Clinton gana otra batalla en la guerra contra Bush
George Bush mir¨® dos veces su reloj durante el debate presidencial de la madrugada del viernes en Virginia; como si tuviera prisa, como si no estuviera interesado en lo que all¨ª se dec¨ªa, como si observara pasar el tiempo sin que llegase nada para librarle de la derrota, como si estuviera pensando ya tan s¨®lo en salvar la cara, no frente al electorado, sino frente a la historia. Cuando Bush mir¨® el reloj, percib¨ªa que Bill Clinton le hab¨ªa vuelto a ganar otra batalla y acumulaba munici¨®n para ganarle tambi¨¦n la guerra.
S¨®lo una cadena de televisi¨®n, la CBS, elabor¨® una encuesta entre los espectadores sobre los resultados del debate, pero ¨¦sta fue concluyente: el 54% de los estadounidenses consultados considera a Clinton vencedor, el 25% da ventaja a George Bush y un 20% se inclina a favor del independiente Ross Perot.Pese a la amplitud del margen favorable para el candidato dem¨®crata, Bill Clinton, el debate, celebrado en la Universidad de Richmond, en el que los candidatos se sometieron a las preguntas de un grupo de votantes indecisos presentes en la sala, estuvo fr¨ªo, bien centrado en el an¨¢lisis de los principales problemas que preocupan a la poblaci¨®n norteamericana (econom¨ªa, desempleo, educaci¨®n, sanidad, crimen), pero, despu¨¦s de todo, estuvo falto de colorido y pasi¨®n.
George Bush aunque parece haber comprendido finalmente que los ataques sobre el car¨¢cter de su contrincante no funcionan ante el electorado, lo intent¨® de nuevo ayer con escasa convicci¨®n y menor ¨¦xito. Cont¨® que su padre, al despedirle antes de la guerra mundial, le recomend¨® que nunca mintiera. Lo he cumplido, dijo, y volvi¨¦ndose hacia Clinton le tach¨® de mentiroso por su actitud sobre la guerra de Vietnam. El candidato dem¨®crata no entr¨® al trapo.
En este sentido, el comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado, de mayor¨ªa dem¨®crata, ha anunciado la apertura de una investigaci¨®n tendente a averiguar si la Administraci¨®n Bush utiliz¨® "procedimientos inapropiados" para investigar el pasado de Bill Clinton. El comit¨¦, presidido por el venerable senador por Rhode Island, Claiborne Pell, ha citado al secretario de Estado en funciones, Lawrence Eagleburger, y a la funcionaria responsable de la petici¨®n, la secretaria de Estado adjunta para asuntos consulares, Elisabeth Tamposi, para que acudan a declarar al Senado el lunes por la tarde.
Igual que en el primer debate, el celebrado el pasado domingo en San Luis, el presidente estuvo bien, explic¨® con criterio su pro grama y defendi¨® sus tesis conservadoras frente a las m¨¢s progresistas de los dem¨®cratas, pero no encontr¨® la forma de romper el debate a su favor. El presidente, un hombre de modales aristocr¨¢ticos y educado en Nueva Inglaterra, no pod¨ªa descender al tono camorrista utilizado por Dan Quayle en el debate entre los candidatos a la vicepresidencia. Bush se vio, finalmente, perjudicado por el clima apacible de una discusi¨®n que no se prest¨® al lucimiento personal.
Ross Perot tampoco pudo mantener el nivel mostrado en su primera actuaci¨®n. En aquella oportunidad, el candidato independiente se vio beneficiado por el efecto sorpresa de su intervenci¨®n y por el estilo coloquial, directo, casi improvisado, y divertido de su discurso frente a otro mucho m¨¢s elaborado, casi programado de sus dos rivales, pero esta vez eso no fue suficiente.
Como pez en el agua
Si alguno se luci¨® un poco m¨¢s fue Bill Clinton. El candidato dem¨®crata, favorecido por un formato de debate en el que se siente muy c¨®modo y que ya ha utilizado varias veces en esta campa?a, fue el mejor en cuando a su capacidad de comunicarse con el espectador. Clinton estuvo prudente y serio -ni siquiera aprovech¨® la oportunidad que le brind¨® la moderadora para criticar el espionaje sobre su actividad juvenil ordenado por la Administraci¨®n republicana a las embajadas en Londres y Oslo-, jugando m¨¢s a no comete errores que a atacar al contrario.
Al final, cada uno entreg¨® a la audiencia el mensaje que pretende y que los tres repiten hasta la saciedad: Bush insisti¨® en que ¨¦l es el ¨²nico en el que se puede confiar en situaciones comprometidas, Clinton pidi¨® valent¨ªa para respaldar su programa de cambio y Perot ofreci¨® su plan de menos discursos y m¨¢s acci¨®n.
En palabras de los candidatos, ¨¦stos fueron algunos de los momentos estelares:
"Cuando yo era un ni?o, en s¨®lo dos generaciones se consegu¨ªa doblar el nivel de vida. Hoy ser¨ªan necesarias 12 para conseguir eso mismo. Nuestros hijos no ver¨¢n el sue?o americano por culpa de la deuda que alguien dej¨® sobre nosotros". (Perot)
"Como gobernador, yo he trabajado muy duro durante 12 a?os sobre los problemas reales de la gente real. Yo me siento tan irritado como ustedes al tenerme que despertar cada ma?ana e imaginar c¨®mo hacer para salir adelante cada d¨ªa". (Clinton)
"No veo c¨®mo se puede reducir el d¨¦ficit subiendo los impuestos. Yo no creo que los norteamericanos paguen pocos impuestos; yo creo que pagan demasiados". (Bush)
"Creo que debemos mantener la mayor fuerza defensiva del mundo... Si no reconstruimos la fortaleza econ¨®mica de nuestro pa¨ªs no podemos seguir siendo una superpotencia". (Clinton)
"Durante 45 a?os hemos estado preocupados por el Ej¨¦rcito Rojo, ahora lo que nos, preocupa son los n¨²meros rojos". (Perot)
"Entr¨¦ en esta campa?a porque no quiero que mis hijos sean la primera generaci¨®n de norteamericanos que viven peor que sus padres". (Clinton)
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