'La Gran Cuesti¨®n'
Los sin casa de Londres son los ¨²nicos de Europa con una revista propia, "The Big Issue"
Quiz¨¢ los homeless de Londres no tengan donde dormir. Y muchas veces tampoco demasiado qu¨¦ comer. Tambi¨¦n es cierto que pueblan las calles como almas en pena, esquivando el fr¨ªo y a alg¨²n skinhead en busca de cabezas para romper. Pero son los ¨²nicos sin casa de toda Europa que tienen su propia revista. Muchos de sus redactores y colaboradores s¨®lo ven un techo: el de la Redacci¨®n. Ellos organizan la distribuci¨®n, ellos la venden y ellos se quedan con el 60% de la venta. Es La Gran Cuesti¨®n. Y, adem¨¢s, tiene publicidad.
Willy es un tipo que tiene dos o tres cosas bien claras en la cabeza. "Primero, desde mi lugar (a ras de suelo normalmente), la gente es muy alta y no mira hacia abajo. Segundo, junto al final de cada pierna, mirando desde arriba, hay un drama humano. Tercero, las grandes piernas no se detienen salvo que tengas algo que decirles, algo que les llame la atenci¨®n. Y eso es lo que pretendo cuando vendo The Big Issue". Desde hace seis a?os, este escoc¨¦s de 31 a?os, de familia minera, emigrado a Londres, echado de su piso por falta de pago y sin trabajo, vive en su casa de cart¨®n, no muy lejos del Soho. A su indumentaria de tortuga, con cartones y pl¨¢sticos en el espinazo, ha sumado ahora una peque?a bolsa de pl¨¢stico con 10 o 15 n¨²meros de la revista.The Big Issue -La Gran Cuesti¨®n es una posible traducci¨®n- es la ¨²nica publicaci¨®n de su g¨¦nero en Europa. Est¨¢ hecha para personas sin casa, homeless. Una legi¨®n demacrada que camina por las noches, por el d¨ªa y por las tardes, sin buz¨®n para el correo. Varias secciones de la revista est¨¢n hechas por ellos mismos, que relatan sin grandes alharacas sus experiencias, sus rabias y sus ganas de tensar el dedo medio en se?al de asco.
"Empezamos a editarla en septiembre de 1992, y para ello cogimos el modelo de otras publicaciones americanas, como The Street News, que se vende en las aceras de Nueva York. En Estados Unidos existen tres publicaciones que se editan en otras tantas ciudades, y en Canad¨¢ tambi¨¦n, pero nada en Europa", explica Robert Winter, uno de los encargados de la revista en la redacci¨®n de Londres.
El resto de la redacci¨®n tambi¨¦n tiene su historia. Paul y Sandra coordinan la secci¨®n de contribuciones de los homeless, y ellos mism6s lo son. Angela, Will, Mark y Noddy se encargan del contacto diario con los vendedores. Todos ellos duermen en cartones y, a veces, en acomodaciones temporales como pensiones o casas de amigos. Otros son antiguos asiduos de las calles, hoy poseedores del preciado bien: un apartamento alquilado en cualquier rinc¨®n de ' la inmensa ciudad. Encontraron un trabajo, o un domicilio, pero siguen conectados a este mundo a trav¨¦s de la revista.
Vidas amargas
Sesenta p¨¢ginas hacen un recorrido por todo un mundo construido en tomo a los sin techo. Noticias sobre sucesos relacionados con homeless, prostituci¨®n, marginaci¨®n, reportajes sobre los ni?os abandonados en Colombia, cartas propias que explican vidas llenas de amargura, locales cutres, lugares baratos de Londres, empleo... y publicidad. Bastante publicidad. Bancos ecologistas, agencias de contrataci¨®n de homeless, anuncios de la polic¨ªa o de grandes empresas que han colaborado en campa?as de caridad o ayuda social... Empresas de reciclado de papel, de vidrio. Anuncios por palabras. Alg¨²n anuncio de jab¨®n para la ropa y la inefable Pepsi."S¨®lo aceptamos publicidad que sea buena para nuestros vendedores y para nuestra imagen", aclara Winter. La revista, seg¨²n ¨¦l, tiene una buena relaci¨®n con patrocinadores y anunciantes, que, de hecho, hacen posible que salga a la calle la publicaci¨®n.
Hay cerca de 2.000 vendedores por las calles de Londres. Una buena muestra de su influencia en este colectivo, formado por unas 20.000 personas. Cada vendedor se queda con 30 de los 50 peniques que cuesta un ejemplar (unas 85 pesetas). La tirada, seg¨²n sus responsables, est¨¢ en 110.000 ejemplares. Y aunque no dicen cu¨¢nto se vende, lo cierto es que al final de la tarde pueden verse a bastantes homeless con las bolsas vac¨ªas.
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