Huele a podrido en Francia, y no es el queso
Culmina el 'a?o de los esc¨¢ndalos', que afecta especialmente a los socialistas
No son algunos buenos quesos lo ¨²nico que en Francia huele a podrido. A tres meses de unas elecciones legislativas que pueden marcar el final de la larga hegemon¨ªa socialista, un nuevo esc¨¢ndalo pol¨ªtico-financiero sacude a un partido que se presentaba como el adalid de la moral: Jean-Michel Boucheron, ex alcalde socialista de Angulema y todav¨ªa diputado de La Charente, escapa a la acci¨®n de la justicia en el restaurante franc¨¦s que ha abierto en Buenos Aires. Es la guinda que culmina un a?o caracterizado por los affaires.
Apoyado por la inexistencia de un acuerdo de extradici¨®n entre Francia y Argentina, Boucheron, de 46 a?os, contempla con relativa tranquilidad la orden internacional de b¨²squeda y captura librada contra ¨¦l por la justicia de su pa¨ªs. Est¨¢ acusado de "corrupci¨®n, falsificaci¨®n de escrituras y abuso de bienes sociales". Antes de cruzar el Atl¨¢ntico hab¨ªa dejado un agujero de unos 3.300 millones de pesetas en el Ayuntamiento de Angulema. Presidida por Henri Emmanuelli, procesado por presunto tr¨¢fico de influencias en relaci¨®n con la financiaci¨®n ilegal del Partido Socialista (PS), la Asamblea Nacional ha levantado la inmunidad de Boucheron. La C¨¢mara discute ahora si el ex alcalde socialista debe o no seguir cobrando su sueldo de diputado.La campa?a para las legislativas de marzo ha comenzado de hecho con un debate nacional sobre la necesidad de moralizar la vida p¨²blica. "Los l¨ªmites han sido franqueados peligrosamente", afirma Le Monde. En ese diario, tras recordar que durante la presidencia de Val¨¦ry Giscard d'Estaing ya hubo muchos esc¨¢ndalos, Thomas Ferenczi dice: "La novedad es que desde que Mitterrand ocupa el El¨ªseo los affaires se han multiplicado y el Gobierno se ha mostrado incapaz de hacerlos frente".
Laurent Joffrin, redactor jefe de Le Nouvel Observateur, subraya a EL PA?S otra novedad: "Los ciudadanos no perdonan a la izquierda haber fracasado en los asuntos en los que esperaban diferencias sustanciales respecto a la derecha: una gesti¨®n ¨¦tica de la vida p¨²blica y la lucha contra el paro".
Ascenso ecologista
Dos fen¨®menos confirman que el debate sobre la moralidad va a ser decisivo en los comicios de marzo. En primer lugar, el ascenso de los ecologistas, que pueden obtener m¨¢s del 15% de los sufragios. La fuerza de los verdes, reconoce el diputado centrista Charles Millon, es que aparecen como Ios puros, los que combaten el materialismo en nombre de criterios morales". Otro indicio es que, seg¨²n las encuestas, Bernard Kouchner, el ministro. independiente de Acci¨®n Humanitaria, es el miembro m¨¢s popular del Gabinete socialista.El a?o ha sido pr¨®digo en affaires. Comenz¨® con el registro en la sede central del PS efectuado por el juez Ren¨¦ van Ruymbeke, que desde entonces ya ha procesado a una veintena de personas, entre ellas Emmanuelli, tercer personaje del, Estado. El juez tiene s¨®lidas pruebas del tr¨¢fico de influencias al que se libraban las sociedades de estudios Urba y Sag¨¨s, pr¨®ximas al PS. Esas sociedades manejaron en 1989 una cifra de negocios de unos 2.000 millones de pesetas, lo que represent¨® una contribuci¨®n de al menos, 50 millones de pesetas a las arcas socialistas.
En otro caso instruido por el mismo juez, dos colaboradores de Georgina Dufoix, ex ministra de Sanidad, han sido procesados por presunto cobro de comisiones con motivo de la instalaci¨®n en Francia de aparatos m¨¦dicos norteamericanos. La misma Dufoix, as¨ª como el ex primer ministro y actual primer secretario del PS, Laurent Fabius, han sido acusados por el Senado de homicidio involuntario en relaci¨®n con las transfusiones de sangre contaminada con el virus del sida. Despu¨¦s de que los diputados socialistas bloquearan en la Asamblea Nacional el proceso abierto por la C¨¢mara alta, Fabius decidi¨® aI final presentarse de manera voluntaria ante el Alto Tribunal de Justicia.
Dufoix fue la autora de una frase que, seg¨²n el centrista Jean-Francois Deniau, "pasar¨¢ a la historia como el s¨ªmbolo de la inconsecuencia del poder socialista". "Me siento responsable, pero no culpable", declar¨® la ex ministra en el juicio contra los m¨¦dicos implicados en la contaminaci¨®n de la sangre.
Los socialistas han protagonizado este a?o otros esc¨¢ndalos. Uno de ellos fue el que oblig¨® a Bernard Tapie a abandonar su cartera ministerial a las pocas semanas de haber tomado posesi¨®n. El primer ministro, Pierre B¨¦r¨¦govoy, tuvo que destituir al empresario marsell¨¦s tras su procesamiento por un presunto delito de estafa en un negocio privado.
Los socialistas han reaccionado a la catarata de affaires cerrando filas contra la "persecuci¨®n" de que dicen ser objeto por parte de magistrados y periodistas. M¨¢s audaz fue el intento de B¨¦r¨¦govoy de presentarse como adalid de la moralizaci¨®n de la vida pol¨ªtica. Pero los propios parlamentarios del PS descafeinaron su ley contra la corrupci¨®n al eliminar la prohibici¨®n de que las empresas financien a los partidos.
La derecha no est¨¢ libre de pecado. Estos d¨ªas, un juez ha, ordenado el ingreso en prisi¨®n de Xavier de la Fourni¨¨re, uno de los "financieros del giscardismo". Y meses atr¨¢s, Fran?ois Leotard, de la Uni¨®n para la Democracia Francesa (UDF), fue procesado por su presunta relaci¨®n con un esc¨¢ndalo inmobiliario.
Intentando desmentir la tesis ultraderechista que afirma que todos los pol¨ªticos son "unos corruptos", la izquierda y la derecha hacen examen de conciencia en las primeras escaramuzas de la campa?a electoral.
El gaullista Philippe S¨¦guin atribuye la corrupci¨®n al proceso descentralizador. Otros sugieren el fin de las ideolog¨ªas, la p¨¦rdida de valores, el desprestigio del Parlamento o el culto al dinero f¨¢cil de la d¨¦cada de los ochenta.
M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina 31.
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