Dos visiones de Gogol
Opera de C¨¢mara de Mosc¨²
Director: B. Pokorvki. Director musical: A. Levin. Int¨¦rpretes: Jruliov, Tarjov, KoImakova, Ribasenko, Borovkov, Gubariev, Radinovik, Sarkisov, Agapov, Ostrumov, Kazachkov y Paramonov. Obras de Mussorgski y Shostak¨®vich. Teatro de Madrid. 30 de enero.
La ?pera de C¨¢mara de Mosc¨², que dirige art¨ªsticamente Bor¨ªs Pokrovski, se despidi¨® del p¨²blico madrile?o con dos obras basadas en Nikol¨¢i Gogol: La boda, que Mussorgski dej¨® inacabada, y Los jugadores, de Shostak¨®vich.Mussorgski trabaj¨® con af¨¢n en La boda, y de la certera visi¨®n que ten¨ªa de lo oper¨ªstico nos dice mucho su correspondencia con C¨¦sar Cui, al que en julio de 1868 le explica su "tentativa de ¨®pera dialogada", resaltando los cambios de entonaci¨®n que, hasta en las palabras m¨¢s insignificantes, dan fuerza al humor de Gogol. Mas en el camino de La boda se cruz¨® nada menos que el empe?o de Boris Godunov, con lo que la primera qued¨® aplazada y, al fin, incompleta. Sin embargo, el acto de que disponemos revela esa fuerza inusitada de la invenci¨®n mussorgskiana, tanto en lo vocal como en lo instrumental. La pieza, tenida como primicia de la comedia rusa de costumbres por los cr¨ªticos literarios, adquiere, al transmigrar a los pentagramas del m¨¢s genial integrante de los cinco de San Petersburgo, mayores dimensiones dram¨¢ticas. Fue bien interpretada, en lo teatral y en lo musical, por Jruliov en el solter¨®n Podkolesin; Tarjov, su amigo; la Kolmakova, especie de Celestina burguesa, y Ribasenko, sirviente del protagonista.
Shostak¨®vich, que hab¨ªa tratado a Gogol en La nariz -estrenada en Leningrado el a?o 1930-, vuelve al autor de Las almas muertas en 1943 con Los jugadores. Tambi¨¦n se trata de una ¨®pera dialogada, como en el caso de La boda, esto es, un continuo mel¨®dico, en el que palabra y m¨²sica se funden estrechamente sin que exista la parada tradicional en la ¨®pera anterior para el momento de las arias, d¨²os y dem¨¢s. Iron¨ªa, movilidad, naturalidad del discurso y acentuaci¨®n aparecen, sin embargo, m¨¢s sujetas a soluciones r¨ªtmicas que en el caso de Mussorgski o del mismo Shostak¨®vich en La nariz.
El humor
El aspecto humor¨ªstico cobra tintes tr¨¢gicos cuando, tras la mofa del discurso antiformalista emanante de Stalin a trav¨¦s de Udanov y la befa de los cr¨ªticos adictos al sistema, se presenta el fantasma del miedo ("?que los enemigos tiemblen por las noches!"). Esto, que no es invenci¨®n literaria sino realidad hist¨®rica cercana, impide caminar con libertad en nuestro ¨¢nimo, como en el del compositor, todo asomo de iron¨ªa, tal y como sucede en La nariz, nacida en otras circunstancias y referida a otros tiempos: los de Gogol, en 1835, cuando se publica la narraci¨®n. La profesionalidad de todos cuaj¨® en una jornada de merecido ¨¦xito.
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