La mirada del abismo
Resultar¨ªa francamente ocioso, a estas alturas, ponerse a descubrir cu¨¢les son los entresijos de la importancia de la obra de Arnold Sch?nberg (Viena, 1874 - Los ?ngeles, 1951) en el desarrollo de la m¨²sica de nuestro siglo: su ubicaci¨®n en el contexto plural y complejo del fin de si¨¨cle vien¨¦s -el fin y la ruptura, por otra parte, de una manera muy caracter¨ªstica de concebir el esp¨ªritu humanista en su globalidad-, as¨ª como su contribuci¨®n capital a la transformaci¨®n del lenguaje musical a trav¨¦s de sus investigaciones te¨®ricas en el campo de la armon¨ªa, de las que, surgi¨® el dodecafonismo, son elementos de sobra conocidos por el p¨²blico. Su obra pict¨®rica, que siempre hab¨ªa sido. presentada estrechamente vinculada a su trayectoria musical, es un aspecto no demasiado conocido de su personalidad creadora. Aunque tampoco el m¨¢s destacable, ¨¦sa es la verdad.La exposici¨®n que nos presenta ahora La Caixa, despu¨¦s de haber seguido un importante periplo europeo, recoge la casi totalidad de la producci¨®n pict¨®rica de Sch?nberg -58 ¨®leos y unas 200 obras sobre papel-, fechada mayoritariamente entre 1906 y 1912 -salvo un autorretrato realizado durante su estancia en Barcelona, en 1931-, y nos sit¨²a ante una especie de apartado desconocido de lo que ser¨ªa la pintura procedente de las convulsiones modernistas y expresionistas, puesto que su conocimiento p¨²blico era m¨¢s bien escaso. Se trata de un apartado, en este sentido, que no aporta demasiadas novedades a lo que ya reflejaron los artistas capitales respecto al esp¨ªritu de la ¨¦poca -Sezession, modernismo, expresionismo-, pero que, sin embargo, comporta alguna sorpresa respecto no ya a las t¨¦cnicas de ejecuci¨®n, pero s¨ª a sus modos expresivos, y a los desarrollos conceptuales de sus tem¨¢ticas, reducibles a unas pocas pero considerablemente intensas y particulares, que son las que a la postre configuran la importancia indudable de la exposici¨®n.
Arnold Sch?nberg
Pinturas y dibujos.Centro Cultural de la Fundaci¨®n La Caixa. Paseo de Sant Joan, 108. Barcelona. Hasta el 1 de noviembre.
Del conjunto de la muestra destaca, por una parte, la asombrosa cantidad de autorretratos -m¨¢s de 70-, en los que una diab¨®lica y obsesiva din¨¢mica de marcado car¨¢cter especular nos pone de manifiesto algunas de las claves interpretativas del Zeitgeist, del momento y lugar, adem¨¢s de abrir la puerta a plausibles aproximaciones de cariz psicoanal¨ªtico.
El conjunto de Visiones (que Kandinsky, un artista de determinantes intereses musicales, denominaba Miradas) contiene los rasgos est¨¦ticos y vitales m¨¢s importantes de la pintura del compositor: ah¨ª hallamos la angustia y lo siniestro, la esquematizaci¨®n y la huida de las normas formales, las simplificaciones constructivas y el esp¨ªritu de la tiniebla, la reducci¨®n compositiva y la idea global de una pintura que acaba por constituir un estado permanente de subjetividad en el que los episodios del subconsciente afloran para construir todo un corpus expresivo propio y desprovisto de ataduras contextuales.
?sa es, en di¨¢logo no siempre f¨¢cil con su postura musical, la esencia de su obra pict¨®rica, y en ella reside la importancia de su redescubrimiento.
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