Agarrarse a un clavo ardiendo
La b¨²squeda de tratamientos convierte a muchos enfermos de sida en v¨ªctimas de estafas
La constante difusi¨®n de cualquier "m¨ªnimo progreso en la b¨²squeda de un tratamiento contra el sida coloca a los enfermos en un estado de expectativa perminente. que pocas veces puede satisfacerse. Desde que un f¨¢rmaco inicia su ensayo cl¨ªnico hasta qyj.est¨¢ disponible para los pacientes espa?oles pasan m¨¢s de tres a?os. La frustraci¨®n y la desesperanza han llevado a muchos enfermos a precipitarse por tortuosos y caros caminos, llamados alternativos, que la mayor¨ªa de las veces no s¨®lo no han mejorado su estado, sino que lo han empeorado.
V¨ªctima de una estafa se considera Juan: un joven homosexual que viaj¨® hasta Ecuador, recientemente. "Me dijeron que hab¨ªa llegado un m¨¦dico ecuatoriano, Jorge Swett, que aseguraba haber descubierto una sustancia que hab¨ªa curado muchos enfermos de sida. Fue com¨® una bomba. Nos llam¨¢bamos unos a otros y varios decidimos ir inmediatamente".Juan no era un joven cr¨¦dulo, y mucho menos inculto. "Pero tienes tanta necesidad de cogerte a algo, que te agarras a lo que puedes, aunque sea a un clavo ardiendo. Luego, cuando ya te has distanciado, eres capaz de ver los muchos detalles que delataban ¨¦l enga?o,"pero en ese momento todo lo que te parece extra?o lo apartas de tu mente". Viaj¨® a Ecuador, como otros muchos, y all¨ª lo instalaron en un motel tur¨ªstico que nada ten¨ªa que ver con un hospital. "El tratamiento 'consist¨ªa en tomar cada d¨ªa * un l¨ªquido cuya composici¨®n manten¨ªan en secreto, alegando que iban a patentarlo. En teor¨ªa, ten¨ªamos que estar tres meses en Ecuador para que nos inyectaran tres veces esa sustancia y luego continuar el -tratamiento durante un a?o en casa. As¨ª justificaba n* el m¨¢s de mill¨®n y medio de p'esetas que hab¨ªamos tenido que pagar por adelantado, viajes aparte".
Caer en el enga?o
Juan comenz¨® a sospechary se puso a investigar. "Pude averi-' guar que al cirujano que nos capt¨® le hab¨ªan retirado la licencia para operar hac¨ªa'och¨® a?os. Y el cuidador' que hac¨ªa de enfermero, y que nos hab¨ªa sido presentado como un enfermo curado, nos confes¨® un d¨ªa que nunca hab¨ªa tenido sida. As¨ª que cuando -me vi a 14.000 kil¨®metros, solo y perdidos todos mis ahorros, me hund¨ª". Cuando volvi¨® precis¨® tratamiento psicol¨®gico, y si ahora* se presta a explicar su historia es "para que otros no caigan en el mismo enga?o, porque s¨¦ que siguen yendo muchos".
La mayor¨ªa, de estos pacientes son personas cultas e informadas a quienes la desesperanza ha empujado por senderos no ortodoxos, despu¨¦s de seguir con fruici¨®n durante a?os la vasta producci¨®n cient¨ªfica que sobre el sida se publica. Algunos enfermos est¨¢n suscritos a las m¨¢s renombradas revistas cient¨ªficas, de modo que sus m¨¦dicos ya no se extra?an si les preguntan por nuevas terapias que ellos todav¨ªa no conocen.
"Los enfermos tienen mucho tiempo para buscar y cavilar, pero muy poco para esperar, y est¨¢n dispuestos a todo porque saben que el virus progresa en su interior y que la suya es una batalla contra el tiempo. Aunque la investigaci¨®n cl¨ªnica ha batido todos los r¨¦cords de rapidez, todav¨ªa sigue pareciendo a los ojos de los enfermos demasiado lenta", afirma Buenaventura Clotet, jefe de la unidad del sida de la residencia Germans Trias i Pujol, de Badalona.
La alta toxicidad de los tratamientos disponibles y la lentitud en la incorporaci¨®n en Espa?a de nuevas terap¨¦uticas lleva a muchos enfermos a buscar alternativas desesperadas.
