Mitterrand acepta que puede acortar su mandato tras el refer¨¦ndum del 20 de septiembre
Los partidos de Maastricht en el seno del centro y la derecha franceses reconocieron ayer que Fran?ois Miterrand ya ha hecho todo lo que pod¨ªa para convencer a sus compatriotas de las bondades del Tratado de Uni¨®n Europea, y que ahora ellos deben asumir el protagonismo de la campa?a a favor del s¨ª en el refer¨¦ndum del 20 de septiembre. Portavoces de Jacques Chirac y Val¨¦ry Giscard d'Estaing afirmaron que la victoria del s¨ª depende de la capacidad de estos dos dirigentes para movilizar a favor de Maastricht a sus respectivos seguidores, influenciados hasta el presente por las tesis de los partidarios del no.
"Al fin ha arrancado de veras la campa?a a favor del s¨ª", exclam¨® Michel Noir, alcalde derechista de Ly¨®n y partidario de Maastricht, cuando le preguntaron su opini¨®n sobre las tres horas dedicadas por Mitterrand en la noche del pasado jueves a defender en la televisi¨®n el Tratado de Uni¨®n Europea. Todos los partidarios de Maastricht, incluidos los del centro y la derecha, se sent¨ªan reconfortados por la relajada y did¨¢ctica intervenci¨®n del presidente socialista."Este debate ha sido positivo para el s¨ª", dijo el centrista Pierre M¨¦haignerie. "Ha sido un programa simp¨¢tico", afirm¨® Nicolas Sarkozy, colaborador de Chirac. No obstante, Sarkozy subray¨® que el "desacreditado" Partido Socialista no est¨¢ capacitado para asegurar en solitario la victoria del s¨ª.
"Chirac y Giscard", dijo, "deben subirse las mangas para explicar a los franceses lo que est¨¢ en juego el 20 de septiembre". En ese sentido se pronunci¨® tambi¨¦n Gerard Longuet, presidente del Partido Republicano, un componente de la coalici¨®n dirigida por Giscard.
En la noche anterior, un Mitterrand "en plena forma", seg¨²n las palabras de Jacques Delors, hab¨ªa presentado Maastricht como una garant¨ªa para los franceses y europeos frente a la guerra, la criminalidad y la competencia econ¨®mica de Estados Unidos y Jap¨®n.
Su intervenci¨®n hab¨ªa adoptado la forma de un debate con 20 an¨®nimos ciudadanos franceses, tres periodistas y el campe¨®n gaullista del no, Philippe S¨¦guin. El debate, celebrado en la Sorbona, hab¨ªa sido retransmitido en directo por las c¨¢maras de la cadena privada TFI para una audiencia total de 23 millones de personas.
Mitterrand descart¨® la idea de que el refer¨¦ndum sea un plebiscito sobre su persona. Pero durante toda la velada la mayor¨ªa de sus interlocutores, amigos o enemigos de Maastricht, le hicieron sentir su impopularidad. Jean D'Ormesson, editorialista de Le Figaro, lleg¨® a decirle que el mayor favor que puede hacer a la construcci¨®n europea es anunciar que se jubilar¨¢ en caso de victoria del s¨ª.
D¨ªas atras, el ensayista Alain Minc, presidente de la sociedad de lectores de Le Monde, tambi¨¦n hab¨ªa sugerido que, a fin de evitar que muchos franceses voten no para expresar su hast¨ªo por los 11 a?os de presidencia socialista, Mitterrand debe proclamar el d¨ªa anterior a la celebraci¨®n del refer¨¦ndum su intenci¨®n de retirarse en cualquier caso.
Tal fue la presi¨®n sentida durante el debate televisado que, en tono de humor, Mitterrand confes¨®: "Parece que hay un mont¨®n de gente que desea que me vaya tanto si gana el s¨ª como si gana el no". No obstante, se neg¨® a despejar las dudas sobre su futuro personal. No descart¨® la posibilidad de dimitir si gana el no -"en ese caso", dijo, "adoptar¨¦ el 21 de septiembre las responsabilidades que me incumben"-, y tampoco rechaz¨® la posibilidad de acortar su estancia en el El¨ªseo si triunfa el s¨ª y ¨¦l pueda considerar que ha cumplido su misi¨®n. Dirigi¨¦ndose a D'Ormesson, que le hab¨ªa pedido que se sacrificara a favor del s¨ª, dijo: "No desde?o este tipo de consejos".
