El sue?o de la armon¨ªa
Desde las ra¨ªces de su trayectoria, el juego entre paisaje y arquitectura ha sido una constante en el hacer de Jes¨²s Mari Lazkano, materia de una met¨¢fora sutil que entrelaza dos modelos de ruinas, dos sue?os devastados por la temporalidad en la que creyeron realizarse, equiparando as¨ª, desde la herencia rom¨¢ntica, una cierta idea trascendente de naturaleza y la construcci¨®n m¨ªstica del progreso.En ese flujo, Lazkano ha desarrollado una sofisticada trama, en la que manipula, con soterrada iron¨ªa, los contagiosos mecanismos de la nostalgia, una compleja m¨¢quina aleg¨®rica cuyos engranajes se asientan, m¨¢s all¨¢ de la referencia aparente que nos brindan las im¨¢genes, en las entra?as de ese otro territorio virtual, mucho m¨¢s vasto, que forman, en su dimensi¨®n simb¨®lica, las convenciones generales del lenguaje.
Jes¨²s Mari Lazkano
Galer¨ªa Antonio Mach¨®n. Conde de Xiquena, 8. Madrid. Hasta el 20 de febrero.
Tras sus series recientes, centradas -desde paradigmas como Nueva York o Viena- en el paisaje urbano, el ciclo que ahora nos presenta retorna, en apariencia, a la ecuaci¨®n anterior. Sin embargo, la elecci¨®n de un emblema ¨²nico, de extrema precisi¨®n y equ¨ªvoca riqueza, ha permitido a Lazkano el desarrollo de una singular estrategia po¨¦tica.
. Todas las piezas de la muestra giran, en ese sentido, alrededor (le la c¨¦lebre Palm House, dise?ada por Decimus Burton para los Kew Gardens londinenses. De nuevo, una arquitectura emblem¨¢tica en las ra¨ªces de la modernidad, insertada en un entorno paisaj¨ªstico. S¨®lo que ahora el juego es de orden muy distinto, y no precisamente por centrarse, con aparente inocencia, en un conjunto real, supuestamente opuesto a las fant¨¢sticas asociaciones imaginarias de sus obras tempranas.
Habremos de recordar, en ese sentido, que el di¨¢logo entre naturaleza y artificio nunca ha sido algo inocente para Lazkano. Consciente de manipular dos entidades de orden ideal -o, si se prefiere, sus sombras-, alcanza ahora, desde una mayor apariencia de neutralidad, una formulaci¨®n mucho m¨¢s perversa.
Expresi¨®n l¨ªmite
En tanto que jard¨ªn bot¨¢nico, Kew encarna una expresi¨®n l¨ªmite, de extrema ambig¨¹edad, en la idealizaci¨®n del entorno natural. La naturaleza, clasificada y ordenada, se torna as¨ª artificio puro, tanto por su misma condici¨®n de jard¨ªn como por su faceta de instrumento anal¨ªtico.Y a ello habremos de sumar, en la tradici¨®n de la jardiner¨ªa rom¨¢ntica anglosajona, la voluntad de recrear, en un paisaje escenogr¨¢fico, una imagen m¨ªtica de SU fisonom¨ªa original. Tampoco la Palm House es un mero signo arquitect¨®nico en el paisaje, pues contiene a su vez un jard¨ªn interior.
Se revela as¨ª l¨ªmite entre dos jardines, entre dos artificios que se le asemejan. Pieza legendaria de la arquitectura de hierro y cristal decimon¨®nica, arquetipo de la revoluci¨®n industrial y la leyenda triunfante del progreso, encierra, de hecho, una met¨¢fora muy singular.
Su estructura -columnas, arcos, nervaduras- mimetiza las formas de las plantaciones tropicales que protege. Y as¨ª, lejos de los vergonzantes enmascaramientos vegetales del art nouveau, el vocabulario arquitect¨®nico de Burton sue?a reconciliarse con esa naturaleza que supuestamente enfrenta.
Tal es la gran utop¨ªa" que da t¨ªtulo a la exposici¨®n, el dedo mordaz que Lazkano pone en la llaga de la modernidad, justo all¨ª donde escenific¨® su destino, como superador de toda contradicci¨®n.
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