Fabius, acusado de homicidio por su participaci¨®n en el caso de la sangre con sida
Laurent Fabius, ex primer ministro y actual secretario del Partido Socialista franc¨¦s (PS), ser¨¢ acusado hoy ante el Senado de "homicidio involuntario" y "no asistencia a persona en peligro" en relaci¨®n al esc¨¢ndalo de las transfusiones de sangre contaminada con el virus del sida. La derecha presentar¨¢ una moci¨®n exigiendo que Fabius responda de esos presuntos delitos ante el Alto Tribunal de Justicia.
Abandonado por su padrino pol¨ªtico, el presidente Fran?ois Mitterrand, que la pasada semana dio luz verde a la constituci¨®n del Alto Tribunal, el ex primer ministro socialista se enfrenta, seg¨²n propia confesi¨®n, a "la hora m¨¢s amarga" de su hasta ahora brillante carrera. Fabius se proclama "inocente", pero acepta que el ¨²nico modo que tiene para probarlo es superar "la infamante prueba" de la comparecencia ante el Alto Tribunal, el organismo habilitado en Francia para juzgar los presuntos delitos cometidos por los ministros en el ejercicio de sus funciones.Fabius desea explicar su participaci¨®n en el asunto de la sangre contaminada ante ese organismo de excepci¨®n, que nunca se ha reunido en los siete lustros de existencia de la V Rep¨²blica. Pero, apoyado por el PS, se niega a hacerlo en la forma que hoy plantea ante el Senado la oposici¨®n de derechas. La redacci¨®n de la moci¨®n, dice Fabius, es " una condena a priori. Otros dos dirigentes socialistas -Georgina Dufoix, ex ministra de Sanidad, y Edmond Herv¨¦, ex secretario de Estado para la Sanidad- tambi¨¦n est¨¢n incluidos en la acusaci¨®n, firmada por 63 senadores.
El primer secretario del PS hubiera preferido explicarse ante un jurado de honor o un tribunal ordinario, pero la oposici¨®n ha rechazado la primera posibilidad y la Constituci¨®n impide la segunda. La comparecencia de Fabius ante el Alto Tribunal, un organismo destinado en principio a juzgar los casos de traici¨®n, puede convertirse en el ¨²ltimo trance amargo de los socialistas antes de despedirse, en 1993, de su hegemon¨ªa en la pol¨ªtica francesa.
Fin de la impunidad
Fabius asegura que no estaba al corriente del hecho de que en 1984 y 1985, cuando ¨¦l era primer ministro, -los hemof¨ªlicos franceses estaban recibiendo sangre contaminada del organismo p¨²blico Centro Nacional de Transfusiones Sangu¨ªneas (CNTS).Y a?ade que, cuando, en junio de 1985, el caso lleg¨® a su despacho, orden¨® de inmediato la obligatoriedad de las pruebas del sida para los donantes de sangre. Pero el hecho es que hasta octubre de ese a?o los hemof¨ªlicos siguieron recibiendo del CNTS sangre no calentada para eliminar el virus del sida.Si hace siete a?os Fabius pudo desmarcarse del esc¨¢ndalo del atentado de los servicios secretos franceses contra el buque ecologista Rainbow Warrior, el abandono de Mitterrand le obliga ahora a cargar con el de la sangre contaminada. El personaje que Le Monde llam¨® "el ni?o mimado de la izquierda", se ve en una picota que compromete su porvenir pol¨ªtico. Fabius proclama: "No se repara un tragedia con una injusticia". La tragedia fue la contaminaci¨®n de miles de enfermos que confiaban en la sanidad p¨²blica; la injusticia, seg¨²n ¨¦l, ser¨ªa su condena.
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