El sentido de las distancias
Por tener sentido de las distancias ante un encierro en el que el unos toros desarrollaron sentido y otros no definieron su estilo, y con un viento peligroso, los espadas pudieron resolver bien sus actuaciones. Tener este sentido de las distancias es saber cu¨¢l es el espacio id¨®neo que cada corn¨²peta requiere para ser trasteado y dominado. No se le debe atosigar, sino al contrario: dejarle el terreno suficiente para que se sienta due?o del lugar, cuando el que manda es el lidiador. Esto permite que el burel inicie su acometida con desahogo y llegue con facilidad al embroque. Y as¨ª permite al diestro desarrollar sus aptitudes t¨¦cnicas y cualidades art¨ªsticas que producen la emoci¨®n en los tendidos.
G¨®mez / Ramos, Armillita, Jesul¨ªn
Toros de Te¨®filo G¨®mez, impresentables, con astas c¨®modas, terciados, sin casta, blandos y de comportamiento desigual. Mariano Ramos: pinchazo, otro hondo, estocada ca¨ªda y rueda de peones (silencio); media estocada ca¨ªda y tres descabellos (silencio). Armillita Chico: estocada trasera, nueve descabellos -aviso- y rueda el toro (aplausos); estocada y rueda de peones (silencio). Jesul¨ªn de Ubrique: pinchazo, media estocada tendida y dos descabellos (ovaci¨®n y salida al tercio); pinchazo, media estocada tendida y rueda de peones (ovaci¨®n y salida al tercio). Monumental Plaza de M¨¦xico, 24 de enero. Tres cuartos entrada.
Al que abri¨® el festejo, un gazap¨®n que miraba los tobillos de los toreros, Ramos, a base de consentirlo y d¨¢ndole su distancia, le instrument¨® varias series de derechazos que entusiasmaron al respetable por su poder. Al cuarto, manso y protestado por su falta de trap¨ªo, el maestro de La Viga lo traste¨® con aseo.
Armillita Chico recibi¨® con suaves lances al claro corrido en segundo lugar. El toro se lastim¨® y apag¨® al salir del caballo del picador Infante, por lo que el matador tuvo que darle la debida distancia y as¨ª logr¨® detalles en naturales desdenes, lentos y templados. Pero la inv¨¢lida fiera termin¨® agarrada al piso o rod¨¢ndose por la arena, por lo que la faena tuvo que ser corta. Al quinto lo recibi¨® Armillita en tablas y de rodillas -algo inusitado en el de Aguas Calientes-, pero como la alima?a era abanta y el vendaval arreciaba, opt¨® por un trasteo de ali?o.
Volvi¨® a agradar
Jesul¨ªn de Ubrique volvi¨® a agradar a la afici¨®n. El tercero, un burriciego que s¨®lo ve¨ªa de cerca, despu¨¦s de un buen puyazo del hispanoManuel S¨¢nchez, se emple¨®, y Jesul¨ªn, colocado en su sitio y no quit¨¢ndole la muleta de la cara, logr¨® torearlo, enjaret¨¢ndole tres estupendas series con la derecha.Una lluvia torrencial empez¨® a caer al salir el ¨²ltimo de la tarde, a pesar de lo cual Jesul¨ªn sujet¨® al encastado y ¨¢spero enemigo. Se ech¨® al bolsillo a los 35.000 espectadores, por su toreo de quietud y valor. Tambi¨¦n sin ninguna calidad art¨ªstica. Sus pases fueron horrendos trapazos realizados sin sentido t¨¦cnico ni armon¨ªa art¨ªstica.
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