De mostrador a supermercado
Las tiendas en los museos han dejado de ser un peque?o mostrador junto a la puerta para convertirse en algo muy parecido a un supermercado. En Londres, los constantes recortes en -las subvenciones p¨²blicas han estimulado la imaginaci¨®n comercial de los museos, necesitados de ingresos complementarios, informa Enric Gonz¨¢lez. El Museo de la Ciencia es un caso paradigm¨¢tico: la tienda ha crecido hasta ocupar gran parte de la -primera, planta, y al viejo departamento de recuerdos se han a?adido una librer¨ªa, una jugueter¨ªa y un comercio de productos electr¨®nicos. Los art¨ªculos no s¨®lo se venden en el sitio: se ofrecen por correo a todos los hogares brit¨¢nicos mediante dos grandes campa?as anuales de mailing. El mismo sistema de ventas por correo es empleado por el Museo Victoria y Albert que ofrece desde artesan¨ªa a ropa interior, pasando por objetos decorativos y muebles. El emblem¨¢tico British Museum, cuya tienda se mantiene dentro de los esquemas tradicionales, presta, sin embargo, su nombre y prestigio -a cambio de una suma determinada- a ciertas colecciones editoriales no relacionadas con la instituci¨®n.En Nueva York, el legendario Metropolitan ingres¨® el pasado a?o m¨¢s de 80 millones de d¨®lares (unos 9.200 millones de pesetas) de beneficios por las ventas de sus seis tiendas, informa Emmanuela Roig. Los departamentos de venta de libros, joyer¨ªa, piezas de cristal, corbatas y pa?uelos, posters y juguetes para ni?os multiplicaron por 10 los ocho millones de d¨®lares (920 millones de, pesetas), obtenidos por las ventas de entradas.
Uno de los centros que aseguraron contar con un criterio restrictivo en su pol¨ªtica de mercadotecnia es el Museo de Arte Moderno (MOMA). Seg¨²n Regina Silvers, jefa del departamento de ventas y marketing, el MOMA nunca colocar¨ªa una de sus pinturas sobre una corbata, aunque s¨ª realizan posters, calendarios y tarjetas de felicitaci¨®n con sus m¨¢s importantes pinturas. La tienda de dise?o del MOMA, que empez¨® siendo un mostrador en la tienda de libros, creci¨® a tal velocidad que desde hace dos a?os ocupa un espacio propio enfrente del museo.
En Par¨ªs, los museos del Louvre y D'Orsay ganan m¨¢s dinero a trav¨¦s de las ventas efectuadas en sus tiendas que con la compra de las entradas, informa Octavi Mart¨ª. As¨ª, en 1991, en el Louvre se obtuvieron unos 1.500 millones de pesetas por las entradas y m¨¢s de 1.800 millones de pesetas en la tienda.
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