"Muchas veces, este tipo de tratamiento provoca una mejora aparente en el enfermo, por puro efecto placebo", explica Josep Maria Gatell, jefe de secci¨®n del servicio de Infecciosos del hospital Cl¨ªnico de Barcelona. "Es normal: que muchos enfermos busquen alternativas en la-acupuntura o la homeopat¨ªa,- y en estos casos es probable que la mejora no pueda demostrarse, pero al menos da?o tampo les hace. En cambio, de otras sustancias a las que sus promotores atribuyen propiedades terap¨¦uticas, pero huyen de demostrarlo cient¨ªficamente, cabe sospechar que incluso pueden ser nocivas", a?ade.
El denominador com¨²n que identifica a estas sustancias como fraudulentas es que sus promotores son completamente refractarios a una demostraci¨®n, como los extractos de plantas carn¨ªvoras que administran ciertas cl¨ªnicas privadas alemanas o el tratamiento de la organizaci¨®n Cobra, arropado con monta?as de art¨ªculos que varios m¨¦dicos consultados han calificado de "pura an¨¦cdo-ta" y "ninguna relevancia cient¨ªfica".
"Yo me sent¨ª, bien en Cobra al principio, porque encontr¨¦ un mundo nuevo, que me permiti¨® romper completamente con todo lo anterior", explica una joven enferma. Lo primnero que le indicaron es que dejara de acudir al hospital que la atend¨ªa. Ahora ve claro que, en realidad, lo que ella necesitaba era romper con el sistema m¨¦dico, que se mostraba incapaz de curarla. M¨¢s dificil resulta discernir sobre nuevos productos que son avalados por, equipos m¨¦dicos m¨¢s o menos ortodoxos. ?ste fue el caso del AL-721, que hace tres a?os llev¨® a muchos familiares de enfermos del sida hasta Israel.
Al acecho de cualquier noticia
Los enfermos. de sida est¨¢n al acecho de cualquier noticia sobre nuevos tratamientos con tra la enfermedad. Muchos deel los tienen contactos internacionales y observan que, en otros pa¨ªses, los pacientes tienen acceso a medicamentos que a¨²n'no est¨¢n disponibles en Espa?a.Los medicaments que ya se comercializan en otros pa¨ªses -AZT, DDI y DDC llegan a Espa?a con rapidez, y as¨ª se ha demostrado en el caso del DDC, que est¨¢ disponible en nuestro pa¨ªs apenas dos meses despu¨¦s de su aprobaci¨®n en Estados Unidos. "El problema radica en los medicamentos en fase de experimentaci¨®n" afirma Josep Maria Gatell, jefe de secci¨®n del Servicio de Infecciosos del hospital Cl¨ªnico de Barcelona. "Aparte de la burocracia, que en este caso no creo que sea lo determinante, los medicamentos llegan m¨¢so menos pronto en funci¨®n del prestigio cient¨ªfico y la capacidad de investigaci¨®n, y aunque Espa?a ha mejorado mucho en los ¨²ltimos a?os, los f¨¢rmacos en experiffientaci¨®n no nos llegan con la rapidez que querr¨ªamos m¨¦dicos y enfermos".
"Cada vez est¨¢ m¨¢s claro que la terapia del futuro en el sida ser¨¢ una combinaci¨®n de distintos medicamentos, a establecer en cada caso" afirma Buenaventura Clotet, responsable de la Unidad del Sida de la residencia Germans Trias i Pujol, de Badalona. "Por eso creo que ser¨ªa ¨²til y conveniente acelerar los tr¨¢mites de los ensayos cl¨ªnicos, y en algunos casos, en las sustancias que hayan demostrado actividad in vitro, poder disponer de ellas para administrarlas como uso compasivo en algunos enfermos, al margen de los ensayos cient¨ªficamente establecidos".
Muchos enfermos tratan de paliar el retraso buscando el tratamiento en Estados Unidos. Pero si no tienen fijada residencia en ese pa¨ªs, es dif¨ªcil que puedan recibirlo en programas experimentales. De hecho, muchos norteamericanos quedan fuera de esos ensayos. Y algunos intentaron incluso obtener los productos de forma clandestina.
Las autoridades sanitarias norteamericanas desmantelaron una red de distribuci¨®n clandestina de DDC, y cuando analizaron la composici¨®n del medicamento que se distribu¨ªa, comprobaron que hab¨ªa dosis desde un 701/6 inferiores a la aconsejada hasta un 200% superiores.
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