Baile de comisarios en Bruselas
La renovaci¨®n de la Comisi¨®n Europea afectar¨¢ a los dos comisarios espa?oles, Manuel Mar¨ªn y Abel Matutes. Ambos tienen todas las cartas para continuar dos a?os m¨¢s y ambos aseguran que en 1995 se van. Pero en el nuevo organigrama no caben dos comisarios espa?oles dedicados en ambos casos a relaciones internacionales.Mar¨ªn ha comunicado a Jacques Delors que se sentir¨ªa satisfecho con el encargo actual de Ayuda al Desarrollo, convertido en una cartera de Ayuda Humanitaria. Las necesidades de auxilio urgente a poblaciones en peligro han aumentado de tal forma que podr¨ªa justificarse dedicar una de las comisar¨ªas a esta cuesti¨®n. Mar¨ªn desear¨ªa abandonar, sin embargo, el apartado de pesca.
Matutes desea quedarse con, su actual cartera, pero observa con inquietud los movimientos que se producen a su alrededor, con vistas a reorganizar todas las relaciones exteriores. Matutes asegura que s¨®lo le preocupa que Espa?a pueda perder un extraordinario veh¨ªculo de comunicaci¨®n con dos zonas de relaciones privilegiadas, como son Am¨¦rica Latina y el Mediterr¨¢neo, y con Asia, un continente con poca presencia espa?ola.
Mar¨ªn y Matutes tienen unas mutuas relaciones distantes y educadas. Sus posiciones coinciden con frecuencia en la Comisi¨®n. No sucede lo mismo con algunos de sus colaboradores ni con una parte de la diplomacia espa?ola. De hecho, los dos comisarios son motivo de una de las guerras sordas m¨¢s estruendosas de la peque?a vida de la CE. "El Gobierno conf¨ªa m¨¢s en Matutes que en Mar¨ªn". "Matutes es el comisario socialista". "Matutes s¨®lo se dedica a sus negocios privados y apenas trabaja". "Ya no tiene sentido que el Gobierno conf¨ªe en un popular para la Comisi¨®n". "Mar¨ªn quiere robarle la cartera a Matutes y quedarse con todas las relaciones con el Tercer Mundo". ?stas son frases literales que pertenecen a los argumentos de la guerra dial¨¦ctica cruzada entre amigos y colaboradores de uno y otro comisario.
Hay hechos objetivos que a nadie se le ocultan. Por ejemplo, que el llorado ministro de Exteriores Francisco Fern¨¢ndez Ordo?ez se llevaba de maravilla con Matutes ("s¨®lo con mirarnos ya sab¨ªamos qu¨¦ pens¨¢bamos uno y otro", dice este ¨²ltimo) y no ten¨ªa unas relaciones extraordinarias con Mar¨ªn. Y que Mar¨ªn, en cambio, siempre ha tenido una relaci¨®n directa con el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, que ha estado en el origen de muchos conflictos, por cuanto algunos altos funcionarios se han sentido desautotizados.
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