A la espera del amigo arabe
Las milicias musulmanas bosnias aguardan la ayuda de sus correligionarios
En el caf¨¦ de Travnik (Serbia), en donde el sonido de Abba, el grupo musical sueco, Zero, cuyo verdadero nombre de Izet, trata de explicar las razones por las cuales ¨¦l y sus 5.000 milicianos musulmanes necesitan el apoyo del mundo isl¨¢mico. "Necesitamos armas, y ayuda. ?Por qu¨¦ los ¨¢rabes no nos apoyan? Necesitamos dinero, alimentos y ropa. Necesitamos entrenar a nuestros oficiales, porque los serbios ocupan la mayor parte de los puestos de mando en el Ej¨¦rcito yugoslavo. Los ¨¢rabes son nuestros hermanos y quieren ayudarnos. La ONU no lo hace. ?C¨®mo se nos puede culpar de, aceptar su apoyo?". Zero es el oficial de enlace con los ¨¢rabes, el hombre que determina la lista de las necesidades de la poblaci¨®n de Travnik, que practica su reci¨¦n adquirida lengua ¨¢rabe con orgullo.Zero bebe delicadamente su caf¨¦ e interrumpe su an¨¢lisis sobre el lugar que debe ocupar el islam en los Balcanes para fijar su atenci¨®n en una bonita chica que lanza bocanadas de humo en otra mesa del caf¨¦. Su rostro delgado y su pulcra barba musulmana le hacen parecer un conquistador espa?ol, aunque su atuendo militar le confiere una triste apariencia. Los delegados de la Conferencia Isl¨¢mica en Yeda pidieron una ayuda inmediata a las guerrillas musulmanas de Bosnia. Pero ?a cu¨¢ntos kil¨®metros de Arabia Saud¨ª est¨¢ el caf¨¦ de Travnik?
La guerra produce extra?os l¨ªderes. Zero trabajaba como motorista en un circo, en donde adquiri¨® su apodo cuando dec¨ªa a sus admiradores que su carrera ten¨ªa un valor cero en comparaci¨®n con el poder de Dios sobre la tierra. Volvi¨® a su fe isl¨¢mica cuando le dej¨® su mujer, una sueca, hace cinco a?os. Cuando empez¨® la guerra en Bosnia form¨® su primera milicia con tan s¨®lo 15 combatientes. Ahora cuenta con 300 veces ese n¨²mero.
"Algunos ¨¢rabes que nos han visitado han llorado al conocer nuestras quejas. Cuando ten¨ªan que volver a su pa¨ªs ped¨ªan quedarse aqu¨ª, y eso han hecho", dice Zero, quien elude cualquier discusi¨®n sobre qu¨¦ clase de ayuda pide. El coste de la lucha se extiende en los parques de la ciudad, convertidos en cementerios. Zero dice que no todos los muertos de sus milicias son m¨¢rtires. Ser un m¨¢rtir en Bosnia depende del estado de mente con que mueras.
CopyrightThe Independent / EL PA?S.
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