300 millones en lucha por la supervivencia
La ONU declara 1993 A?o Internacional de los Pueblos Ind¨ªgenas del Mundo
El 1993 ha sido declarado por la ONU A?o Internacional de los Pueblos Ind¨ªgenas del Mundo. Su derrota. les ha despojado de sus tierras; de su memoria y de sus mitos; sin embargo, estos pueblos cada d¨ªa se proclaman m¨¢s a s¨ª mismos como imposibles de humillar. Son, seg¨²n datos (de la Organizaci¨®n Intemacional del Trabajo de 1989, unos 300 millones de personas. Contra el inmenso peso de los Gobiernos y las multinacionales del petr¨®leo, de la madera, del papel, del metal, mineras, pesqueras, constructoras, que arrasan su mundo -el mundo de todos-, los ind¨ªgenas s¨®lo cuentan con su propio sue?o de autoorganizarse y con el esforzado y a menudo fr¨¢gil apoyo de dos centenares de entidades en todo el planeta.
La propia ONU, hasta ahora, no les hab¨ªa hecho demasiados favores. De ah¨ª las palabras de Miqueas Mishari, presidente de la Asociaci¨®n Inter¨¦tnica de Desarrollo de la Selva Peruana: "La Carta de la ONU fue utilizada para emprender la descolonizaci¨®n de las posesiones europeas en ultramar, pero por la presi¨®n de EE UU, la URSS y la mayor¨ªa de los pa¨ªses latinoamericanos se evit¨® tocar la situaci¨®n de los pueblos colonizados dentro de las fronteras".Vista la cosa desde Espa?a, los primeros ind¨ªgenas en que se piensa son los indios., en especial centro y suramericanos. Pero los pueblos ind¨ªgenas amenazados se extienden tambi¨¦n por Asia, Africa y Ocean¨ªa. En todos los sitios -menos, si acaso, en Sur¨¢frica- son minor¨ªas ¨¦tnicas, y, por tanto, corren peligro de ser las v¨ªctimas.
"El derecho primordial de estas gentes", dice Pedro Ceinos, de la organizaci¨®n Amigos de los Indios, "es el de tener sus tierras, que garantizan tanto la subsistencia como tambi¨¦n la memoria hist¨®rica. Tiene que haber formas de que sobrevivan en su mundo, o se acerquen al del blanco sin ser aplastados por la Violencia o por enfermedades ajenas".
El a?o 1992 ha servido como bander¨ªn de enganche para luchar contra injusticias heredadas pero muy vivas. La concesi¨®n del Premio Nobel de la Paz a la guatemalteca Rigoberta Mench¨² significa una importante caja de resonancia para la denuncia, y tambi¨¦n para las ense?anzas que esta mujer recibi¨® de ni?a y que reproduce su biograf¨ªa escrita por Elizabeth Burgos (Seix Barral): "Al rezar se menciona todo. Los nombres de los p¨¢jaros, de las vacas, los caballos, los perros, los gatos. Tenemos que respetar la vida de cada uno. Respetar la vida, la pureza, lo sagrado que es el agua. Respetar al ¨²nico Dios, el coraz¨®n del cielo que es el Sol".
Indios americanos
En cuanto al Movimiento Indio norteamericano, se espera que, con Bill Clinton como presidente, pueda ser un hecho la liberaci¨®n en Estados Unidos del l¨ªder Leonard Peltier, un lakota encarcelado hace 16 a?os."Fue acusado de matar a tres polic¨ªas", dice Andrea Carmen, india yaqui habitante de la reserva en Arizona. "?l pidi¨® asilo en Canad¨¢, pero le entregaron, por pruebas del FBI que consideramos falsas, y cumple dos cadenas perpetuas".
Los indios norteamericanos poseen una relativamente buena infraestructura para defenderse, y de vez en cuando motines como los de los mohawks canadienses demuestran que siguen ah¨ª y que no se olvidan de cuanto se les despoj¨®.