Intervenci¨®n de Kohl
A prop¨®sito de la corta participaci¨®n desde Bonn de Helmut Kohl en el debate de la Sorbona, el populista Philippe De Villiers, enemigo de Maastricht, dijo ayer: "Cuando un alem¨¢n me dice que haga tal cosa porque es buena para Francia, yo sospecho que sobre todo es buena para ¨¦l".
El canciller alem¨¢n, hablando "corno un amigo que da un consejo", hab¨ªa mostrado su extra?eza de que haya gentes en Francia que puedan tener "complejo de inferioridad" frente a Alemania.
La dimensi¨®n internacional de la campa?a francesa ha sido acentuada por la participaci¨®n a favor del s¨ª de un numeroso grupo de artistas e intelectuales de diferentes pa¨ªses.
El premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, el escritor italiano Umberto Eco, el cineasta alem¨¢n Volker SchI?ndorf, la cantante norteamericana Barbara Hendricks y los espa?oles Pedro Almod¨®var, Jorge Sempr¨²n y Victoria Abril recuerdan a sus "amigos de Francia" que este pa¨ªs "tiene un papel clave que desempe?ar en esta maravillosa aventura de la nueva Europa de las Luces".
Philippe S¨¦guin, el palad¨ªn caballeroso del 'no'
"Philippe S¨¦guin ya se ha ganado una cartera ministerial en un futuro Gobierno de cohabitaci¨®n entre Fran?ois Mitterrand y la derecha tradicional", dijo ayer el ultraderechista Jean-Marie Le Pen al expresar la decepci¨®n de los partidarios del no a Maastricht por la actitud respetuosa adoptada frente al presidente socialista por el diputado gaullista y alcalde de ?pinal.S¨¦guin, en verdad, perdi¨® la ocasi¨®n de poner en apuros a Mitterrand en el debate televisado de la noche del jueves. Pero a sus amigos no les extra?¨® esa postura del hombre que desde hace cuatro meses se ha convertido en el principal adalid franc¨¦s del no a Maastricht, y que ha conseguido que sus tesis superen el 45% de las intenciones de voto. Philippe S¨¦guin, recuerdan, no es un exaltado y, de hecho, su primer libro publicado se titula Contra el esp¨ªritu de revancha.
"Porthos y Lino Ventura fundidos en la misma piel y al servicio del gaullismo", seg¨²n Lib¨¦ration, S¨¦guin es un hombre peque?o y grueso que adora tanto el f¨²tbol como los libros y los viajes al extranjero. Nacido en T¨²nez hace 49 a?os, en el seno de una familia modesta, S¨¦guin es un hombre culto que se ha hecho a s¨ª mismo y cuyo objetivo vital es estar a la altura de su padre. Robert S¨¦guin, un resistente gaullista durante la Segunda Guerra Mundial, falleci¨® en acci¨®n b¨¦lica contra los nazis cuando su hijo ten¨ªa tan s¨®lo 18 meses.
S¨¦guin no es un caudillo populista ni un vulgar chovinista, y, de hecho, odia a Le Pen y su Frente Nacional. Admirador tanto de la cultura ¨¢rabe, entre la que se cri¨®, como de la inglesa, a S¨¦guin nunca se le escuchan declaraciones xen¨®fobas. Si se opone con ardor a Maastricht es porque cree que este tratado supone la creaci¨®n de "un Estado supranacional, burocr¨¢tico y antidemocr¨¢tico".
Como el general De Gaulle, su h¨¦roe pol¨ªtico, S¨¦guin cree que la naci¨®n es el marco ideal para la expresi¨®n de la democracia. La identidad nacional francesa que S¨¦guin cree amenazada por Maastricht no es la del mariscal P¨¦tain, sino la de los valores democr¨¢ticos de la revoluci¨®n de 1789 y la resistencia antifascista de los a?os cuarenta.
Miembro del partido gaullista Asamblea para la Rep¨²blica (RPR), aunque eterno contestatario del liderazgo de Jacques Chirac, S¨¦guin se define como "un militante de la derecha social". La bestia negra de este hombre de origen humilde y personalidad laboriosa son los tecn¨®cratas, lo que, seg¨²n sus amigos, explica el entusiasmo que ha puesto en la campa?a contra Maastricht.
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