panorama pol¨ªtico se ha producido como el aterrizaje de un selenita: sin pasado pol¨ªtico, sin programa, sin soluci¨®n, ni siquiera esbozada, para ninguno de los problemas que tienen planteados los Estados Unidos, pero con un mensaje que a fuerza de simplista se est¨¢ revelando arrollador: "Acci¨®n, acci¨®n y acci¨®n". Frente a la palabrer¨ªa de los pol¨ªticos tradicionales Perot ofrece resolver los problemas. ?C¨®mo? Por medio de la acci¨®n.
Hasta ahora ning¨²n periodista ha conseguido arrancarle mucho m¨¢s que ¨¦sto, como no sea una propuesta de gobierno electr¨®nico en el que los problemas vitales del pa¨ªs se debatir¨ªan por televisi¨®n para, posteriormente, someterse a votaci¨®n las distintas alternativas. No se sabe muy bien si por medios electr¨®nicos o, simplemente, mediante el env¨ªo de tarjetas postales.
El gancho que para la sociedad norteamericana parece haber tenido este mensaje es estupefaciente.
El sistema pol¨ªtico norteamericano, en su esencia contradictoria, combina un alto grado de democracia, (que obliga a los miembros de las dos C¨¢maras a un contacto permanente con su base electoral) con la existencia de pactos y contrapactos, grupos de previsi¨®n y componendas non-sanctas.
Se comprende, pues, que, frente. a la pol¨ªtica tradicional de los dos grandes partidos, el soplo de aire fresco que representa la oferta de democracia directa puede tener sus atractivos. Y m¨¢s en el ambiente de corrupci¨®n generalizada y de desprestigio de la clase pol¨ªtica a que han dado lugar los recientes esc¨¢ndalos de los cheques sin fondos firmados por congresistas, de la supuesta distribuci¨®n de favores por parte del presidente Bush, etc¨¦tera, y que podr¨ªa alcanzar al propio Ross Perot por la historia' de sus dudosos viajes a Vietnam y su supuesto nombramiento hace dos a?os como agente comercial del Gobierno vietnamita.
Simplismo
Las propuestas de Ross Perot de llegar a Washington y acabar con la palabrer¨ªa de los pol¨ªticos, junto con su manera simplista de enfocar los problemas y su llamada a la mayor¨ªa silenciosa no pueden dejar de recordar el enfrentamiento que el presidente Nixon tuvo a principios de los a?os 70 con el Congreso y, que llev¨® finalmente a su destituci¨®n.
Con su desd¨¦n por las grandes conglomerados empresariales, a los que considera parte del establishment, no es casual el que Perot no goce, por el momento, de excesivas simpat¨ªas en los c¨ªrculos empresariales. Pero hay que hacer una excepci¨®n. La dureza de sus declaraciones sobre Jap¨®n le ha granjeado el aprecio del sector de la electr¨®nica (alta tecnolog¨ªa, ordenadores y semiconductores) donde la competencia japonesa es m¨¢s feroz. Tambi¨¦n por su apolog¨ªa de la peque?a empresa, para la que reclama m¨¢s facilidad en el cr¨¦dito, su popularidad crece entre comerciantes, agricultores, etc¨¦tera.
Perot es el sue?o de las clases medias norteamericanas, unas clases medias espantadas por la crisis y a las que el esp¨ªritu falto de generalizaci¨®n del candidato se ajustar¨ªa como anillo al dedo.. En la situaci¨®n actual de falta de seguridad y de desorientaci¨®n de la sociedad norteamericana no es raro, pues, que un mensaje de Gobierno fuerte y resolutivo se adapte tan bien a la cultura de este pueblo, hecha de individualismo y empirismo. Las expectativas econ¨®micas decrecientes, pero alimentadas por la filosof¨ªa del esfuerzo individual, est¨¢n provocando un tipo de fe milagrosa en un hombre como Perot que habr¨ªa de restaurar la grandeza de los EE UU.
.?Qu¨¦ hace entretanto el presidente Bush? A reserva de cambios imprevistos, George Bush aparece en estos momentos como un personaje hist¨®rico que, con independencia de sus aciertos o errores, estuviera llamado a fracasar, con una actitud pasiva y confusa. Hasta los grandes medios de comunicaci¨®n le han negado la posibilidad de una rueda de prensa en directo. Da la impresi¨®n de haber agotado sus posibilidades pol¨ªticas, en medio de unas condiciones internas y de una situaci¨®n internacional que no le son favorables. Desde hace seis meses cualquiera de sus iniciativas importantes parece producir efectos contrarios a los buscados.
La clase pol¨ªtica tradicional ha recibido a Perot como a un intruso y no le ahorra, por ahora, toda su hostilidad. Parece que presintiera que una burocracia de nuevo cu?o, armada con la- tecnolog¨ªa de la informaci¨®n y al amparo de un concepto del sufragio universal como hit parade, quisiera expropiarle el poder pol¨ªtico.
La aparici¨®n de Perot, y su identificaci¨®n de la democracia directa con la pirotecnia electr¨®nica, hacen recordar algunos pasajes del Di¨¢logo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu: "Y el voto popular, que me ha servido de instrumento para afianzar mi poder, terminar¨¢ por convertirse en la base misma de mi Gobierno. Instituir¨¦ un sufragio sin distinci¨®n de clases, ni de censo, que, de un solo golpe, permitir¨¢ organizar el absolutismo".
Estas palabras de Maurice Joly en su acerba s¨¢tira de Napole¨®n III parecen recobrar todo su vigor a la vista del mensaje de Perot. Si la campa?a norteamericana sigue el rumbo que por ahora marcan las encuestas, ?cu¨¢nto tardar¨¢ en escribirse el 18 Brumario de Ross Perot?
es director general, Corporaci¨®n Financiera de la Caja de Madrid.
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