Los c¨ªrculos literarios barajan para el Nobel a autores no occidentales

La Academia sueca dar¨¢ a conocer este mediod¨ªa el nombre del ganador del Premio Nobel de Literatura a 1992. Como es habitual, a falta de indicios fiables, dado el secreto a que est¨¢n comprometidos los miembros de la Academia, las redacciones de los distintos medios as¨ª como los c¨ªrculos literarios se pueblan de rumores basados m¨¢s en preferencias o deseos de los que los transmiten que en la realidad. Entre los favoritos, se han citado al escritor estonio Jaan Kross, al chino Beli Dao, al japon¨¦s Kenzaburo Oe, al poeta liban¨¦s Adonis y al ensayista y poeta anglo-indio Derek Walcott. El premio est¨¢ dotado con 100 millones de pesetas.

La lista de posibles ganadores se ha producido siempre con el premio Nobel de Literatura desde su primera adjudicaci¨®n en 1901 y en algunas oportunidades, las menos, los pron¨®sticos tuvieron confirmaci¨®n en la decisi¨®n posterior de la Academia. Esta vez la certidumbre por la negativa tiene mayor fundamento. Es muy poco probable, por no decir imposible, que el premio recaiga sobre un escritor de lengua castellana, sea ¨¦ste espa?ol o latinoamericano. Los nombres de Camilo Jos¨¦ Cela y Octavio Paz como receptores del premio est¨¢n demasiado frescos para que un escritor de la misma lengua pueda volver a ser electo. Tampoco, pese a -que entre los candidatos figuran este a?o algunos nombres femeninos como los de Doris Lessing, la norteamericana Joyce Carol Oates y la neozelandesa Janet Frame, parecen ser muchas las posibilidades de que sea una mujer la galardonada. La adjudicaci¨®n el a?o pasado a Nadine Gordimer, despu¨¦s de 25 a?os en que una escritora no recib¨ªa el premio (antes s¨®lo lo hab¨ªan recibido seis), parece haber tranquilizado la conciencia de los acad¨¦micos, que en m¨¢s de una oportunidad fueron se?alados como impulsores de una pol¨ªtica discriminatoria en su tarea de seleccionar al ganador del Nobel.Hay, sin embargo, candidatos que cuentan con razonables posibilidades y, entre estos, destaca el nombre de Jaarl Kross, un escritor estonio poco conocido en Europa, con una vasta producci¨®n novel¨ªstica tras de s¨ª que est¨¢ impregnada de la turbulenta historia de su pa¨ªs, de la que ¨¦l ha sido protagonista, y que lo llev¨® a la c¨¢rcel en Tallin en tiempos de Hitler y al destierro en Siberia bajo el r¨¦gimen estalinista. Si se admite que el acontecer pol¨ªtico, si bien no es determinante, siempre tuvo su influencia indirecta en la elecci¨®n del Premio Nobel, como se desprende de la n¨®mina de sus destinatarios, el nombre del escritor estonio aparece con su oportunidad reforzada. A la especial atenci¨®n que los suecos tienen por los pa¨ªses b¨¢lticos se agrega en este caso la calidad de la obra de Kross.

Otro nombre que vuelve a estar en el tapete es el de Salman Rushdie. Tres miembros de la Academia sueca dimitieron en abril de 1989 cuando este organismo rehus¨® emitir un pronunciamiento p¨²blico de solidaridad con aqu¨¦l tras su condena a muerte por el ayatol¨¢ Jomeini, aduciendo que era meterse en un terreno pol¨ªtico. La adjudicaci¨®n del premio a Rushdie, m¨¢s all¨¢ de las opiniones sobre su obra, dejar¨ªa conforme a todos. No se descarta tampoco que pueda ser un premio compartido.