El infarto, una enfermedad 'benigna' para el 40% de los 36.000 espa?oles que la sufren al a?o
Los avances en el tratamiento del infarto han permitido que hoy se considere una en fermedad "relativamente benigna" para un 40% de los 36.000 espa?oles que lo padecen cada a?o. Sin embargo, a diferencia de Estados Unidos, donde la incidencia ha bajado un 25%, en Espa?a crece a causa del cambio en los h¨¢bitos alimentarios y del tabaquismo. "El infarto es una enfermedad relativamente benigna si se trata bien", dijo ayer el presidente de la Sociedad Espa?ola de Cardiolog¨ªa, Francisco Navarro, en el XIV Congreso de la Sociedad Europea de Cardiolog¨ªa, que se celebra en Barcelona.
"Entre un 30% y un 40% de los afectados por un infarto tiene una vida de igual duraci¨®n que las personas sanas", afirm¨® Navarro. Se calcula que cada a?o 36.000 espa?oles padecen un infarto. La cifra es todav¨ªa baja respecto a las registradas en los pa¨ªses n¨®rdicos y Estados Unidos, los m¨¢s afectados del mundo por esta patolog¨ªa."Es verdad que partimos en mejores condiciones. La relaci¨®n es de tres a uno a nuestro favor", explic¨® Enrique As¨ªn, jefe de Cardiolog¨ªa del hospital Ram¨®n y Cajal de Madrid. "Pero las administraciones de aquellos pa¨ªses han puesto en marcha medidas de prevenci¨®n que, por ejemplo en Estados Unidos han conseguido rebajar en un 25% los ¨ªndices de morbilidad y mortalidad, mientras que en Espa?a estamos copiando h¨¢bitos de vida nocivos. Junto al cambio de la dieta -mayor consumo de grasas aminales-, no hay que olvidar que Espa?a es uno de los pa¨ªses europeos donde m¨¢s se fuma", agreg¨®. Ambos cardi¨®logos afirmaron con rotundidad que ya se considera el tabaco como el mayor factor de riesgo de enfermedades coronarias, por encima incluso del colesterol.
Tratamiento ambulatorio
As¨ªn record¨® que la mayor parte de las personas que mueren a causa de un infarto lo hace en la primera hora de haberse producido. "De ah¨ª la importancia de llevar al paciente urgentemente al hospital donde los resultados terap¨¦uticos son buenos en la fase aguda del infarto", insisti¨®.
La tendencia es conseguir que el tratamiento urgente del afectado de infarto corra a cargo del m¨¦dico de atenci¨®n primaria. Sin embargo, un estudio que analizaba ayer en absoluto secreto la Sociedad Europea de Cardiolog¨ªa parece no aportar resultados esperanzadores en este sentido, en concreto sobre la administraci¨®n de fibrinol¨ªticos en los ambulatorios.
Esta familia de f¨¢rmacos, fundamentalmente la estreptoquinasa y algunos de sus derivados, constituye el ¨²ltimo avance en el tratamiento eficaz del infarto. Su acci¨®n se basa en destruir los trombos que ocluyen las arterias encargadas de irrigar el coraz¨®n. Su aplicaci¨®n ha sido ampliamente desarrollada en Estados Unidos, si bien fue descubierta en Europa. La conveniencia hasta ahora de administrarlos en el ¨¢mbito hospitalario parece radicar en que estos centros est¨¢n mejor dotados que los ambulatorios para atajar complicaciones, como las hemorragias, que pueden presentarse en un paciente con infarto.
Otra cuesti¨®n debatida ayer fue la conveniencia de implantar desfibriladores en aquellos pacientes con una fibrilaci¨®n ventricular maligna (arritmia r¨¢pida del latido cardiaco) que conduce r¨¢pidamente a la muerte. Esta patolog¨ªa se presenta en un 2% de los afectados por un infarto.
Hace m¨¢s de una d¨¦cada que el doctor Mirowski desarroll¨® estos aparatos, de los que ya existen tres generaciones. Constan de una bater¨ªa que se sit¨²a a la altura del abdomen y dos cables que transmiten impulsos el¨¦ctricos capaces de devolver al coraz¨®n su ritmo normal. En todo el mundo se colocan cada a?o unas 15.000 unidades, la mayor¨ªa en Estados Unidos. En Europa s¨®lo se implantan unos 2.000 cada a?o, especialmente en Alemania. John Camm, del hospital St. Georges de Londres, explic¨® ayer que estas diferencias no se deben tanto "al escepticismo de los m¨¦dicos como a las diferentes pol¨ªticas de reembolso". Su implantaci¨®n es menor en aquellos pa¨ªses donde su coste corre a cargo del Estado, como es el caso de Espa?a, donde cada unidad cuesta unos cuatro millones de pesetas. Camm estim¨® que la plena utilizaci¨®n de esta tecnolog¨ªa encarecer¨ªa un 1% la sanidad p¨²blica.
Los cardi¨®logos espa?oles son partidarios de limitar la implantaci¨®n de estos aparatos (en Catalu?a ya est¨¢ limitado a 15 cada a?o) a aquellos pacientes en los que la eficacia est¨¦ suficientemente comprobada. Es el caso de infartados j¨®venes que conservan la capacidad contr¨¢ctil del coraz¨®n tras el accidente vascular. Desde hace un a?o los desfibriladores ya se implantan en Espa?a sin necesidad de cirug¨ªa.
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