Bush: "Acabemos este el trabajo con elegancia"
El presidente George Bush se retir¨® ayer a la residencia de Camp David, en Maryland, para descansar tras la campa?a. Antes se reuni¨® con su Gobierno para preparar la transmisi¨®n de poderes a la nueva Administraci¨®n dem¨®crata, a la que ha prometido que har¨¢ todo lo que est¨¦ en su mano para facilitar la transici¨®n. "Acabemos este trabajo con elegancia", coment¨® a los cientos de empleados que le recibieron calurosamente en la Casa Blanca el pasado mi¨¦rcoles. A sus 68 a?os y con m¨¢s de 30 en la vida pol¨ªtica, Bush sabe que le ha llegado la hora de la jubilaci¨®n. Tras de s¨ª deja un Partido Republicano que mira con incertidumbre el futuro.
?De qui¨¦n ha sido la culpa? La pregunta resuena todav¨ªa en las filas del Partido Republicano con una mezcla de irritaci¨®n y de asombro. En el fondo, muchos dirigentes no entienden c¨®mo se ha podido perder el poder cuando hace doce meses, el presidente George Bush parec¨ªa imbatible. Y en funci¨®n de a qui¨¦n se declare culpable, el Partido Republicano adoptar¨¢ un rumbo pol¨ªtico u otro.El pr¨®ximo 15 de noviembre, la reuni¨®n que celebran los gobernadores republicanos en Wisconsin servir¨¢ para conocer los primeros diagn¨®sticos. En ella se espera la intervenci¨®n de Dan Quayle, el vicepresidente y representante del sector m¨¢s conservador del partido, que se propuso en la misma noche de la derrota como aspirante a la candidatura republicana de 1996.
Pero no todo el mundo parece dispuesto a permitir que el ala derecha, con la Coalici¨®n Cristiana de Pat Buchanan como motor de la operaci¨®n, se quede con el partido. De hecho, se escuchan ya voces que acusan a este sector de la derrota, al romper la coalici¨®n de votantes que mantuvo durante 12 a?os a los republicanos en la Casa Blanca.
Gran parte del voto moderado se alej¨® del Partido Republicano cuando ¨¦ste se decant¨® por una visi¨®n religiosa en temas como el aborto o las relaciones familiares.
, Los primeros an¨¢lisis del voto republicano del pasado martes indican que el 27% de los votantes republicanos vot¨® por Bill Clinton o Ross Perot y que el apoyo de los votantes que se consideran conservadores descendi¨® de un 79% a un 65% en relaci¨®n a las elecciones de 1988. El factor Ross Perot, el multimillonario tejano que ha realizado una campa?a de corte populista y conservador, tambi¨¦n se ha hecho notar.Perot perjudic¨®
En Utah, posiblemente el Estado de voto m¨¢s conservador por la influencia que en ¨¦l tienen los mormones, Ross Perot consigui¨® el 29% de los votos. Los excelentes resultados conseguidos por Perot en bastiones tradicionalmente republicanos indican que la candidatura independiente ha podido perjudicar m¨¢s de lo previsto en un principio al presidente George Bush.
Los sectores que optan por situar al Partido Republicano en una posici¨®n m¨¢s centrista que lo convierta en atractivo para sectores moderados del Partido Dem¨®crata se espera que . den la batalla el pr¨®ximo mes de enero cuando se proceda a la elecci¨®n del nuevo presidente del partido.Un hombre importante en este sector es Jack Kemp, ministro de Vivienda y Desarrollo Urbano, del Gobierno Bush, y una de las cabezas m¨¢s l¨²cidas del partido conservador.
Pero en la lista de primeras v¨ªctimas, que no culpables, de la derrota aparece ya un nombre clave: James Baker, el brazo derecho de George Bush que se vi¨® obligado a dejar la Secretar¨ªa de Estado para hacerse cargo de la direcci¨®n de gabinete y la campa?a del presidente cuando ¨¦sta comenzaba a naufragar. El nombre de Jim Baker era barajado por los republicanos pensando en el futuro que pasaba por la victoria de George Bush. El pasado martes por la noche en Houston, en la hora de la derrota, Baker estuvo junto su amigo George, pero no le acompa?¨® en su regreso a la Casa Blanca. Por el contrario, anunci¨® que se iba a cazar a su rancho del sur de Tejas. Bush, antes de iniciar su descanso en Camp David, se mantuvo fiel a su trayectoria y vet¨® la ¨²ltima ley aprobada por el saliente Congreso de mayor¨ªa dem¨®crata, que preve¨ªa fondos para la recuperaci¨®n de los centros urbanos y la concesi¨®n de cr¨¦ditos baratos para la compra de viviendas modestas. Fue el 37? veto de Bush a las leyes aprobadas por el Congreso.
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