En Kerala, Estado del sur de la India, organizaciones de mujeres abrazan los ¨¢rboles para impedir su tala, o grupos teatrales montan fiestas populares para denunciar los abusos contra la gente y el ecosistema: gestos as¨ª no obtienen, sin embargo, la debida cobertura informativa, porque se producen en un pa¨ªs donde la violencia religiosa o las cat¨¢strofes naturales ocupan toda la atenci¨®n de la prensa.
En otros sitios la batalla est¨¢ en una fase decisiva, y obtiene eco. La Amazonia, en especial la brasile?a, es uno de esos lugares. S¨®lo dos de los 20 millones de habitantes de la regi¨®n son indios, y su n¨²mero puede decrecer a¨²n m¨¢s si prospera la depredaci¨®n por parte de empresas madereras o petroqu¨ªmicas o los proyectos de utilizaci¨®n militar.
La pasada semana un grupo de personalidades, entre ellas el premio Nobel de Literatura colombiano Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, firmaron un documento en el que se especifica que, en el momento de la conquista de Am¨¦rica, la Amazonia estaba ocupada "por no menos de 2.000 pueblos ind¨ªgenas y su poblaci¨®n sobrepasaba los siete millones".
Hoy s¨®lo sobreviven unas 400 etnias. Y buena parte de ellas ya han sufrido el irreversible contacto con colonos blancos y adquirido h¨¢bitos y enfermedades que desconoc¨ªan. El informe cita testimonios como el de Juaneco, jefe de los ashaninkas, en la Amazonia peruana: "Los ind¨ªgenas y la naturaleza somos una sola cosa, y por eso los ashaninkas exigimos no s¨®lo tierra para nosotros, sino para los monos y para animales como las huanganas y los a?ujes".
En el Estado brasile?o de Roraima, fronterizo con Venezuela y Guayana, 5.000 garimpeiros, buscadores de oro) est¨¢n devastando la zona, seg¨²n el Ibama (Instituto del Medio Ambiente) y de la Secretar¨ªa de Estado para el Medio Ambiente. Ambas organizaciones discrepan sobre c¨®mo impedir el vertido de mercurio en los r¨ªos. El Ibarna quiere que se proh¨ªba la entrada en la regi¨®n a los garimpeiros -que est¨¢n de nuevo actuando en toda la Amazonia- y la Secretar¨ªa de Estado s¨®lo sugiere m¨¦todos menos contaminantes.
"M¨¢s de 40 comunidades ind¨ªgenas, con una poblaci¨®n de unas 10.000 personas, han sido despojadas de sus tierras por el Estado ecuatoriano", dice Froil¨¢n Viteri, que visita Espa?a y Europa como representante de la Organizaci¨®n de Pueblos Ind¨ªgenas del Pastaza -r¨ªo de la cuenca amaz¨®nica-, integrada en la coordinadora nacional y tambi¨¦n en el nivel continental. "Todo porque hay diez proyectos de ciudades fronterizas en una zona rica en yacimientos petrol¨ªferos".
Desbloquear horizontes
"Es simple", dice Jonathan Mazower, encargado de campa?as en Am¨¦rica de la organizaci¨®n Survival International. "No puedes entrar en la tierra de alguien, destruir la fuente de sus alimentos, desenterrar los restos de sus antepasados... y esperar que nadie se entere".El gran debate para este A?o Internacional, y desde luego para el siglo que viene, seg¨²n mantienen los expertos, ser¨¢ la defensa de los derechos humanos de ind¨ªgenas y minor¨ªas ¨¦tnicas. Y a?aden: ?no son eso los inmigrantes que luchan por integrarse, sin perder su identidad, en la Europa rica?
El A?o Internacional de los Pueblos Ind¨ªgenas del Mundo puede, por fin, abrir mil horizontes bloqueados y ayudar a entender con el coraz¨®n las voces que hablan detr¨¢s de la de, por ejemplo, Rigoberta Mench¨²; voces como la del libro sagrado Popol Vuh, cuando proclama: "Siempre hemos vivido aqu¨ª: es justo que sigamos donde nos place y donde queremos morir. S¨®lo aqu¨ª podemos resucitar; en otro sitio nunca volver¨ªamos a estar enteros y nuestro dolor no tendr¨ªa fin".
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