Sobre 'La herencia de un hombre justo'

La herencia de un hombre justo, art¨ªculo de don Carlos Hugo de Borb¨®n en EL PA?S del 23 de no-Pasa a la p¨¢gina siguiente

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viembre, es un ejemplo de contumacia en el desprop¨®sito. Lo anima el noble prop¨®sito de rendir homenaje a la memoria del amigo fallecido, pero eso no justifica la deformaci¨®n de la realidad ni el olvido de la historia.

Habla el que fuera pr¨ªncipe de Asturias de un "milagro: transformar nuestro hist¨®rico movimiento pol¨ªtico en un partido joven, de masas". S¨ª, don Carlos. De masas. La historia de la desviaci¨®n protagonizada por don Carlos Hugo es tambi¨¦n la de la progresiva reducci¨®n del carlismo. Empez¨® sorprendiendo a algunos por sus veleidades democristianas y liberal-capitalistas. Alien¨® despu¨¦s a unos cuantos por su acercamiento colaboracionista al r¨¦gimen de Franco (s¨ª, a ese que tanto dice haber combatido). Y cuando vira ya hacia su "socialismo autogestionario", separ¨¢ndose as¨ª de la comuni¨®n carlista, le siguen unos pocos. La l¨ªnea que ¨¦l y su equipo tratan de imponer es rechazada desde la base; en varias regiones, su "Partido Carlista" no llega a existir. Pero algo logra: desilusionar, amargar a la mayor¨ªa de los carlistas, que, simplemente, se retiran. Se van a casa.

En Asturias, donde Carlos Hugo ten¨ªa un gran tir¨®n popular, su partidito no llega a desarrollarse; pero el carlismo pierde fuerza, que s¨®lo ahora comienza a recuperar. Y, para a?adir m¨¢s desdoro a su labor, don Carlos Hugo abandona a quienes le siguieron. Digno ep¨ªlogo de quien comenz¨® proclamando: "Ante el 18 de julio no caben complicidades t¨¢cticas. Quienes buscan soluciones que no broten de ¨¦l, aparte de cometer una traici¨®n o capitular, demuestran que son incapaces de percibir la hondura hist¨®rica de este hecho".-