El Albacete inflige al Real Madrid de Floro su primera derrota
El Albacete puso anoche en evidencia al Real Madrid de su ex entrenador Benito Floro. Entre otras razones, porque su dominio de los marcajes en l¨ªnea y zona es muy superior hoy por hoy al de su rival, que a¨²n est¨¢ intentando asimilar sus fundamentos, y su presi¨®n mucho m¨¢s asfixiante. Los desequilibrios entre los madridistas fueron patentes ante el acoso de los albacete?os y sus incisivos env¨ªos largos, en los que Zalazar, como de costumbre, exhibi¨® su maestr¨ªa.Floro cambi¨® en la segunda parte a casi toda su cobertura. Pero, en el fondo, los sustituidos no hab¨ªan sido los ¨²nicos culpables de su primera derrota de la pretemporada. Las debilidades del Madrid se derivaron unas de otras, como en una reacci¨®n en cadena, ante la agresividad bien entendida de un Albacete dirigido ahora por Juli¨¢n Rubio. Los dos goles, por ejemplo, se propiciaron en sendos pases en profundidad de Zalazar y Geli en los que Antonio y Pinilla se anticiparon a Nando y Sanchis, algo est¨¢ticos y descoordinados, pero que hab¨ªan sido consentidos por sus compa?eros del centro del campo, que no taparon a sus adversarios como pretende Floro.
La verdad fue que el Albacete incluso se hizo acreedor a una victoria m¨¢s abultada. Si Corbal¨¢n y Antonio, sus puntas, hubiesen estado m¨¢s acertados en sus remates iniciales, el sonrojo de Floro habr¨ªa sido mayor. Como en ocasiones anteriores, los laterales de su retaguardia fueron poco menos que anchos pasillos para sus oponentes. Sanchis, desasistido por Michel e ignorado por un Hierro que parec¨ªa ignorarse a s¨ª mismo y al partido, se vio superado una y otra vez por los desdoblamientos de Men¨¦ndez y el ol¨ªmpico Pinilla. Villarroya no pas¨® por tantos sinsabores como ¨¦l porque Llorente, a falta de otras, s¨ª posee la virtud del sacrificio.
La ofensiva del Madrid casi no existi¨®. Butrague?o y Zamorano, bien custodiados, pasaron tan inadvertidos que tuvieron que ser Rocha, en una escapada de libro, y Prosinecki, en un suave disparo al larguero, quienes la hicieran dar se?ales de vida.
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