La guerra sube a los escenarios de Sarajevo
"El refugio" plantea el dilema de actuar o combatir en una ciudad sitiada
Un tal Sekspir (Shakespeare en serbo-croata) comparte estanter¨ªas con un tal Josip Broz Tito. La habitaci¨®n no tiene cristales en las ventanas, del exterior llega una magn¨ªfica sesi¨®n de efectos especiales proporcionada por la propia realidad: estruendo de ametralladoras y morteros. Pero nadie se inmuta. En el s¨®tano del refugio, los integrantes del Teatro de Guerra de Sarajevo viven, ensayan y representan -desde esta misma tarde- El refugio, una reflexi¨®n sobre el compromiso art¨ªstico en tiempos de guerra: ?Debe el artista tomar el fusil o combatir desde el escenario?
A un actor de la compa?¨ªa le amputaron las dos piernas despu¨¦s de que un mortero estallara a su paso cuando volv¨ªa a casa al final de un ensayo. Una actriz tambi¨¦n ha perdido una pierna a causa de una granada. Y el en cargado de la iluminaci¨®n muri¨® en un bombardeo. Son el parte de guerra de una compa?¨ªa de teatro que forma parte del frente levantado por los artistas de Sarajevo -una ciudad sitiada desde hace cinco meses- ante la cat¨¢strofe. El Teatro de Guerra de Sarajevo es otra de las tantas paradojas de esta ciudad: serbios, croatas, musulmanes y un esloveno trabajan juntos, y un jud¨ªo preside la compa?¨ªa que ha acabado por convertirse en un movimiento cultural para tiempos de guerra.El refugio es obra de un director de escena, Dubravko Bibanovic, de 43 a?os, y un autor dram¨¢tico, Safet Plakalo, de 42, y relata el debate que sostienen un director y un autor sobre el deber del artista ante una situaci¨®n dram¨¢tica para su pa¨ªs: participar en la lucha desde el escenario o combatir en primera l¨ªnea. Es un debate que han sostenido en la realidad director y autor, y que les llev¨® a escribir la obra despu¨¦s de un mes de discusiones y, ahora, a representarla en un refugio. "No es un teatro de propaganda pol¨ªtica", dice Plakalo, "sino una forma de responder a la realidad. El teatro es el lugar donde se ponen en cuesti¨®n la vida humana y el futuro del hombre, donde nos ponemos en cuesti¨®n a nosotros mismos".
Una obligaci¨®n moral
Bibanovic tiene claro que el Teatro de Guerra de Sarajevo es una compa?¨ªa comprometida a fondo con el tiempo que le ha tocado vivir. "Hacer teatro en estos momentos es una obligaci¨®n moral, es una necesidad vital. La gente est¨¢ muriendo por los bombardeos, no tiene que comer. Dos actores han sufrido en su carne la violencia de los morteros y el t¨¦cnico de luces ha muerto. ?C¨®mo hacer una representaci¨®n despu¨¦s de todo eso? Esto nos obliga a tomar una decisi¨®n frente al horror. Y nuestra elecci¨®n es hacer teatro".
Mientras que el autor piensa que su deber es ir a primera l¨ªnea, el director cree que su obligaci¨®n es poner al hombre frente a sus responsabilidades. El deber del artista es salvar el destino humano. "Si todo el mundo combatiera, se perder¨ªa la dignidad, la capacidad de pensar, de reflexionar sobre lo que se hace". Al final de la obra, llega un funcionario del Gobierno y les pregunta qu¨¦ hacen. Si no escriben, si no act¨²an, ser¨¢n enviados a primera l¨ªnea. "Tenemos todo, tenemos la obra, los trajes, la escenograf¨ªa, pero nos falta lo fundamental: el p¨²blico", le responden. Azuzados por el funcionario para encontrar una soluci¨®n, el director decide que enciendan la luz y dedica la obra a todo el p¨²blico, al que se encuentre en el pat?o de butacas y al que sufre en Sarajevo y en Bosnia-Herzegovina. "El p¨²blico, es el mundo entero. De ah¨ª que al final de la representaci¨®n sean los actores los que deban aplaudir, como agradecimiento a esa parte del mundo, a los espectadores que se han jugado la vida para asistir a la representaci¨®n".
