Arizona duda entre Bush y Clinton
Por primera vez desde 1948, los republicanos tiemblan ante el resultado electoral
(Arizona)Si hace s¨®lo un a?o alguien hubiera osado predecir una victoria dem¨®crata en el tradicional basti¨®n republicano de Arizona posiblemente hubiera sido internado en una instituci¨®n psiqui¨¢trica. En los momentos actuales, la posibilidad de una victoria de Clinton "ha dejado de ser considerada como un trauma", en palabras de John Kolbe, el comentarista pol¨ªtico m¨¢s respetado del Estado. A pocos d¨ªas de las elecciones, Arizona constituye un ejemplo perfecto de las dificultades, a escala nacional, a las que se enfrenta George Bush para conseguir un segundo mandato presidencial.
Por primera vez desde 1948, cuando el Estado del Gran Ca?¨®n vot¨® la candidatura presidencial dem¨®crata de Harry Truman, el resultado electoral en 1992 no est¨¢ claro para los republicanos. Seg¨²n las ¨²ltimas encuestas publicadas a nivel estatal, el candidato dem¨®crata, Bill Clinton, aventaja al presidente Bush entre los votantes registrados por siete puntos.Esta embarazosa situaci¨®n para Bush en un Estado que en los ¨²ltimos 44 a?os ha votado republicano hace que la candidatura de Ross Perot pueda jugar un papel decisivo en el resultado final. Seg¨²n explica a EL PA?S el profesor Bruce Merrill, director de la escuela de periodismo y telecomunicaci¨®n Walter Cronkite de la Arizona State University, "si el voto de Perot supera la cota del 20%, el perjudicado ser¨¢ Clinton porque el tejano le quitar¨¢ la mayor¨ªa del voto de protesta que existe contra Bush".
?Qu¨¦ ha pasado para que uno de los Estados m¨¢s tradicionales de la Uni¨®n, patria chica del ex senador Barry Goldwater -el candidato republicano a la presidencia (1964) m¨¢s ultraconservador en los ¨²ltimos 50 a?os-, se muestre indeciso a la hora de pronunciarse electoralmente en los comicios de 1992?
Como explica el profesor Merrill, Bush, que nunca tuvo entre las bases republicanas el apoyo de Ronald Reagan, tiene ahora que enfrentarse a una preocupaci¨®n compartida por todos los mayores de 65 a?os, que, en el caso de Arizona, alcanza a un tercio de los votantes registrados. "La preocupaci¨®n no es otra que un miedo a los recortes que Bush tendr¨¢ que hacer en los programas sociales si quiere reducir de alguna forma el d¨¦ficit presupuestario federal".
Pero, adem¨¢s, el dr¨¢stico programa antiabortista adoptado por el Partido Republicano en su convenci¨®n de Houston el pasado agosto hace que una mayor¨ªa del voto femenino se muestre contrario a Bush. Esto hace, explica Merrill, que "Bush est¨¦ codo con codo con Clinton en las encuestas del Estado, a pesar de que el ¨ªndice de votantes republicanos registrados sea superior al de los dem¨®cratas en un 15%".
Seg¨²n afirma Charles Allen, director de la afiliada en Arizona a la cadena de televisi¨®n p¨²blica PBS, que, contrariamente a lo que ocurre en Espa?a, est¨¢ financiada en su totalidad por aportaciones de los ciudadanos y de las empresas privadas, Arizona es "un Estado muy sui generis, extremadamente conservador en lo fiscal y muy liberal en el resto". "A los habitantes del Estado no les gusta para nada la intervenci¨®n del Estado en sus vidas".
Propuesta antiabortista
Eso explica que una propuesta radical antiabortista presentada por los grupos pro-vida del Estado, y que ser¨¢ votada el d¨ªa de las elecciones presidenciales, no tenga ninguna posibilidad de ser aprobada. La propuesta, encaminada a ilegalizar la pr¨¢ctica del aborto pr¨¢cticamente en todos los supuestos, ha sacado de su retiro al hijo predilecto de Arizona, Barry Goldwater, que en una campa?a de anuncios televisados ha denunciado el proyecto como "un intento del Estado de intervenir en la vida privada de los ciudadanos y, como tal, contrario a los intereses de Arizona".
