La posible devoluci¨®n de las islas Kuriles a Jap¨®n suscita una gran pol¨¦mica en Rusia
La posible devoluci¨®n a Jap¨®n de cuatro islas del archipi¨¦lago de las Kuriles ha levantado una gran oposici¨®n en Rusia, y no s¨®lo de parte de los neocomunistas y conservadores nacionalistas, sino tambi¨¦n de algunos aliados del presidente ruso, Bor¨ªs Yeltsin. De vencer los partidarios de entregar las islas, los militares condenar¨ªan el tras. paso y los diputados conservadores incluso podr¨ªan presentar un voto de censura contra. Yeltsin, una iniciativa sumamente peligrosa si se tiene en cuenta que, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas, ya ha dejado de ser el pol¨ªtico m¨¢s popular.
El medio centenar de islas Kuriles que separa al oc¨¦ano Pac¨ªfico del mar de Ojotsk, forma una barrera de 1.200 kil¨®metros que se extiende desde la punta sur de la pen¨ªnsula de Kamehatka hasta la punta norte de la isla japonesa de Hokkaido. De ellas, 32 son relativamente grandes. De relieve monta?oso, albergan un centenar de volcanes.Las islas Kuriles pertenecieron a Jap¨®n desde 1875 a 1945, cuando, en la Conferencia de Yalta, pasaron a poder de Rusia. De acuerdo con el Tratado de San Francisco de 1951, Jap¨®n renunci¨® a todos sus derechos sobre las islas. Sin embargo, hasta hoy Rusia y Jap¨®n no han firmado un tratado de paz despu¨¦s de la II Guerra Mundial, y Tokio reivindica ahora su soberan¨ªa sobre dos islas y dos peque?os archipi¨¦lagos al norte de la isla japonesa de Hokkaido: Habomai, Shikotan, Kuriashiri y Etorofu. Adem¨¢s de razones hist¨®ricas, Tokio se basa en el acuerdo al que llegaron en 1956 con el entonces l¨ªder sovi¨¦tico, Nikita Jruschov, seg¨²n el cual la URSS les devolver¨ªa las dos primeras de las islas citadas.
A lo largo de los ¨²ltimos meses ha habido numerosos indicios de que el actual Gobierno ruso estar¨ªa dispuesto a entregar estas islas a Jap¨®n, a cambio de ayuda econ¨®mica. Gueorgui Kimadze, viceministro de Exteriores, es el partidario m¨¢s decidido de devolver las islas, y Guennadi B¨²rbulis, el m¨¢s influyente asesor de Yeltsin, aludi¨® al v¨ªnculo entre el problema territorial y el de la asistencia financiera.
Venta de soberan¨ªa
El hecho, de que los neocomunistas y los conservadores nacionalistas griten que se est¨¢ fraguando una traici¨®n y que Yeltsin quiere vender la soberan¨ªa de Rusia a Jap¨®n es algo normal. Ahora, sin embargo, han replanteado el problema de las Kuriles quienes no pueden ser calificados de opositores al presidente, sino m¨¢s bien lo contrario. Oleg Rumi¨¢ntsev -el l¨ªder socialdem¨®crata que tuvo la idea de pedir al Tribunal Constitucional que se pronuncie sobre la constitucionalidad del PCUS- logr¨® que se debatiera el tema en el Parlamento, a puerta cerrada, y present¨® un informe al respecto."La entrega de las islas dividir¨¢ a las fuerzas de la flota del Pac¨ªfico en dos partes aisladas, las privar¨¢ de la salida a trav¨¦s de los estrechos que no se congelan [en invierno], abrir¨¢ un libre acceso a los que desean ampliar el campo de espionaje t¨¦cnico extranjero en las aguas del mar de Ojotsk, disminuir¨¢ la eficacia de la defensa antidesembarco, cerrar¨¢ la salida de la aviaci¨®n de alcance estrat¨¦gico a las aguas del oc¨¦ano Pac¨ªfico afectar¨¢ la seguridad de las comunicaciones mar¨ªtimas y a¨¦reas y el transporte de los recursos necesarios a Kamchatka en caso de que la situaci¨®n se agudice", reza el informe.
Consecuencias pol¨ªticas
Adem¨¢s de estas consecuencias estrat¨¦gico-militares, la devoluci¨®n de las islas tendr¨ªa otras de car¨¢cter econ¨®mico y pol¨ªtico. Ante todo, "una soluci¨®n apresurada y err¨®nea" dar¨ªa a la oposici¨®n la posibilidad de acusar a Yeltsin de actuar fuera de la legalidad -la entrega de las islas por parte del Gobierno ser¨ªa anticonstitucional- y de plantear su cese o la necesidad de realizar nuevas elecciones presidenciales.La grav¨ªsima situaci¨®n econ¨®mica y la p¨¦rdida de popularidad de Yeltsin hacen que sea muy arriesgado para el presidente devolver las islas a Jap¨®n en su pr¨®xima visita a este pa¨ªs, en septiembre. La ¨²ltima encuesta de popularidad muestra que el presidente ruso ha cedido el primer lugar a su vicepresidente, Alexandr Rutsk¨®i, con el que tiene graves diferencias. El 28% de los encuestados conf¨ªa plenamente en Rutsk¨®i, y un 36%, parcialmente (contra 24% y 33% en Yeltsin).
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