El S¨¢hara y la ONU
EL NUEVO informe de Butros Gali al Consejo de Seguridad sobre el S¨¢hara occidental ofrece tres propuestas para salir de la par¨¢lisis en que se hallan los preparativos del refer¨¦ndum sobre el futuro de dicho territorio, cuya celebraci¨®n, prevista para 1992, no ha podido tener lugar hasta ahora. La cuesti¨®n central es el porqu¨¦ de la imposibilidad de realizar la consulta a los saharauis. Por parte de la ONU, todos los preparativos se han llevado a cabo. Incluso un grupo de observadores est¨¢ ya en el territorio para controlar, en su momento, la pureza del refer¨¦ndum. Pero la falta de entendimiento entre Marruecos y el Polisario sobre el censo de votantes impide que se lleve a cabo. Exist¨ªa un acuerdo previo de que el censo ser¨ªa b¨¢sicamente el que Espa?a estableci¨® en 1974. Sin embargo, Marruecos pretende que se agregue a un censo de 74.000 personas otras 120.000 que, venidas de Marruecos, afirman ser originarias del S¨¢hara. Sin garant¨ªas pira comprobar el origen de esos votantes, ello modificar¨ªa las bases inicialmente previstas.Esta actitud marroqu¨ª no encontr¨® ning¨²n apoyo en la ONU, salvo en un informe del anterior secretario general, P¨¦rez de Cu¨¦llar, que, en v¨ªsperas de abandonar su cargo, redact¨® un texto apoyando las tesis marroqu¨ªes. Ese gesto caus¨® entonces sorpresa. Ahora, al conocerse la oferta que le hizo una empresa controlada por Marruecos para ocupar un alto cargo en la misma, algunas voces relacionan los dos hechos. P¨¦rez de Cu¨¦llar desminti¨® la aceptaci¨®n de la propuesta, y, con ello, aclar¨® su conducta personal. Pero no se borr¨® la impresi¨®n de que los marroqu¨ªes quisieron agradecerle una actuaci¨®n alejada de la imparcialidad propia de un secretario general.
En todo caso, lo importante ahora son las propuestas contenidas en el informe de Butros Gali: proseguir los esfuerzos para un acuerdo entre Marruecos y el Polisario sobre el refer¨¦ndum parece sensato. No hay soluci¨®n al problema sin la concertaci¨®n entre las partes. En cambio, es inviable, en la pr¨¢ctica, la propuesta de realizar el refer¨¦ndum con el censo marroqu¨ª, dejando de lado los compromisos previos y descartando al Polisario. En la tercera propuesta hay ideas que parecen abrir la puerta a la b¨²squeda de f¨®rmulas que puedan superar la opci¨®n dura: o independencia o integraci¨®n. Un autogobierno efectivo de los saharauis no es incompatible con alguna forma de relaci¨®n con la corona alau¨ª.
Pero s¨®lo podr¨¢ cuajar una soluci¨®n si se mantienen las negociaciones sobre el refer¨¦ndum y las presiones de la ONU sobre las partes para que lleguen a un acuerdo. Espa?a, como antiguo poder colonial, tiene que seguir apoyando el que la soberan¨ªa del S¨¢hara se decida en un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n. Es natural que ello no guste a Rabat. Pero no caben sorpresas: nuestra actitud ha sido la misma con diferentes gobiernos e, incluso, reg¨ªmenes.
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