?Pobre justicia!
Cuando Alfonso Guerra anunci¨® a viva voz que Montesquieu hab¨ªa muerto -refiri¨¦ndose a la independencia de los poderes del Estado-, probablemente nadie sospech¨® que nunca hab¨ªa hablado m¨¢s en serio. Est¨¢ claro. Al judicial, uno de los tres, le ha tocado la china, no dejando de recibirlos golpes que certeramente le han ido asestando los otros dos. Y eso sin contar los males que, ya en s¨ª y de modo sempiterno, aquejan a nuestra justicia, no siendo de entre los menores la carencia de medios y la lentitud, que, de hecho, la hacen casi inexistente por ineficaz.Con la Ley Org¨¢nica del Po-der Judicial -Y de forma anticonstitucional (art¨ªculo 122)-, en el 85 el legislativo se apropia de la facultad, hasta entonces compartida con jueces y magistrados, de elegir el total de miembros de su ¨®rgano de autogobierno, el Consejo General (primer golpe). Tras la modificaci¨®n de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, en el art¨ªculo 91 -y vulnerando el principio b¨¢sico de laigualdad ante la ley (art¨ªculo l4)-, a un pu?ado de espa?oles se les considera diferentes del resto en cuanto a la obligaci¨®n de declarar en persona, pudi¨¦ndolo hacer por escrito, lo que, por otra parte, comporta el entorpecimiento de la acci¨®n judicial (otro golpe).
Y, lo ¨²ltimo, por si ello fuera poco, con la aprobaci¨®n de la ley Corcuera, se permite a la polic¨ªa violando un derecho fundamental y en un atentado constitucional sin precedentes (art¨ªculo 18), habi¨¦ndose pronunciado en este sentido el Consell Consultiu de la Generalitat de Catalunyapoder entrar en los domicilios prescindiendo del imprescindible mandamiento del juez, arrebat¨¢ndole as¨ª tan colosal y garantizadora potestad (nuevo golpe). ?Pobre Constituci¨®n, pobre justicia... y pobres de nosotros!-
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