"Si no regeneramos la pol¨ªtica, desapareceremos"
"O los partidos dejan de creer que ¨²nicamente con dinero se puede hacer pol¨ªtica o comprometer¨¢n irremediablemente su credibilidad frente a los ciudadanos y desaparecer¨¢n", asegura a EL PA?S en Roma Giorgio Benvenuto, nuevo secretario de]. Partido Socialista Italiano (PSI), que el pasado 12 de febrero sucedi¨® a Bettino Craxi al frente del que fuera partido de Pietro Nenni, hoy en profunda crisis de identidad tras ser tocados sus principales dirigentes por el rayo de la Tangent¨®polis. "La corrupci¨®n es el c¨¢ncer de la pol¨ªtica", a?ade.
En su primera entrevista tras ser elegido sucesor de Craxi, el ex sindicalista Benvenuto, de 55 anos, considerado un hombre conciliador y dialogante, pero tambi¨¦n firme en sus convicciones, deja claro que o le permiten dar un vuelco al partido o se ir¨¢. Y subraya que todos los partidos socialistas europeos pagan el precio de "haberse alejado de los problemas sociales y de haber interpuesto un muro de incomunicaci¨®n con la gente".Pregunta. Hay quien piensa que a usted le ha tocado el triste papel de, enterrador del partido socialista, y se le acusa de haber llegado de la mano de la derecha del partido, la m¨¢s investigada por la justicia.
Respuesta. Yo pido s¨®lo que se me juzgue por mis actos. Y ya he dicho que mi elecci¨®n significa una clara ruptura con el pasado. Yo soy el primer secretario socialista que no goza de inmunidad parlamentaria, porque no soy diputado. Y no formaba parte del organigrama del partido. Hab¨ªa trabajado antes 30 a?os en el sindicato.
P. ?En qu¨¦ va a consistir esa ruptura con la gesti¨®n de Craxi, a quien la izquierda socialista acusa de haber hundido al partido?
R. En que no debe haber continuidad con el pasado. El partido debe moverse ahora de manera distinta, debe actuar de forma colegiada, porque no puede ser una sola persona quien resuelva los problemas. Y sobre todo debe recuperar la confianza perdida de la gente. En cuanto a Craxi, tampoco tenemos el derecho de demonizar a nadie. Habr¨¢ que analizar mejor los 14 a?os de su direcci¨®n del partido. Las responsabilidades nunca son de una sola persona. Y la verdad es que Craxi cont¨® siempre con el respaldo de la mayor¨ªa del partido.
P. ?Pero cree que es a¨²n posible una recuperaci¨®n?
R. Todo depender¨¢ de lo que seamos capaces de hacer en el poco tiempo que nos queda, porque la situaci¨®n pol¨ªtica se est¨¢ precipitando. Yo creo que debemos aceptar que la madre de todos los problemas es para nosotros la cuesti¨®n moral. Todos los partidos socialistas estamos ante una gran encrucijada: o somos capaces de regenerar la pol¨ªtica, devolvi¨¦ndole idealismo y ¨¦tica, o estamos destinados a una derrota definitiva.
P. Pero lo que ocurre es que la gente ya no cree en las palabras. Quiere s¨®lo hechos. ?Qu¨¦ piensa hacer, en concreto, para intentar recuperar la credibilidad perdida?
R. Ya he empezado a hacerlo Estoy buscando a una persona externa especializada, sin inmunidad parlamentaria, para administrar los bienes del partido. Y espero que los otros partidos me sigan en esto. Y, como sabe, el lunes pasado tuve una reuni¨®n con los jueces de Mil¨¢n.
P. ?Significa eso que el partido socialista abandona la pol¨ªtica de enfrentamiento con la magistratura mantenida hasta ahora por Craxi?
R. Yo he dicho con toda franqueza a los jueces de Mil¨¢n que cuentan con el
apoyo de mi partido. Que los tres poderes del Estado deben poder actuar con plena autonom¨ªa y sin enfrentarse entre ellos.
P. ?No teme acabar tambi¨¦n acusado de corrupci¨®n por la magistratura? Porque la impresi¨®n es que no se va a salvar ni el apuntador. [Benvenut¨® levanta las manos y los ojos al cielo en un gesto muy significativo y, tras unos segundos de silencio, responde: "No, tengo la conciencia tranquila"].
