Escasas perspectivas de resultados concretos en la cumbre de Birmingham
Los Doce se reunir¨¢n el viernes en Birmingham aIrededor de una mesa vac¨ªa. Los grandes temas candentes de la construcci¨®n europea se han ido cayendo de la agenda uno tras otro. Los ¨²ltimos han sido las negociaciones sobre el GATT (Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio), que fracasaron el lunes en Bruselas, y el documento de la Comisi¨®n Europea sobre la subsidiariedad, que no obtuvo el acuerdo del colegio de comisarios europeos.
Tampoco se discutir¨¢ la reforma del Sistema Monetario Europeo (SME) y poco se avanzar¨¢ en el libro blanco dan¨¦s sobre Maastricht, pues no ofrece soluciones sino una lista de salidas posibles. La cumbre se limitar¨¢ a una declaraci¨®n pol¨ªtica destinada a levantar los ¨¢nimos deca¨ªdos de la Europa comunitaria e intentar¨¢ intensificar la ayuda humanitaria a la antigua Yugoslavia.Jacques Delors no recibi¨® el lunes el apoyo que recababa para su borrador sobre el principio de subsidiariedad. Los comisarios consideraron contraproducente llevar el documento a la cumbre de Birmingham, por su complejidad jur¨ªdica, su lenguaje abstruso y por "el exceso de cartesianismo", seg¨²n fuentes de la propia Comisi¨®n.
Otros documentos, uno alem¨¢n y otro del Benelux, no han sido presentados para aprobaci¨®n en ning¨²n ¨®rgano. Se llega as¨ª a la cumbre sin ninguna propuesta concreta sobre la famosa subsidiariedad, el principio que remite la toma de decisiones al nivel m¨¢s adecuado y m¨¢s cercano al ciudadano, y que algunos pa¨ªses quer¨ªan utilizar para cortar las alas a la Comisi¨®n.
Un ¨²ltimo mamotreto, el libro blanco dan¨¦s, no resuelve ni aporta nada al Consejo, por cuanto no se decanta por ninguna salida espec¨ªfica a la negativa popular a Maastricht. Todo conduce as¨ª a un Consejo Europeo extraordinario de cara a la galer¨ªa, en el que importar¨¢ m¨¢s la declaraci¨®n final de los Doce y el show televisivo, que el contenido real de las conversaciones y la solidez de los acuerdos. Seg¨²n todas las fuentes consultadas, la declaraci¨®n confirmar¨¢ el camino de Maastricht y ofrecer¨¢ alguna explicaci¨®n para apaciguar a los esp¨ªritus m¨¢s eur¨®fobos.
Convocado justo despu¨¦s de la crisis de la libra y del refer¨¦ndum franc¨¦s sobre Maastricht, en su origen deb¨ªa resolver la quebrantada situaci¨®n en que se hallaba el SME, tras el descarrilamiento de dos monedas, la brit¨¢nica y la italiana. El primer ministro brit¨¢nico John Major quiso incluso convertir Birgminham en la cumbre de la reforma del SME Ahora nada queda de aquellos prop¨®sitos: los ministros de Econom¨ªa no acudir¨¢n al encuentro y las cuestiones monetarias tendr¨¢n un lugar secundario en los debates.
Major, el novato
La mayor¨ªa de los socios comunitarios ha considerado que ser¨ªa perjudicial para los mercados crear expectativas de grandes acuerdos monetarios en Birmingham. Tambi¨¦n han cre¨ªdo conveniente dejar solos a los jefes de Estado y de Gobierno, un grupo de personas que se conocen desde hace mucho tiempo y que han conseguido establecer unas buenas relaciones entre s¨ª. De hecho hay quien interpreta las intemperancias entre brit¨¢nicos y alemanes en clave de falta de conocimiento mutuo, pues John Major no deja de ser el alumno nuevo en un grupo de gentes que trabajan juntos desde hace diez a?os.
Buena parte de la cumbre, al decir de los diplom¨¢ticos, tiene as¨ª como objetivo restaurar la confianza mutua tras las peleas de familia que se han producido en las ¨²ltimas semanas.
El Consejo de Birmingham har¨¢, a instancias del canciller alem¨¢n Helmut Kohl, un gesto importante de ayuda a las poblaciones de la antigua Yugoslavia, principalmente ante el invierno que se avecina.
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