Encerrados con un solo juguete
En 1955, Stanley Kubrick realiz¨® en su segundo largometraje, Atraco perfecto, un conciso, din¨¢mico, ejemplar ejercicio de narraci¨®n con el ojo puesto en el reloj, de puesta en escena milim¨¦tricamente precisa. Atraco perfecto sigue siendo un buen ejemplo de lo que ocurre cuando el talento se al¨ªa con el oficio, y cuando todav¨ªa no despuntaba el af¨¢n de trascendentalismo que, unos filmes m¨¢s adelante, habr¨ªa de lastrar en ocasiones su carrera.Hay en Reservoir Dogs bastantes ecos del filme de Kubrick. En el de Tarantino, que como el de Kubrick se refiere (s¨®lo se refiere)a un atraco perpetrado por una banda de delincuentes profesionales, hay un id¨¦ntico inter¨¦s por mostrar de qu¨¦ es capaz un debutante enfrentado a la dura tarea de darse a conocer, hasta d¨®nde puede llegar alguien que tiene un s¨®lido argumento, un buen conjunto de actores y cine, mucho cine visto. Y a la postre, Tarantino y Kubrick dan id¨¦ntica prueba de haber asimilado muy bien las ense?anzas de los cl¨¢sicos.
Reservoir dogs
Direcci¨®n y gui¨®n: Quentin Tarantino.Fotograf¨ªa: Andrzej Sekula. Producci¨®n: Lawrence Bender, EE UU, 1992. Con: Harvey Keitel, Tini Roth, Michael Madsen, Quentin Tarantino. Estreno en Madrid: cine Alphaville (V. O).
Espacio cerrado
El filme narra, tras un pr¨®logo luminoso y distendido en el que vemos a un grupo de hombres charlar, las consecuencias de un acto que jam¨¢s nos es mostrado. No se trata, como en el caso de Kubrick, de montar un mecanismo de relojer¨ªa para hacer ver a la luz del d¨ªa la ejecutoria fr¨ªa de un atraco. En realidad, a Tarantino le interesa recluir a ese grupo de hombres en un espacio cerrado para enfrentarlos con sus propios miedos, desconfianzas rec¨ªprocas e imparable desquiciamiento.Pero lo m¨¢s impactante de este filme f¨¦rreamente controlado, s¨®lidamente asentado en un gui¨®n perfecto, es el dominio de Tarantino de los resortes de la puesta en escena. Cierto es que sus int¨¦rpretes brillan a gran altura (por citar dos, Harvey Keitel y el psic¨®pata Michael Madsen) espoleados por un director que antes de cura ha sido monaguillo (Tarantino estudi¨® interpretaci¨®n y trabaj¨® en el King Lear de Godard). Pero no lo es menos que si algo atrae de Reservoir Dogs es el cuidado extremo en la composici¨®n del encuadre, la precisi¨®n en que el director coloca a su operador, de quien obtiene una fotograf¨ªa brillante, as¨ª como un distanciamiento que es una buena muestra del talento del polaco Sekula.
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