Yo he trabajado 30 a?os en el sindicato. Y el sindicato no es como los partidos. Est¨¢ m¨¢s cerca de la gente. Tiene m¨¢s controles. M¨¢s fuerza econ¨®mica propia. En el sindicato hay menos hipocres¨ªa, y no son necesarios esos aparatos gigantescos creados por los partidos, que les han llevado a la b¨²squeda sin escr¨²pulos del dinero.
P. ?Qu¨¦ es lo que, a su juicio, ha da?ado m¨¢s a su partido hasta llevarlo a esta situaci¨®n dram¨¢tica?
R. El haberse alejado de los problemas sociales. El no haber escuchado los problemas reales de la gente que le planteaba el sindicato. Los pol¨ªticos no quieren comprender que los sindicalistas suelen, a veces, entender mejor que ellos las voces de la calle. En realidad, los partidos, y no s¨®lo el socialista, han olvidado las razones de la solidaridad y han dejado que se impusieran como vencedores modelos que se han revelado ilusorios y hasta inmorales. Hay tambi¨¦n una ecolog¨ªa de la riqueza.
P. ?Piensa que la corrupci¨®n, al l¨ªmite al que se ha llegado en Italia, puede poner en serio peligro la democracia, a pesar de estar tan arraigada en la sociedad?
R. Creo que lo que s¨ª podr¨ªa comprometer el futuro de la democracia ser¨ªa que el problema de la corrupci¨®n se sume al problema social, que est¨¢ a punto de estallar. Eso es lo que me da m¨¢s miedo. Porque cuando un adulto pierde el trabajo y sabe que ya no lo va a recuperar m¨¢s, cuando a los j¨®venes se les despoja de la esperanza de su futuro al no tener la seguridad de poder entrar plenamente en el mercado del trabajo, la gente puede saltar a la calle pidiendo no ya justicia, en la que no cree, sino justicieros.
P.?Es distinta la corrupci¨®n pol¨ªtica italiana de la de otros pa¨ªses europeos?
R. Es verdad que tambi¨¦n en Espa?a, en Francia, en Alemania, etc¨¦tera, la corrupci¨®n es un arma poderosa para obtener consenso pol¨ªtico, pero en Italia esa patolog¨ªa se ha revelado cancerosa. La diferencia dram¨¢tica es que, mientras en los otros pa¨ªses se corrompe para obtener algo ?l¨ªcito, aqu¨ª se corrompe para conseguir lo l¨ªcito, lo que te pertenece por derecho. Y a¨²n no se ha revelado con toda su fuerza la corrupci¨®n sumergida, la peque?a, la que se desarrolla para poder obtener una cama en un hospital, o para subir de categor¨ªa en el trabajo, o simplemente para poder trabajar. Y eso, si no se corrige, es explosivo.
P. Michel Rocard, el candidato a sustituir a Fran?ois Mitterrand en el El¨ªseo, ha propuesto la disoluci¨®n del partido. socialista franc¨¦s para dar vida a algo nuevo junto con otras fuerzas pol¨ªticas. ?Estar¨ªa usted dispuesto a hacer lo mismo? ?Cambiar¨ªa el nombre al partido socialista?
R. No creo que los problemas se resuelvan s¨®lo cambiando de nombre o junt¨¢ndonos con los otros. Yo estoy de acuerdo con mi amigo el sindicalista Bruno Trentin cuando afirma que lo que le falta a la izquierda italiana es una propuesta clara en la que puedan converger diversas fuerzas pol¨ªticas. Sin esa propuesta, todo lo dem¨¢s ser¨ªa est¨¦ril. Con ella podr¨ªamos pasar a la hip¨®tesis de Rocard, a un Partido Socialista Europeo, o a introducir el concepto de solidaridad en el nuevo partido que pudiera nacer.
P. ?Y cu¨¢l ser¨ªa esa propuesta?
R. Como primera medida, habr¨ªa que huir de las generalidades. La gente quiere propuestas concretas para salucionar los problemas de N¨¢poles o de Cerde?a, de la corrupci¨®n, del paro, de la dif¨ªcil vida en las ciudades, de la calidad de vida. Se trata de problemas nuevos ante los cuales el viejo concepto de izquierdas y derechas ha perdido todo su significado. Yo estoy convencido de que a los socialistas se nos sigue pidiendo que no olvidemos las razones de la justicia y de la ¨¦tica, que no permitamos que a los ciudadanos se les despoje brutalmente de sus derechos, que se les asegure el derecho al trabajo y a una vejez digna y que a nadie se le permita burlarse de las razones de la esperanza. Sin respuestas a esas preguntas, estamos condenados a desaparecer.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.