La saga del vampiro
Jordi Sabat¨¦s
C¨ªrculo de Bellas Artes. Madrid, 11 y 12 de febrero.
No ha sido oportunista y s¨ª oportuna la presencia de Jordi Sabat¨¦s (Barcelona, 1948) porque, aunque se haya publicado el disco Nosferatu, hacia el vampiro coincidiendo con el Dr¨¢cula de Coppola en los cines, su relaci¨®n con los m¨ªticos seres sedientos de sangre viene de antiguo. En julio de 1974 grab¨® el LP Vampyria, mano a mano con Tete Montoliu, y su m¨²sica para el Nosferatu de F. W. Murnau se estren¨® en 1990 en Matar¨® y pudo escucharse luego en el Festival de Cine Fant¨¢stico de Sitges.Mientras se proyectaba en la sala una copia de la pel¨ªcula rodada en 1922 por el cineasta alem¨¢n, bas¨¢ndose en la novela de Stocker sobre el famoso conde, el pianista catal¨¢n fue tocando las piezas de su nuevo ¨¢lbum en compa?¨ªa de Francesc Capella (teclados), Joaqu¨ªn Alabau (violonchelo) y Ernest Mart¨ªnez (percusi¨®n). Sabat¨¦s, para quien el filme muestra el horror, la muerte, la inocencia perdida y el amor amenazado, ha creado una obra que no trata tanto de ajustarse de manera mec¨¢nica a las im¨¢genes del largometraje como de inducir al oyente / espectador a adentrarse en un mundo - inconsciente de sombras y luces como el que sugiere la pantalla. La experiencia de visionar un cl¨¢sico del cine mudo, a la antigua usanza, o sea, con m¨²sica en directo, result¨® francamente deliciosa.
M¨²sica de baile
La noche anterior, con participaci¨®n del grupo de bailarines de claqu¨¦ Hermanos M¨¦ndez, estuvo dedicada al ragtime, esa m¨²sica de baile que se fragu¨® a finales del siglo pasado con elementos de la tradici¨®n pian¨ªstica europea adaptados al sentido r¨ªtmico de los negros.
Hace ahora una d¨¦cada que Sabat¨¦s recibi¨® el Premio Nacional del Disco por The ragtime dance, t¨ªtulo de un ballet de Scott Joplin (1868-1917). Y el actual espect¨¢culo est¨¢ planteado como un homenaje al genial m¨²sico norteamericano. Sonaron algunas de sus partituras m¨¢s caracter¨ªsticas: Maple leaf rag o The entertainer, por todos conocida desde El golpe.
Tambi¨¦n hubo composiciones del propio Sabat¨¦s, como la espl¨¦ndida Joc partit, una m¨¢gica can?¨® d'hivern, e incluso el I got rhythm, de Gershwin, convenientemente coreografiado. Y, al final, 10 pies bailando sobre el escenario las notas del Stop time rag.
A Jordi Sabat¨¦s, un m¨²sico coherentemente heterodoxo y formalmente riguroso, que fue a?os atr¨¢s personaje indispensable de la llamada m¨²sica layetana, no se le ha reconocido a¨²n su val¨ªa. ?C¨®mo entender si no que s¨®lo act¨²e en Madrid una vez cada 10 a?os?
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