El Teatro de Guerra de Sarajevo se form¨® con un grupo de actores que huyendo literalmente de un bombardeo se refugiaron en el s¨®tano del Teatro de la Juventud y decidieron hacer teatro en medio del desastre. Ahora, forman parte de un movimiento cultural al que est¨¢n vinculadas 170 personas y est¨¢n poniendo en marcha un plan de trabajo bajo condiciones de guerra. Han recibido muchas donaciones privadas, porque "hay mucha gente en Bosnia-Herzegovina", dice Gradimir Gojer, otro de sus directores, "que piensa que no s¨®lo se combate con las armas, sino tambi¨¦n con el arte". La compa?¨ªa no s¨®lo pretende poner en marcha un teatro de repertorio en tiempos dif¨ªciles, sino que est¨¢ elaborando un gran montaje audiovisual sobre el sitio de Sarajevo, exposiciones de pintura y conciertos de rock en los refugios.
En la ciudad hab¨ªa tres compa?¨ªas profesionales y una Escuela de Arte Dram¨¢tico. Los bombardeos afectaron seriamente a los teatros donde estas compa?¨ªas trabajaban. El cabar¨¦ del Teatro de la Juventud es el ¨²nico espacio de que disponen. El autor duerme en el escenario y la entrevista la sostenemos en la cama del director: uno de los alargados asientos del cabar¨¦. La luz tiembla y acaba por desaparecer, pero hay luces de emergencia, como en todo cabar¨¦ que se precie. Rojas, naturalmente.
Cien actores, mejor que cien soldados
Miodrag Trifunov, Miki, de 46 a?os, serbio nacido cerca de Rumania, actor que interpreta en escena el papel del director de escena, tiene clara la respuesta al dilema que plantea El refugio: "Hay que hacer teatro". Seg¨²rf Miki, un bosnio tranquilo de barba entrecana y pantal¨®n vaquero con peto, "el teatro es una manera de participar en la guerra. Si 100 de nosotros tomamos las armas no contribuir¨ªamos de forma decisiva al resultado del combate, pero si no hici¨¦ramos lo que hacemos ser¨ªa un triunfo para el enemigo. Es una manera de mantener en pie nuestra dignidad, de no rendirse al desastre"."Es muy dificil hacer teatro en todos los momentos, porque el teatro, por definici¨®n, es guerra: un conflicto constante, un rechazo, una no aceptaci¨®n", dice Miki. Aunque es todav¨ªa m¨¢s dificil ahora, en Sarajevo, bajo las bombas: "Porque tu vida corre peligro en la calle. Como correr¨¢ peligro la vida de los que vengan a ver la obra".
El director de escena de la obra, Dubravko Bibanovic, se impacienta con bastante facilidad y se queja de los periodistas occidentales que llegan a la ciudad de Sarajevo para observar a sus habitantes como si fueran "animales ex¨®ticos". Cuatro a?os antes del comienzo de la guerra reconoce que estaba "aburrido del teatro". Despu¨¦s de que Sarajevo fuera sitiado y comenzaran los bombardeos indiscriminados, Bibanovic se dio cuenta de que "era necesario hacer teatro".
Tabaco para la entrada
Una cajetilla de tabaco es el precio de la entrada. La obra estar¨¢ en cartel durante varios d¨ªas en el refugio-cabar¨¦ del Teatro de la Juventud, y despu¨¦s ser¨¢ exhibida en otros refugios, incluso en Dobrinja, pr¨®xima semana, uno de los barrios m¨¢s castigados por la artiller¨ªa serbia: un lugar peligroso en el que casi no queda piedra sobre piedra.
Babelia
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