Con identidad propia
El estreno de Picket Fences, anoche en Antena 3, ha estado precedido de una fuerte campa?a publicitaria: "Sembr¨® la corrupci¨®n en Miami... Asol¨® Twin Peaks... Su pr¨®ximo objetivo es Rome, Wisconsin". Tan misteriosas conexiones con otras series de televisi¨®n s¨®lo hacen referencia a los ¨ªndices de audiencia en Estados Unidos, pues las tres han alcanzado excelentes niveles de audiencia en su momento. Sin embargo, la expectaci¨®n que tales comparaciones despiertan en el espectador pueden llegar a hacer creer que estamos ante una serie de suspense realizada con grandes dosis de dise?o y acci¨®n. Para nada. La originalidad de Picket Fences radica en la combinaci¨®n de todos los g¨¦neros de la televisi¨®n actual -intriga, comedia y follet¨ªn- bajo un formato convencional, bien realizado, mejor interpretado.La intriga criminal presenta un falso infarto y un terrible asesinato en el lavavajillas. Pero tambi¨¦n es una comedia de situaci¨®n familiar que muestra las peripecias de un matrimonio -el sheriff y la psiquiatra, la ley y el subconsciente- y sus hijos: un poeta precoz, un m¨²sico incontinente y una cantante so?adora. El follet¨ªn viene de la mano de los secundarios, sobre todo con el romance frustrado entre un joven agente que habla del amor como si fuera un coche nuevo y una estrella de la canci¨®n que recurre a la prostituci¨®n para hacer carrera.
Cuando se produce la primera muerte todo parece indicar que se avecina una matanza. Las referencias publicitarias a la serie Twin Peaks nos hacen creer que por el pueblo anda suelto un psic¨®pata. Tras el descubrimiento de unas fotograf¨ªas de una ni?a desnuda, todo parece indicar que el asesino tambi¨¦n es un pervertido. Rome, Wisconsin, como Twin Peaks, parece ocultar mil turbios secretos bajo una apariencia de normalidad. Pero las pretensiones de la serie no van por ah¨ª.
Humor negro
El humor, ligeramente negro, siempre sutil, se refleja en los certeros di¨¢logos y en la forma. de tramar los cr¨ªmenes -con gui?os cin¨¦filos referidos a El mago de Oz- y llega incluso a hacer burla del veneno empleado, nicotina l¨ªquida inyectada -un buen escarmiento para los fumadores empedernidos-, o el segundo y m¨¢s espectacular, en el lavavajillas, con la v¨ªctima rodeada de unos platos que constitu¨ªan toda la herencia de su matrimonio. Los chistes rompen con el lado m¨¢s serio y comercial de la serie, la investigaci¨®n policial, trufada de trampas, fiscales viscerales, abogados sin escr¨²pulos, sospechosos con coartada, pruebas obtenidas de forma poco ortodoxa, agentes que cumplen voluntariamente el papel de malas, detectives que confunden el complejo de Edipo con un complejo adiposo...Picket Fences es un producto original, de calidad muy superior al est¨¢ndar del medio y con ?dentidad propia, que merece destacarse por lo que es, sin comparaciones con otras producciones, pr¨¢ctica que s¨®lo sirve para despistar al espectador. La ¨²nica duda que plantea su episodio piloto es el tono de los pr¨®ximos. ?Encontraremos m¨¢s suspense o m¨¢s humor?, ?m¨¢s cr¨ªmenes o m¨¢s l¨ªos en casa de sheriff?, ?neutralizaron al verdadero asesino?, ?encontraremos nuevos y desequilibrados personajes? Lo cierto es que la idea de no finalizar el programa en punta, con el farmac¨¦utico apuntando a los protagonistas, sino en el abrazo reconciliatorio entre Tom Skerrit, el sheriff, y Kathy Baker, la psiquiatra, no parece una buena se?al.
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