V¨ªa civil en Se¨²l
EL JUEVES pasado jur¨® su cargo el nuevo presidente de Corea del Sur, Kim Young Sam. Este antiguo disidente, candidato del Partido Liberal Democr¨¢tico (PLD), ha conseguido la elecci¨®n gracias al apoyo del aparato militar que le hab¨ªa encarcelado durante la pasada d¨¦cada. Es la primera vez desde el golpe de Estado militar de 1960 que el pa¨ªs se dota de una presidencia civil.El nuevo presidente se enfrenta con una triple y compleja tarea de gobierno: intentar la liberalizaci¨®n de la econom¨ªa, acabar definitivamente con los resortes pol¨ªticos antidemocr¨¢ticos y hacer frente a los problemas que plantea la ansiada reunificaci¨®n nacional con Corea del Norte. Promete crear una nueva Corea que supere la actual situaci¨®n de crimen y corrupci¨®n, impunidad y desmoralizaci¨®n, que han sido t¨ªpicos de la magistratura de su predecesor, Roh Tae Woo.
El avance de la nueva cultura democr¨¢tica es, sin duda, fruto de las violentas y masivas protestas callejeras de hace pocos a?os. Es esperanzador que el relevo de poder haya sido esta vez pac¨ªfico. Pero no oculta los resabios y pr¨¢cticas autoritarias del sistema y algunos de sus sorprendentes fallos. Desde que el nuevo presidente y otro de los opositores al r¨¦gimen unieron sus fuerzas con Roh Tae Woo y crearon el PLD, Kim se asegur¨® la jefatura del Estado, pero al mismo tiempo provoc¨® una grave crisis pol¨ªtica al propiciar con la fuerza de su nueva formaci¨®n la ruina de las restantes.
Est¨¢n en trance de desaparici¨®n parlamentaria el Partido Democr¨¢tico de Kim Dae Jung (que, tras una distinguida carrera pol¨ªtica en la oposici¨®n, ha decidido retirarse tras su derrota en estas presidenciales) y el Partido del Pueblo Unido, de Chung Ju Yong (el todopoderoso -y, al parecer, corrupto- magnate de la Hyundai).
No cabe olvidar que la econom¨ªa surcoreana ha crecido espectacularmente favoreciendo a los monopolios y al gran capital. Si la prosperidad global les ha permitido ingresar en el club de los dragones asi¨¢ticos, la peque?a y mediana empresa exige tambi¨¦n su trozo de tarta y alega que los m¨¦todos que antes propiciaron el desarrollo lastran ahora la recuperaci¨®n de una econom¨ªa en recesi¨®n.
Kim Young Sam encontrar¨¢ la principal resistencia a sus planes entre los cuadros m¨¢s reaccionarios del propio partido y de la Administraci¨®n, temerosos ambos de perder impunidad y prebendas. La recuperaci¨®n de la confianza de la sociedad surcoreana en sus gobernantes depender¨¢ de la determinaci¨®n demostrada por el presidente en la anunciada operaci¨®n de limpieza.
La asignatura pendiente seguir¨¢ siendo la uni¨®n con Corea del Norte, un pa¨ªs arruinado, aislado por la comunidad internacional y desasistido por sus antiguos mentores, China y Rusia. Kim Young Sam ofreci¨® entablar un di¨¢logo con el dictador norcoreano Kim Il Sung, "donde quiera y cuando quiera". Pero el envite, aunque obligado, no es f¨¢cil. El alto coste de la experiencia alemana ha atemperado las prisas surcoreanas.
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