La Iglesia rehabilita a Galileo y absuelve a la Inquisici¨®n, que actu¨® "erroneamente" contra ¨¦l
"Todos los implicados en el juicio, sin excepci¨®n, tienen derecho al beneficio de la buena fe, ya que no existen documentos procesales que demuestren lo contrario".Los jueces de Galileo "creyeron err¨®neamente que la adopci¨®n de la revoluci¨®n copernicana ( ... ) socavaba la tradici¨®n cat¨®lica Ese error de juicio, que hoy nos parece tan claro les indujo a una medida disciplinaria por la que Galileo sufri¨® mucho". Tal es el veredicto, absolutorio para la Inquisici¨®n y de rehabilitaci¨®n para Galileo, anunciado ayer por la comisi¨®n pontificia que ha estudiado el caso durante 11 a?os.
O¨ªdos estos argumentos, Juan Pablo II, que en 1981 orden¨® revisar los archivos relativos a la condena pronunciada en 1633 contra el matem¨¢tico de Pisa, por sostener que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol, y no al contrario, afirm¨® ayer que II el doloroso malentendido (entre ciencia y fe) pertenece ya al pasado".El Papa lanz¨®, adem¨¢s, una doble recomendaci¨®n para evitar "fen¨®menos an¨¢logos" en el futuro. A los te¨®logos, les se?al¨® que "es su deber mantenerse regularmente informados sobre los descubrimientos cient¨ªficos y examinar, seg¨²n las circunstancias, si es el caso o no detenerlos en cuenta en su reflexi¨®n". Y a los cient¨ªficos, que "la conciencia del doble desarrollo" del hombre -el "horizontal", que deriva de "la ivestigaci¨®n cient¨ªfica y t¨¦cnica" y el vertical, que se "orienta hacia el Creador de todo"-_ contribuye "a restablecer la armon¨ªa" del progreso.
Un mito rechazado "Desde el siglo de las Luces caso Galileo se hab¨ªa convertido en una especie de mito, asociado a una imagen de los hechos bastante alejada de la realidad", y en el "s¨ªmbolo del supuesto rechazo de la Iglesia al progreso cient¨ªfico", se?al¨® ayer el Papa entre los magn¨ªficos frescos de la Sala Regla del Palacio Apost¨®lico vaticano. Una selecta concurrencia de cardenales, obispos y cuerpo diplom¨¢tico asist¨ªa a la sesi¨®n de clausura de los trabajos de la Academia Pontificia de Ciencias, organismo que agrupa a unas 80 personalidades de la cultura, entre las que figuran los espa?oles Severo Ochoa, Federico Mayor Zaragoza y Manuel Lora Tamayo, y el ingl¨¦s Stephen Hawk¨ªngs.
Ante ella expuso el cardenal Paul Pouppard, coordinador de la fase final de los trabajos de la comisi¨®n sobre Galileo, su reconstruci¨®n hist¨®rica del conflicto entre la Inquisici¨®n y el f¨ªsico copernicano. El cardenal Roberto Belarmino, que dirig¨ªa la Inquisici¨®n en 1633, le pidi¨® a Galileo pruebas "reales y verificables" de que la Tierra giraba alrededor del Sol, con la advertencia de que la Iglesia revisar¨ªa su cosmogon¨ªa en caso de que las presentara, y de que, "si no, ser¨ªa necesario interpretar con gran cautela los pasajes b¨ªblicos que declaran que la Tierra es inm¨®vil".
"De hecho, Galileo no logr¨® probar irrefutablemente el doble movimiento de la Tierra", prosigui¨® Pouppard, el cual no fue establecido "hasta m¨¢s de 150 a?os despu¨¦s, con medios ¨®pticos y mec¨¢nicos".
Retornando este relato, el Papa Wojtyla se?al¨® que "Galileo no distingui¨® entre lo que es el enfoque cient¨ªfico de los fen¨®menos naturales y la reflexi¨®n sobre la naturaleza, de orden filos¨®fico ( ... )". Por ello, rechaz¨® la sugerencia que se le hizo de que presentara como hip¨®tesis el sistema de Cop¨¦rnico, hasta que ¨¦ste no fuera confirmado con prueba irrefutables. "Lo que, por otra parte", a?ade Wojtyla, "era una exigencia fundamental del m¨¦todo experimental cuyo genial iniciador fue ¨¦l (Galileo)".
El Papa reconoce al f¨ªsico de Pisa "una mayor perspicacia que a sus adversarios teol¨®gicos", que "en su mayor¨ªa no percibieron la distinci¨®n formal entre la Sagrada Escritura y su interpretaci¨®n", mientras que Galileo advirti¨® que, a¨²n siendo infalible la Biblia, bien pod¨ªan equivocarse sus int¨¦rpretes.
Juan Pablo II concluy¨® que "cada disciplina debe tomar una conciencia m¨¢s rigurosa de su propia naturaleza", ante "la irrupci¨®n de un nuevo modo de afrontar el estudio de los fen¨®menos naturales". Y en concreto, en la actividad pastoral, pidi¨® disposici¨®n para "una aut¨¦ntica audacia" en la consideraci¨®n de nuevos datos cient¨ªficos, aunque "evitando el doble escollo d¨¦ la toma de posici¨®n incierta y el juicio apresurado".
Evitar "conflictos in¨²tiles"
El Papa se mostr¨® confiado en que "el emerger de la complejidad" en la ciencia, que indica que "es necesario recurrir a una pluralidad de modelo?, y la "seriedad de la informaci¨®n cient¨ªfica" transmitida por la Academia Pontificia, contribuir¨¢n a evitar "nuevos conflictos in¨²tiles, en estos tiempos de disciplinas "relativamente nuevas, como la biolog¨ªa y la biogen¨¦tica" y de descubrimientos "que parecen amenazar los fundamentos mismos de lo humano".
Aunque no se trata del primer paso en la rehabilitaci¨®n de Galileo, el discurso que pronunci¨® ayer el Papa en el Vaticano cerr¨® una historia que acab¨® ocasionando una "tr¨¢gica incomprensi¨®n rec¨ªproca" entre te¨®logos y hombres de ciencia.
Galileo, de cuya muerte se cumplen ahora 350 a?os, se adhiri¨® a la entonces teor¨ªa de Cop¨¦rnico, quien sosten¨ªa que era el Sol y no la Tierra el centro del universo, en contra de lo que se pensaba en su ¨¦poca. Esta tesis choc¨® con la Iglesia, que apoyaba la situaci¨®n central de la Tierra, bas¨¢ndose en la interpretaci¨®n literal que en aquel tiempo se daba de la Biblia, en la que se consideraba a la Tierra como centro del universo, seg¨²n el conocimiento vulgar del pueblo hebreo.
Procesado por el Santo Oficio, Galileo fue condenado y confinado tras 17 a?os de causa, despu¨¦s de ser forzado a abjurar de sus "errores". Fue eximido de la pena de c¨¢rcel, debido a su avanzada edad y a sus condiciones precarias de salud.
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