Portazo al 'laissiez faire'
Bill Clinton ha relegado al olvido en pocas semanas una d¨¦cada de revoluci¨®n liberal
"Alguien, finalmente, ha dado un sonoro portazo a la pol¨ªtica. del laissez faire". La frase es de un economista prestigioso, Lester Thurow, presidente del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT), y resume perfectamente la reacci¨®n que ha provocado en medios culturales e intelectuales el programa del nuevo presiden te, Bill Clinton. Doce a?os de pol¨ªtica ultraliberal, representados por la famosa frase de Ronald Reagan "el principal problema de este pa¨ªs es el Gobierno", han saltado por los aires. La revoluci¨®n neoconservadora, que parec¨ªa haber triunfado con la ca¨ªda del comunismo, acaba de quedar arrinconada all¨ª donde naci¨® y desde donde irradi¨® a todo el mundo.
"Los medios de comunicaci¨®n", explica Thurow, "han actuado como c¨¢mara de resonancia del triunfo del laissez faire capitalista, pero un observador m¨¢s agudo hubiera notado que desde hace a?os exist¨ªa en Estados Unidos otra corriente de pensamiento muy distinta".Buena parte de los representantes de esa otra corriente, incluido el presidente del MIT, se unieron en el Economic Policy Institute, de Washington, desde donde han alentado el debate y la cr¨ªtica al reaganismo y a la Escuela de Chicago.
Algunos de los miembros de ese instituto forman ahora parte del Gabinete de Bill Clinton, como el nuevo secretario de Trabajo, el min¨²sculo abogado Robert Reich, o de sus ¨®rganos consultivos, como la economista Laura d'Andrea Tyson, presidenta del Consejo de Asesores Econ¨®micos.
Otros contin¨²an su trabajo en la universidad, como Barry Bluestone, o en los medios de comunicaci¨®n, como Robert Kuttner. Todos, incluido el presidente del instituto, Jess Faux, participaron en la extra?a conferencia que celebr¨® Clinton, cuando todav¨ªa era presidente electo, con 360 representantes de la vida empresarial y acad¨¦mica norteamericana.
El fin del laissez faire, t¨ªtulo de un peque?o ensayo publicado en 1926 por el gran economista brit¨¢nico John Maynard Keynes, era la consigna de batalla del grupo y ahora se ha convertido en la ense?a de la nueva Administraci¨®n estadounidense. Detr¨¢s de esa bandera se encuentran tambi¨¦n el profesor John Galbraith y dos premios Nobel de Econom¨ªa, Robert Solow, del MIT, y James Tobin, de la Universidad de Yale.
Robert Kuttner, al que Galbraith considera el periodista econ¨®mico "m¨¢s competente" del pa¨ªs y que escribe sus pol¨¦micos art¨ªculos en la revista New Republic y en el peri¨®dico The Boston Globe, predijo hace ya un par de a?os que, "en teor¨ªa, el colapso del comunismo, la globalizaci¨®n del comercio y el triunfo de los ideales del capitalismo se interpretan como una nueva edad de oro para el laissez faire. Sin embargo, la idea de que el Gobierno debe dejar de intervenir en la vida econ¨®mica del pa¨ªs est¨¢ tan ligada al dominio norteamericano sobre el mundo no comunista que el colapso de la guerra fr¨ªa va a suponer tambi¨¦n su propio fin
"Pasar una esponja"
"Lo curioso", asegura James Fallows, de la revista mensual The Atlantic, "es que el presidente Clinton act¨²a como si el debate ya no existiera y todo el mundo estuviera de acuerdo con que esa ¨¦poca ha terminado". El mensaje ha calado tan profundamente en el ciudadano medio norteamericano que el Partido Republicano se encuentra completamente desmoralizado: "Es como si Clinton hubiera pasado una esponja", se quejaba recientemente en una cadena de televisi¨®n un congresista nost¨¢lgico de Ronald Reagan.Hasta un republicano tan significado como el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, ha decidido apoyar el nuevo enfoque dem¨®crata, para desesperaci¨®n de sus correligionarios.
El programa econ¨®mico de Clinton, tal y como se conoce por el momento, no supone desde el punto de vista europeo una gran novedad te¨®rica: Europa occidental, incluido el Reino Unido, nunca lleg¨® a los extremos no intervencionistas de las Administraciones norteamericanas, sobre todo durante los ocho a?os de la presidencia de Ronald Reagan.
Sin embargo, el limpio carpetazo que ha dado el nuevo presidente estadounidense al debate ideol¨®gico sobre la revoluci¨®n neoconservadora y la importancia de dejar que la econom¨ªa de mercado funcione con las menores interferencias posibles puede tener consecuencias al otro lado del Atl¨¢ntico.
"Si Clinton tiene ¨¦xito, los partidos conservadores europeos, especialmente los menos modernos, tanto en Occidente como en los antiguos pa¨ªses comunistas, tendr¨¢n que hacer frente a un cierto desaf¨ªo ideol¨®gico", asegura un representante de la Comunidad Europea acreditado en Nueva York, que a?ade: "Nadie encontrar¨¢ ahora en la Administraci¨®n de Estados Unidos el aval para ese tipo de pol¨ªtica".
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