Angola en guerra
LAS TROPAS gubernamentales angole?as han reconquistado varias de las capitales de provincia de las que se apoder¨® Savimbi, l¨ªder del partido opositor Uni¨®n Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), cuando intent¨® anular por un golpe de fuerza el resultado de la consulta del 30 de septiembre pasado, que hab¨ªa dado una victoria clara al Movimiento Popular por la Liberaci¨®n de Angola (MPLA), el partido que tiene el poder en Luanda. Incluso la capital de Savimbi, Huambo, ha sido alcanzada por los gubernamentales. El mundo asiste consternado a la reanudaci¨®n de los combates en un pa¨ªs que, despu¨¦s de 16 a?os de guerra civil, hab¨ªa empezado a gozar de la paz, gracias al acuerdo firmado en mayo de 1991 por el MPLA y la UNITA. Esa paz ha sido de corta duraci¨®n. Pero un hecho es incuestionable: Savimbi es el responsable de que se hayan reanudado los combates, tras su derrota en las urnas.Desde los a?os setenta, la guerra de Angola fue un caso t¨ªpico de conflicto regional, con ciertas ra¨ªces tribales internas, pero que se prolong¨® b¨¢sicamente a causa de la guerra fr¨ªa: la URSS apoyando al MPLA, EE UU y Sur¨¢frica a Savimbi. Hoy han desaparecido las causas que motivaron la guerra anterior y Savimbi est¨¢ aislado en el plano intemacional. Estados Unidos y Sur¨¢frica condenan su actitud. Sin embargo, no parece que la soluci¨®n del problema pueda ser simplemente militar, por mucho que el Gobierno de Luanda se prepare a declarar el estado de emergencia y a movilizar nuevas fuerzas militares.
El triunfo del presidente Dos Santos y del MPLA en las urnas no debe ser un obst¨¢culo para emprender los m¨¢ximos esfuerzos para entablar negociaciones con Savimbi. Una larga experiencia demuestra que ¨¦ste puede prolongar la guerra civil, aunque sus tropas hayan sido expulsadas de varias capitales. Tal perspectiva ser¨ªa catastr¨®fica para el pa¨ªs. La legitimidad del Gobierno del MPLA debe ser reconocida, pero una negociaci¨®n podr¨ªa integrar en el Gobierno a representantes de una fuerza, la UNITA, minoritaria -los votos lo demostraron- pero que representa un peso real. El obst¨¢culo a vencer es la cerraz¨®n de Savimbi y de algunos de sus hombres, que se niegan a aceptar una negociaci¨®n sensata. Para lograr tal objetivo las fuerzas de la ONU deben prolongar su permanencia en Angola. Cuando fueron enviadas por el Consejo de Seguridad, su misi¨®n era ayudar a poner fin a la guerra civil. Tal misi¨®n no est¨¢ concluida. La amenaza de un retomo a los horrores de la guerra es real. Para alejarla, son fundamentales las presiones de EE UU y de Sur¨¢frica, y la labor mediadora de la ONU.
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