Esta alergia del ciudadano medio de Arizona frente al intervencionismo del Estado en sus asuntos es el principal obst¨¢culo al que se enfrentan Bill Clinton y los dem¨®cratas en sus intentos para conseguir que los ocho votos electorales de Arizona vayan a parar a su bando.
La falta de popularidad de Bush entre los sectores que apoyaron a Reagan y a todos los candidatos presidenciales republicanos desde Harry Truman -ni siquiera John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson consiguieron llevarse Arizona- se compensa por la desconfianza de los votantes hacia las pol¨ªticas patrocinadas tradicionalmente por los dem¨®cratas: mayor gasto p¨²blico a trav¨¦s de mayores impuestos.
Clinton ha sido muy h¨¢bil en Arizona, seg¨²n explica el comentarista pol¨ªtico de The Phoenix Gazette John Kolbe y ha tratado de desmarcarse de las pol¨ªticas dem¨®cratas anteriores present¨¢ndose como un renovador, amigo de los negocios y enemigo de los impuestos.
Los habitantes de Arizona, como la mayor¨ªa de la poblaci¨®n norteamericana, est¨¢n a favor de la limitaci¨®n de los mandatos de los diputados (seis) y senadores (dos) que env¨ªan al Congreso de Washington y a este respecto se pronunciar¨¢n sobre el tema en una de las muchas propuestas que cada Estado somete a la ciudadan¨ªa aprovech¨¢ndose de la celebraci¨®n de los comicios presidenciales. En esta cuesti¨®n, seg¨²n las encuestas, parecen decantarse a favor de las tesis de Bush, que, al tener un Congreso dominado por la oposici¨®n, se pasa el d¨ªa pregunt¨¢ndose c¨®mo es posible que el presidente de la naci¨®n tenga limitada su estancia en la Casa Blanca a dos mandatos de cuatro a?os mientras que los miembros del Congreso pueden pasarse toda su vida en el Capitolio siempre que, naturalmente, sean elegidos.
En opini¨®n del profesor Merrill, la reforma del sistema electoral se hubiera convertido en "el caballo de batalla de estas elecciones, de no haber irrumpido en escena el tema de la econorn¨ªa". Sin embargo, Merrill predice que esa reforma del tema electoral se llevar¨¢ a cabo "en un plazo m¨¢ximo de cuatro a seis a?os".
Perot y la reforma electoral
Perot, a?ade, gusta a mucha gente porque defiende una reforma del sistema. No es s¨®lo su programa econ¨®mico lo que atrae. Eso es una simplificaci¨®n, dice. Lo que gusta es un mensaje que, en pocas palabras, puede traducirse as¨ª: "Lo que tenemos no funciona y hay que cambiarlo para que funcione, dentro de los mecanismos democr¨¢ticos".
La recesi¨®n econ¨®mica ha afectado s¨®lo al mercado inmobiliario con una baja sustancial en el precio de las viviendas, producida por la incertidumbre ante la situaci¨®n econ¨®mica futura.
La producci¨®n industrial se mantiene por ahora estable y el ¨ªndice de paro en el Estado es inferior en medio punto a la media del pa¨ªs, un 7,5%. Existe un temor subyacente entre la poblaci¨®n de que la reducci¨®n de pedidos de la industria armamentista pueda afectar de forma inmediata a las industrias de defensa establecidas en el Estado, entre ellas, McDonell Douglas y Motorola. Washington ha incluido la base a¨¦rea de Williams entre las instalaciones que el Pent¨¢gono cerrar¨¢ el pr¨®ximo a?o.
Una victoria dem¨®crata se traducir¨ªa inmediatamente en un aumento del poder de Arizona en Washington, ya que se da por descontado el nombramiento de uno de los hijos ilustres de este Estado, el antiguo gobernador y aspirante a la nominaci¨®n dem¨®crata en 1988, Bruce Babbitt, para un alto cargo de una eventual Administraci¨®n de Clinton, posiblemente la Secretar¨ªa de Interior. Este cargo, que no tiene ning¨²n parecido con los de Europa, es de gran importancia en un Estado como Arizona, donde el propietario del 80% de la tierra y del agua es el Gobierno federal.
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