No habr¨¢ California en los Balcanes
Los resultados de las elecciones en Serbia acaban definitivamente con el sue?o del millonario norteamericano de origen belgradense, Milan Panic, de "hacer una California de Serbia", poner fin a la guerra y demostrar a los serbios que es m¨¢s beneficioso retornar al concierto de naciones que entregarse a sue?os y mitosde conquista.Al margen de las irregularidades, que las hubo, Panic y la comunidad internacional deber¨¢n darse por enterados de que la mayor parte de la poblaci¨®n serbia no sufre por las muertes de ciudadanos de otras naciones bajo sus bombas y que considera justa la conquista de territorios de otras rep¨²blicas.
La comunidad internacional, que quiso compartir el sue?o de Milan Panic, se enfrenta ahora a un Slobodan Milosevic reforzado con la legitimidad del voto popular.
La oposici¨®n habr¨¢ de cuidarse ahora en sus desaflos al poder, a los que ¨¦ste responder¨¢ con decisi¨®n y violencia si lo estima necesario.
Milosevic y su aliado el ultra Vejislav Seselj consideran ahora que tienen un mandato claro para entrar en la fase que consideran definitiva para consolidar sus fines. La integraci¨®n oficial en su federaci¨®n de las rep¨²blicas serbias autoproclamadas en los territorios ocupados de Bosnia-Herzegovina y Croacia, y el comienzo de lo que Seselj llama "una pol¨ªtica de firmeza en Kosovo", auguran nuevos problemas a la comunidad internacional.
El auge 'ultra'
El ultranacionalismo en Serbia, cuyo primer gran adalid es el comunista Milosevic, est¨¢ en r¨¢pido auge. Seselj es un producto de Milosevic, y ambos trabajan con los mismos fines. El resultado de las elecciones es, por tanto, para dec¨ªrlo de forma coloquial, un inmenso "corte de mangas" de los serbios al conjunto de la comunidad internacional.
Panic y la oposici¨®n, con todo el apoyo del extranjero y hasta llamamientos del patriarca Pavle de la Iglesia ortodoxa, no han podido con la arrogancia en que han imbuido a la mayor parte de la poblaci¨®n la propaganda y la pol¨ªtica nacionalista de Belgrado.
El embargo s¨®lo ha servido para que, viol¨¢ndolo, los serbios lograra convencerse a¨²n mas de su impunidad.
La mayor severidad que ahora se anuncia reforzar¨¢ los mitos del martirologio serbio. !'Tenemos pan y eso nos basta. Comeremos piedras antes de dar autonom¨ªa a los albaneses en Kosovo, esa sagrada tierra serbia", afirman los nacionalistas.
La carta de Par¨ªs de la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperaci¨®n en Europa (CSCE) sobre respetos a las minor¨ªas ha quedado hecha a?icos.
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